sábado, 29 de mayo de 2021

El arte de mantenerse a flote - Eric Luna

 


El arte de mantenerse a flote, Eric Luna, Boria, 2021, 125 págs. 14€.

 

El género del relato, gracias a su versatilidad, ofrece la posibilidad al autor de ocuparse en un mismo libro de muchos temas diferentes. Además, la brevedad de este tipo de narraciones permite que en un volumen un escritor pueda ofrecer al lector acercamientos desde varias perspectivas al mismo asunto, creando así series de relatos sobre un mismo tema. Esta última opción es la que encontramos en El arte de mantenerse a flote, el nuevo libro del murciano Eric Luna.

Un vistazo al índice de la obra ya nos muestra cómo Luna ha optado por agrupar estos doce cuentos en una serie de secciones que guardan bastante homogeneidad en su interior, especialmente las dos primeras. Estamos, por lo tanto, ante temas que preocupan, cuando no obsesionan, al autor que nos ofrece varias historias sobre personajes en el filo que logran sobrevivir con trabajos precarios que odian pero que no consiguen acabar completamente con sus ansias de libertad.

La primera de estas secciones, que lleva por título “Días de Jägger y hierbabuena”, tiene como protagonistas a tres camareros. Pero lo que puede parecer anecdótico y una elección aleatoria del trabajo del personaje se convierte por la reiteración y por la temática de las narraciones en un tríptico sobre las grandezas y, sobre todo, las miserias de trabajar en un bar sirviendo al público. Este tríptico comenzaría por la consecución del trabajo, episodio que acontece al final de “Granada blues”; en este cuento Izan vuelve a la ciudad andaluza derrotado y, como indica el narrador, con miedo a que las cosas hayan cambiado pero también a que no lo hayan hecho. “El trabajo no estaba tan mal”, el más sarcástico de los tres, nos cuenta una pequeña venganza de un camarero a esos clientes maleducados que todo trabajador de la hostelería debe aguantar. El bloque se cierra con “Nighthawks”, en el que estos trabajadores se convierten en superhéroes.

El componente social de “El trabajo no estaba tan mal”, las condiciones laborales de los camareros, adquiere absoluto protagonismo en el siguiente bloque de cuentos: “Apocapitalismo”. Como este neologismo adelanta, el lector se adentrará en las consecuencias apocalípticas que el capitalismo más despiadado produce en los trabajadores. Así, en “Moloch 3000” una inquietante máquina llega a un almacén a vigilar a los empleados y en “Vacaciones creativas indefinidas” el sistema no permite el tiempo sabático que el protagonista necesita. El componente distópico de estos relatos continúa en los otros dos de la sección: “No me sirven en el electrobar”, sobre un detective expulsado de la sociedad, y en el inquietantemente actual “El síndrome cara de póquer”, en el que unas extrañas máscaras impiden a las personas esbozar cualquier gesto.

Más heterogénea es la última parte, “¿No vas a volar alto, pájaro libre?”, que, sin embargo, también incluye dos cuentos similares. Se trata de “Tríptico chileno” y “Mecanografía”, ambos escritos en primera persona y protagonizados por Isaac Velasco, un español que ha emigrado a Chile huyendo de la crisis económica de principios de la segunda década del siglo XXI. Estamos ante historias más realistas y personales, posiblemente autobiográficas, en las que encontramos los mejores pasajes del libro, como la relación que establece el narrador con Diego, otro español expatriado. El notable libro de Luna se completa con otros dos relatos sobre personajes que intentan mantenerse a flote, leitmotiv y título del conjunto, y con una divertida sátira.


Reseña publicada en El Noroeste:



martes, 11 de mayo de 2021

Páradais - Fernanda Melchor


 Páradais, Fernanda Melchor, Random House, 2021, 160 págs., 16€.

 

La adolescencia y sus problemas han protagonizado en las últimas décadas numerosas novelas. Desde El guardián entre el centeno (1951) de Salinger, referente en esta temática, hasta obras más recientes como Las lealtades (2018) de Delphine de Vigan, han sido muchos los autores que se han sentido atraídos por ese maremágnum de emociones que asolan al ser humano en el (casi siempre) traumático paso de la infancia a la juventud. Tras la genial Temporada de huracanes (2017), una de las mejores obras escritas en español en los últimos años, la mexicana Fernanda Melchor nos ofrece un nuevo y fascinante acercamiento a la adolescencia en Paradáis, su última novela.

El libro está protagonizado por dos adolescentes muy diferentes pero que están unidos por sufrir una marginación que los lleva a formar una extraña pareja que encuentra en la violencia la forma de canalizar la ira que van acumulando en su día a día. Polo, el verdadero protagonista del libro, es un chico de clase social baja que acude cada día a trabajar sin ganas a Páradais, la urbanización de lujo que lo ha contratado como jardinero y chico para todo. A través de un efectivo estilo indirecto libre, conocemos desde la óptica del chaval todas las humillaciones que sufre a manos de Urquiza, su jefe, su madre, que lo acusa cada mañana de ser un gandul, de los ricachones para los que trabaja o de su prima Zorayda, que ha usurpado su cama al quedarse embarazada y lo ha desterrado a un simple jergón.

Polo se siente un cero a la izquierda, un volcán lleno de odio que pronto estallará y que tan sólo encuentra el cariño en Milton, su primo mayor y mentor. Sin embargo, cuando este se une a una banda criminal que se ha instalado en el pueblo, lo disuade para que siga su camino delictivo. Lo que el primo considera como un consejo para que evite sus errores, Polo lo toma como una traición que acentúa aún más su orfandad vital. Conforme esa ira va fermentando en el interior del protagonista, él sólo halla en el alcohol la única manera de mitigar ese terrible dolor que lo. Es ahí donde conoce a Franco.

Al contrario que Polo, este es un adolescente rico que vive en el paraíso (Páradais) de la urbanización, nombre que contrasta con el irónico topónimo del cercano pueblo donde habita la familia del protagonista: Progreso. Sin embargo, y a pesar de que sus abuelos lo colman de regalos y del dinero con el que ambos jóvenes compran el alcohol con el que entumecerse cada noche, Franco se siente también un perdedor por su obesidad y por cómo su vecina lo ignora. Esta atracción sexual hacia este personaje femenino, la madura e inaccesible Marián, se transformará en una obsesión que arrastrará a Franco y también a Polo.

Con un estilo cargado de mexicanismos y de expresiones obscenas que reproduce con fidelidad la manera de hablar de Polo, Fernanda Melchor construye una breve e intensa novela en la que la violencia, la lujuria, la pobreza y el desarraigo vuelven a ser ingredientes fundamentales en una nueva entrega de una de las autoras más interesantes de la narrativa hispánica contemporánea. 

Reseña publicada en El Noroeste: