El límite inferior, Nere Basabe, Salto de Página, 2015, 244 págs., 17€.
Los pueblos de marcado carácter turístico en el verano poseen, tras la temporada estival, una naturaleza extraña, demasiado parecida a la de los lugares abandonados. El bullicio que viven durante los meses de más calor se va disolviendo poco a poco con la llegada del otoño y los pocos habitantes que quedan se ven sumidos en una especie de hibernación colectiva a la espera de que el sol traiga de nuevo a la gente y al negocio. Es en uno de estos pueblos, la ficticia localidad de La Solana, donde se desarrolla El límite inferior, la brillante segunda novela de la narradora bilbaína Nere Basabe.
La situación geográfica del pueblo, aislado del continente salvo por una estrecha franja de terreno, y la gota fría que sufre durante el fin de semana en el que la acción tiene lugar convierten a los cuatro protagonistas en náufragos. Pero no es la tormenta lo que les ha llevado hasta aquel rincón del litoral mediterráneo y a esa situación de desesperación que comparten, sino diversos avatares de la vida. Breogán, un solitario artesano que posee como única compañera a su perra Odisea, llegó huyendo del maltrato que sufría de su padre en la aldea gallega en la que creció. Brigitte, taciturna francesa que acompaña a grupos de jubilados galos en sus vacaciones españolas, encontró en La Solana un lugar donde tratar de enterrar su sentimiento de culpa tras abandonar a su hijo. Víctor y Valeria, matrimonio madrileño que llega al pueblo a la vez que el temporal, se mueven entre el interés de él por aprovecharse de un inminente pelotazo urbanístico que prepara su oscuro socio en la zona y el desinterés de ambos por su fracasada relación.
Estos cuatro náufragos en tierra firme pero mojados, no deja de llover en La Solana, se mueven como guiados por una fuerza magnética que los hará acercarse y repelerse durante toda la trama. Además de la escasez de habitantes del pueblo durante ese fin de semana otoñal y del carácter de seres perdidos e incapaces de tomar las riendas de sus vidas, un hecho externo, una desaparición que sucede justo a la mitad del libro, hará que sus destinos acaben estando más unidos si cabe.
Es esta red de relaciones y lo equilibrado que está el peso de cada uno de los cuatro protagonistas en el libro lo mejor, pero no lo único bueno, del libro. También destaca El límite inferior por la presencia de temas de calado como la maternidad o la corrupción. Brigitte no fue capaz, diez años atrás, de afrontar el cuidado de su hijo y huyó hacia esa anónima e insatisfactoria vida que lleva en La Solana. Por su parte, Valeria, arquetipo de pija consumista que comienza a añorar su humilde infancia en el sur de Italia, piensa en la maternidad como un último y desesperado recurso para salvar un matrimonio hundido. La corrupción se presenta casi como un elemento más del paisaje: al igual que las playas o las calles empedradas del centro del pueblo, el turbio proyecto de una urbanización de lujo parece como un elemento más de esa España costera de turismo y pelotazo.
Con todos estos mimbres construye Basabe una buena novela en la que destacan una intriga bien dosificada, unos protagonistas con gran profundidad y un estilo con cierta carga poética.
Reseña publicada en El Noroeste: