La frontera interior. Viaje por Sierra Morena. Manuel Moyano, RBA, 2022, 173 págs., 18€.
Necesita la narrativa de
viajes un equilibrio entre la información sobre el lugar visitado, la historia
del mismo y las vivencias del viajero. Maestros como Javier Reverte, con ese
hito del género que es Corazón de Ulises por ejemplo, construyeron un
modelo en la literatura española que ha seguido Manuel Moyano en La frontera
interior, un libro que se convierte desde ya en un clásico de la literatura
de viajes.
Al contrario que el
citado Reverte, nuestro autor no nos ofrece un periplo por tierras extranjeras
y de resonancias culturales tan amplias como es Grecia, sino de un espacio
prácticamente desconocido para la mayoría de los españoles: Sierra Morena.
Situada entre Andalucía y Castilla-La Mancha y Extremadura, esta zona pertenece
en gran medida a lo que se ha venido en llamar la España vacía, como atestigua
que el prólogo corra a cargo de Sergio del Molino, experto en la materia.
Moyano demuestra en las páginas de este apasionado elogio de la sencillez de
los paisajes y de la belleza tranquila de los pueblos más sobrios, que no hace
falta marchar muy lejos para encontrar rincones dignos de ser visitados ya que
lo más importante que debe llevar el viajero en su mochila es curiosidad.
El autor recorre en
solitario y en su propio vehículo esta cadena montañosa que se extiende desde
Jaén hasta el Alentejo portugués, pasando por las provincias de Córdoba, Ciudad
Real, Badajoz y Huelva. Esta soledad del autor le permite pararse con calma en
los principales hitos del camino y atender a los estímulos que allí percibe
(olores de matas y árboles, cantos de pájaros, charlas con extraños) y que
después describirá con prolijidad en el libro, otorgándole así su sello
particular. Además, el lector encontrará oportunos y nunca excesivos datos
sobre la historia de la zona y conocerá personajes como Pablo de Olavide, que
fundó numerosos pueblos por mandato de Carlos III, el bandolero Diego
Corrientes o Thürrigel, un controvertido alemán que ayudó a repoblar la zona.
A pesar de que Moyano
acomete solo el viaje, este no se desarrolla nunca en soledad gracias a las
personas que va conociendo durante su periplo. Entre ellas aparecen camareras,
tenderos, monjes, funcionarios o simples jubilados que toman el sol en alguna
plaza de su pueblo. Mayor importancia tienen aquellos con los que ha contactado
previamente para que sean sus guías y que acaban convirtiéndose en amigos, como
los escritores Manuel Moya y Alejandro López Andrada. Ambos acompañan durante
unas jornadas al autor por unas zonas que han significado para ellos no solo el
escenario de sus vidas, sino también el telón de fondo de sus obras literarias,
cuyos versos Moyano va intercalando en la narración. Mención aparte merece
Felipe Ferreiro, un anacrónico personaje que vive con su hija impedida en una
antigua y aislada venta.
Dos temas directamente relacionados con los intereses del autor cordobés afincado en Molina de Segura aparecen en varias ocasiones a lo largo de toda la obra. El primero es la literatura; además de la inclusión de numerosos versos de autores de la zona, especialmente del ya citado López Andrada, en el libro se siguen las huellas de Miguel Hernández por la frontera entre Huelva y Portugal, donde fue capturado al intentar huir del país, y de Don Quijote de La Mancha por Sierra Morena. El otro tema es lo sobrenatural, ya que además de contar varias historias paranormales acaecidas en la zona, como la del enlutado, durante el viaje o en los días previos o posteriores se producen varias muertes de personas relacionadas con los guías de Moyano o con él mismo.
Reseña publicada en El Noroeste: