El diablo tras el jardín, Ginés S. Cutillas, Pre-textos, 2021, 255 págs., 18€.
Son muchos y muy
profundos los cambios que sufrimos entre los doce y los catorce años. Se trata
de una etapa de grandes transformaciones que hacen que dejemos de ser el niño
que ha ido aprendiendo poco a poco a vivir a convertirnos en el adolescente que
tomará su propio camino. Estos dos años, que antes se vivían al final del
colegio y ahora al comienzo del instituto, son los que retrata Ginés S.
Cutillas en su última novela en el personaje de Tito.
El protagonista de la
obra queda perfectamente definido por el autor y sufre a lo largo de las
páginas de El diablo tras el jardín una gran evolución que es narrada
con precisión y ternura no exenta de crudeza. Se trata, al comienzo de la
historia, de un niño que vive en el barrio del Cabañal de Valencia a principios
de los años 80. Tras la muerte de su abuelo, decide explorar la casa que este
les ha dejado a él y a su hermano en herencia, y a la que acceden sin que sus
padres lo sepan. Allí descubren que el recientemente fallecido les ha legado
una especie de reto en su enorme biblioteca: ir leyendo una serie de libros
iniciáticos, especialmente seleccionados para jóvenes, en los que ha escondido
unos billetes a modo de recompensa. Tito y su hermano Ximo deciden realizar
esta lectura junto a sus amigos y compartir con ellos el dinero.
Como ocurre en todo grupo
de personas, y especialmente cuando se trata de adolescentes, enseguida surgen
entre los amigos las complicidades, las risas, los piques, el amor y los celos.
Lo que durante los primeros meses serán emocionadas lecturas colectivas de
clásicos como Robinson Crusoe o los cuentos de Poe, con el paso del
tiempo, y tras el siempre difícil periodo estival en el que el grupo se
separará, se tornará pronto en una sucesión de desavenencias que llevarán a
Tito a verse arrastrado, por primera vez en su vida, por la pasión y el deseo
erótico.
En paralelo a las
fluctuaciones de sus relaciones con sus amigos, el protagonista irá
descubriendo una serie de secretos familiares que lo harán despertar, como
Lazarillo tras el golpe en la estatua con forma de toro, de la inocencia
infantil. Las fotografías de su abuelo dispersas por la casa y las
conversaciones con el fantasma del hermano de este le mostrarán las sombras de
su querido antepasado. Por otro lado, se verá involucrado en la crisis que vive
el matrimonio de sus padres y será el depositario de los secretos de cada uno
de sus progenitores, que tendrá que mantener obligado por su alto sentido del
honor.
Construye esta emotiva historia Ginés S. Cutillas con una estructura un tanto peculiar relacionada con su tendencia a escribir microrrelatos, género en el que es un consumado experto. El diablo tras el jardín está organizada en sesenta y seis breves capítulos, de unas tres o cuatro páginas de media de extensión, que funcionan también de manera aislada ya que se centran en distintas escenas de la acción. Además, el libro posee un importante componente intertextual ya que los libros que el grupo de amigos lee suelen tener su paralelismo en lo que viven; así, Romeo y Julieta se relacionará con el amor de Tito por Inma, las historias de Sherlock Holmes con su indagación sobre los secretos familiares y las relaciones entre la pandilla con El señor de las moscas.
Reseña publicada en El Noroeste:
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