Canción, Eduardo Halfon, Libros del Asteroide, 2021,120 págs, 15€.
Algunos lectores se
quejan de que tal autor escribe siempre el mismo libro. Si bien es cierto que
el riesgo es un valor que se tiene muy en cuenta en la crítica literaria, creo
que también hay que elogiar a aquellos autores que tienen una voz propia y que
pivotando sobre temas similares ofrecen libros interesantes. Este último es el
caso del guatemalteco Eduardo Halfon, responsable de una obra en marcha en la
que libro tras libro indaga sobre temas como la identidad, la labor del
escritor o el pasado familiar. Canción es una pieza más de esa especie
de saga sobre la historia de su familia que este escritor está construyendo en
la mayoría de sus libros.
Y es que en esta nueva
entrega encontramos episodios fundamentales de esa saga que ya protagonizaba libros
como El boxeador polaco (2008), Monasterio (2014), Signor
Hoffman (2015) o Duelo (2017). En concreto, el narrador
centroamericano nos relata el secuestro que sufrió su abuelo por parte de la
guerrilla guatemalteca en los años sesenta, antes de que él naciera. Se trata,
como se puede imaginar, de un suceso que supuso una conmoción para toda la
familia y que si bien se solucionó de manera positiva pagando un cuantioso
rescate, volverá a aparecer durante las siguientes décadas como un recuerdo
doloroso. El autor, que no vivió el secuestro y que se lamenta de no haber
tenido una conversación sobre el asunto con el abuelo, que fallece mientras que
él está estudiando en Estados Unidos, intenta reconstruirlo años después
reuniéndose con una de las secuestradoras.
Este encuentro, o más
bien la espera a esta mujer en un bar de mala muerte, servirá como marco a la
narración del secuestro. Mientras el narrador bebe su cerveza, escena habitual
de la literatura de Halfon, vamos conociendo las circunstancias de la mañana en
la que, por motivaciones económicas, su abuelo fue raptado por un grupo de
guerrilleros entre los que destacaba uno apodado Canción, personaje poliédrico
que da título al libro. En esta reconstrucción del secuestro de su abuelo que
constituye el principal nivel narrativo de Canción, van apareciendo
personajes de lo más variado tanto de la historia de Guatemala, esa miss que se
hace guerrillera, como de su familia, un tío abuelo sefardí que recita en
ladino u otro familiar que adivina el futuro mirando los posos del café.
Estos continuos saltos temporales y la mezcla de la historia de su familia con la de su país, unidos por el suceso central del secuestro al abuelo, otorgan al libro cierta complejidad estructural, ya que Halfon opta por un recuerdo desordenado de hechos que, como suele ocurrir con la memoria, tienen una relación entre sí que no siempre es cronológica. Así, asistimos a reuniones familiares en la gran casa de Guatemala, a encuentros con la secuestradora del abuelo en un restaurante familiar o a episodios de la emigración de la familia desde Oriente hasta Centroamérica, pasando por Europa y Estados Unidos, en las primeras décadas del siglo XX.
A esta forma de narrar discontinua y variada se le une un segundo marco narrativo, a añadir al del bar en el que espera a la secuestradora, que sirve como desencadenante del recuerdo. Se trata de una divertida y confusa situación vivida por el autor, o su trasunto, en el que es invitado a un congreso de escritores libaneses en Japón gracias a que su abuelo, el que sufrió el rapto, procedía de Líbano.