lunes, 21 de diciembre de 2015

El instante de peligro - Miguel Ángel Hernández



El instante de peligro, Miguel Ángel Hernández, Anagrama, 2015, 223 págs., 18€.

El instante de peligro se puede considerar, en varios aspectos, como una continuación de Intento de escapada (2013), la primera novela de Miguel Ángel Hernández. Eso sí, estamos ante un firme paso adelante en cuanto a complejidad y profundidad en la narrativa de este autor murciano.
Hernández vuelve a centrar la trama en el proceloso universo del arte contemporáneo y en el colindante mundo universitario, con el que mantiene una relación a la vez parasitaria y justificadora: el artista y el investigador son dos facetas que conviven en el protagonista. Si en Intento de escapada Martín era un joven estudiante que apenas iniciaba su carrera académica, aquí, Marcos, no es casual la similitud fonética entre ambos nombres, es un treintañero desencantado y casi expulsado de la universidad. Acuciado por su deriva laboral y por el naufragio de su matrimonio, el protagonista acepta la beca de un instituto norteamericano para escribir una obra de ficción sobre unas extrañas películas descubiertas por la artista Anna Morelli. Es allí donde la trama mezcla los hechos del presente, su relación con los demás becarios, con los del pasado, su aventura en una estancia previa en el mismo instituto con una chica, Sophie, que su mujer conocía y parecía aceptar.
Los mismos espacios son transitados por los protagonistas en distintos planos temporales, en una historia estrechamente relacionada con los textos de Walter Benjamin que actúan como importante paratexto de la novela. Sabe el autor mezclar la teorización sobre el paso del tiempo con las historias corpóreas que protagonizan los personajes principales. Aunque en ocasiones parezca que la prosa de Hernández se va a precipitar hacia el ensayo más abstracto, siempre logra incardinar las experiencias vitales de Martín en sus reflexiones.
El instante del peligro es más valiente que la novela anterior del autor, ya que aborda una pluralidad de temas mayor, en ocasiones, eso sí, en perjuicio de la trama, cuya tensión no siempre se mantiene al mismo nivel. Uno de estos ejes que vertebran la obra es la autoficción; son varias las referencias implícitas a la propia biografía del autor en un juego de espejos habitual en la literatura contemporánea. Además, la forma en la que está escrita la novela no es casual y se amolda a las necesidades de la historia. Por un lado, el narrador es el propio Martín y se dirige a Sophie, lo que le vale para establecer esos paralelismos entre los dos tiempos de la historia principal a los que antes aludíamos. Por otro, el manuscrito acaba configurándose como parte fundamental del proyecto en el que el protagonista se involucra al aceptar la beca.
El arte contemporáneo es otro de los temas fundamentales en el libro, ya que no actúa como telón de fondo de la trama, sino como espejo en el que mirarse y con el que dialogar. El libro, desde un punto de vista metaficcional, se puede leer casi como un tratado sobre la figura de la sombra en el arte contemporáneo. La reflexión acerca de este tema le vale al narrador para cuestionarse sobre el paso del tiempo en su propia vida. Además, Martín se describe a sí mismo como un impostor, frente a Anna, el personaje que encarna al artista comprometido con su obra.
En definitiva, una obra cuya profundidad exige un lector atento y colaborativo.

Reseña publicada en El Noroeste.


lunes, 7 de diciembre de 2015

Los palimpsestos - Aleksandra Lun



Los palimpsestos, Aleksandra Lun, Minúscula, 2015, 164 págs., 12€.

Todo aquel que haya vivido en un país cuya lengua es distinta a la propia conoce esa extraña sensación que se siente al participar en conversaciones con los nativos. Incluso si se conoce el idioma foráneo, el extranjero no logra entender toda la charla y siempre, al menos en sus primeros años, tiene la sensación de que se le escapa algo. Esta especie de minusvalía comunicativa es superada, en la mayoría de los casos, sólo con el paso del tiempo. Algunos escritores en esta situación acaban considerando la lengua aprendida como propia y prefiriéndola a la materna. Este fenómeno, no tan raro como podríamos pensar, es compartido tanto por la autora como por el protagonista de Los palimpsestos.
Tal y como se nos informa en el libro, la polaca Alexsandra Lun ha escrito esta novela en castellano tras vivir más de una década en España. Además de la larga duración de su experiencia peninsular, Lun ha contado con sus estudios en Filología y con su trabajo como traductora para lograr que en su estilo no haya nada que delate su origen extranjero. Sin embargo, ese extrañamiento que se produce al  escribir en un idioma extranjero es el tema central del libro.
El protagonista de Los palimpsestos es un desequilibrado escritor polaco que redacta en un psiquiátrico belga su segundo libro, escrito en lengua antártica y no en la suya propia, para enfado de la doctora que con su tratamiento trata de alejarlo del transfuguismo lingüístico. En el manicomio, especializado en pacientes que se niegan a escribir en su lengua materna, el protagonista coincidirá con un sacerdote polaco y con distintos escritores que sufren la misma “desviación” que él: Joseph Conrad, Vladimir Nabokov, Samuel Beckett, etc.
Partiendo de este disparatado argumento, Lun crea una hilarante sátira sobre el mundo literario y sus convenciones.  Para ironizar sobre las dificultades que encuentran los autores extranjeros que deciden utilizar en sus obras la lengua del país que les acoge, sitúa al protagonista en la ficticia capital de la Antártida, donde, tras publicar su primera novela en la lengua nativa, será atacado y perseguido por los escritores autóctonos. Acierta la autora al utilizar este tono burlesco  en su crítica y alejarla así de esa seriedad académica que está también satirizada  en la novela.
El libro tiene un carácter eminentemente metaliterario desde el propio título, que alude a esos manuscritos en los que hay huellas de textos anteriores. Además de los escritores que habitan el manicomio de Lieja, son frecuentes las alusiones a otros autores, como Hemingway,  Javier Cercas o Enrique Vila-Matas. Con ellos, con sus obras y sus vidas se establece un diálogo que ahonda en el carácter más lúdico de la Literatura. Este hecho puede hacer pensar en una obra para iniciados, que funciona a base de chistes para escritores sobre escritores, pero Lun sabe alejarse de la gracieta inane y convertir su divertida novela en una sátira que se puede aplicar a otras profesiones. Además, Los palimpsestos aborda otros temas, también desde el humor, como la política, con las alusiones a una Bélgica sin gobierno, o la religión, ejemplificada en el sacerdote polaco.

Estamos ante una obra extremadamente original, que destila un humor inteligente que logra no caer en la pedantería. Además, la propia biografía de la autora añade profundidad a sus críticas y a su defensa de la Literatura como un arte sin fronteras. 

Reseña publicada en El Noroeste.