5, Sergio Chejfec, Jekyl and Jyll, 180 págs., 20€.
La crítica literaria es un género parásito; sólo vive de otro texto anterior que comenta y del que depende tanto para su existencia como para su posible trascendencia, si consigue entablar un diálogo con ella. Sin embargo, en ocasiones, la labor del crítico no se limita a la mera invitación al lector a que conozca tal o cual libro o al comentario de sus rasgos fundamentales. Estoy pensando, por ejemplo, en la importancia que ha tenido Ignacio Echevarría en la publicación de algunos de los inéditos de Roberto Bolaño tras su muerte. Por supuesto que son casos extremos y que el mérito casi íntegro es del autor, pero es una muestra de que a veces ese parásito puede ayudar a vivir al ser del que se alimenta.
Sergio Chejfec plantea una nueva perspectiva de esta conflictiva pero necesaria relación entre la literatura y la crítica en 5, un libro formado por un relato (“Cinco”) y un comentario del mismo (“Nota”). El primer texto, sobre el que luego volveremos, fue publicado en 1996 fruto de una residencia artística en la ciudad francesa de Saint-Nazaire en el año anterior. “Nota” se presenta como una “explicación” (en palabras del propio autor) del relato original escrita veinte años después, pero deviene en una narración independiente que relata las circunstancias de aquella estancia. Chejfec parece concluir que esa explicación que estaba en su deseo inicial es inútil o imposible, optando por crear un texto nuevo que, si bien depende del primero, no ofrece esas respuestas que el lector podría esperar. De hecho, en un fragmento de “Nota”, el autor explicita ese desapego con el relato original con estas palabras: “de lo escrito entonces casi no guardo sentimientos” (pág. 144).
“Cinco” es una narración extraña, ambigua, en la que la trama no avanza de manera cronológica, sino que parece que vamos conociendo fragmentos de un texto previo a través de los comentarios del narrador. En lo relativo al argumento, podríamos citar la relación que establece el protagonista, una especie de vagabundo que camina sin descanso por las calles de una ciudad nueva para él, con Patricia, una panadera que le permite dormir en su tienda. Pero, como ya ocurría en otros relatos de Chejfec, ya estaba en Modo linterna (2014), el espacio posee un protagonismo incluso mayor que los personajes. El propio autor pondera en “Nota” la importancia que este posen: “en mi opinión (…) la organización física de la naturaleza, en cierto modo la geografía, era la verdadera aunque disimulada intención de la literatura” (pág. 153).
La ciudad portuaria y el personaje de Patricia vuelven a aparecer en “Nota”, que fracasa en su intento de explicar “Cinco” pero donde encontramos varias ideas de la poética, ya hemos reproducido un par de frases en párrafos anteriores, de este interesantísimo autor que es Sergio Chejfec. Si bien apenas tenemos referencias explícitas a la narración originaria, sí que se nos describe una situación muy parecida a la que vivió el autor en su concepción. Y es que en “Nota” encontramos a un escritor que es invitado a una ciudad por los responsables municipales y que debe “actuar” como se espera de él. Así, asistimos a sus paseos por la localidad con los responsables de la Residencia, a sus conversaciones con los habitantes de la localidad y a sus viajes en autobús hacia el extrarradio; todo ello con el fin de aprehender la esencia de la ciudad y hacerla protagonista del libro que escribirá, tal y como establece la invitación.
Reseña publicada en El Noroeste: