Aire de Dylan, Enrique Vila-Matas, Seix Barral, 325 págs., 2012, 9€.
Como ocurre con una película o un disco, comenzar la lectura de una novela con altas expectativas no suele ser bueno. Por muy bueno que sea el libro, siempre te dejará un poso de desilusión. Esto es lo que me ha ocurrido con la lectura de Aire de Dylan, el penúltimo libro de Enrique Vila-Matas, en el que el autor barcelonés no alcanza la excelencia de libros precedentes.
A pesar de ello, se trata de una buena novela, que trata algunos de los temas habituales en la literatura de Vila-Matas y en la que encontramos varias referencias culturales que hace más interesante la lectura de una trama que a veces se embrolla y no termina de avanzar como el lector quisiera.
Aire de Dylan está protagonizado por el Vilnius, un joven cineasta obsesionado con el tema del fracaso y que vive bajo la influencia de su malvada madre y del recuerdo de su padre recientemente fallecido, un famoso escritor que lo despreciaba y cuya biografía quiere reconstruir. El narrador que relata la historia de Vilnius y su familia es un escritor, trasunto del propio Vila-Matas, que tras decidir dejar la escritura se siente atraído por las idas y venidas del joven.
A partir de ahí, la novela introduce algunos elementos habituales en la narrativa de este autor: la relación entre ficción y realidad, lo autobiográfico, la inacción como decisión vital. A ello se unen referencias a Scott Fitzgerald, a Bob Dylan y, sobre todo, a Hamlet. El argumento de la obra de Shakespeare se repite parcialmente en esta tragedia familiar protagonizada por una familia barcelonesa.
Tras un buen inicio, Vilnius da una conferencia sobre el fracaso con la que pretende fracasar, la novela tiene varios altibajos pero consigue volver a atraer la atención del lector con un gran final.