domingo, 27 de septiembre de 2020

Una amor - Sara Mesa

Un amor, Sara Mesa, Anagrama, 2020, 185 págs., 18€.  

En el ambiente rural, ser el forastero no suele resultar sencillo. En comunidades pequeñas en las que todo el mundo se conoce y que están entretejidas por una serie de relaciones familiares o de vecindad que a menudo se remontan a varias generaciones anteriores, es complicado integrarse y sólo se consigue, en el mejor de los casos, tras mucho tiempo y esfuerzo. La desconfianza hacia el que viene de fuera suele ser mayor si es una persona extranjera o una mujer sola, como Nat, la protagonista de esta estupenda y magnética novela de Sara Mesa, una de las narradoras más interesantes de la literatura española actual.  

Y es que Natalia es una mujer joven que abandona una ciudad, la ficticia Cárdenas, para instalarse en una destartalada casa de una aldea llamada La Escapa. Nat decide cambiar de aires tras una situación laboral violenta y también de profesión: de traductora técnica en una empresa a autónoma intentando abrirse paso en la mucho más artística pero también menos lucrativa traducción literaria. Su condición de forastera y de mujer independiente serán una losa para su estancia en un entorno que se le presenta más que agresivo, indescifrable; por mucho que lo intente, es incapaz de entender los códigos que rigen en La Escapa y que a menudo están motivados por situaciones del pasado que ella desconoce. La protagonista de Un amor se siente perdida y comienza a caer en un pozo de desesperación por su relación con la comunidad y, en concreto, con tres de los hombres que la forman.  

El más cercano a ella desde el principio será Píter, un vecino que le ofrece su amistad, pero que también parece obligarla a integrarse en la comunidad. Este hombre actúa con Natalia con ese paternalismo que ciertas personas usan para adultos en situaciones desfavorables y que si bien tratan de ayudar, no dejan de mostrar hacia ellos una superioridad moral que pone al ayudado en una situación subalterna.  

El casero es uno de los personajes más reconocibles del libro; Sara Mesa utiliza un estereotipo que desgraciadamente sigue siendo frecuente en nuestra sociedad. Representa el casero al misógino que desprecia en las mujeres cualquier atisbo de independencia y que siente hacia ellas un odio cerval. Su relación con Nat está marcada desde el principio por un desprecio machista mezclado con cierto interés libidinoso.  

El tercero de estos personajes masculinos de personalidad marcada sobre los que la estancia de Natalia en el pueblo gravitará es Andreas. Establece con él una relación sicalíptica y extraña, en la que el afecto parece estar desterrado y que acabará minando los nervios de Nat, incapaz de traspasar la coraza de un hombre ermitaño y callado con el que sólo parece capaz de comunicarse en la cama. La brusca manera en la que comienza esta historia entre ambos es sorprendente para ella, pero parece mostrarle que en aquel lugar se siguen aún ciertos códigos atávicos perdidos hace tiempo en la ciudad.     

Nat se sentirá impotente ante estos tres hombres y ante la cerrada e indescifrable sociedad de La Escapa y volcará su afecto en Sieso, el chucho indolente y arisco que le entrega el casero y que ella trata de educar de un modo que sabe que es incapaz de hacer con los seres humanos que la rodean.

Reseña publicada en El Noroeste:


lunes, 14 de septiembre de 2020

Basilisco - Jon Bilbao

 

Basilisco, Jon Bilbao, Impedimenta, 2020, 290 págs., 18€.

 

En España tienen una fama terrible, al menos entre la crítica, las novelas del oeste; creadas al calor del éxito del cine de vaqueros dentro de la llamada literatura popular o de kiosco, se trata de un subgénero que pronto devino en un mero entretenimiento de evasión que disponía de unos pocos tópicos y de unos personajes estereotipados en tramas repetitivas y efectistas. Sin embargo, el territorio del oeste americano ha demostrado en el cine sus múltiples posibilidades narrativas al enfrentar a sus protagonistas a situaciones extremas en territorios despiadados.

En España, quizás por esa consideración negativa que tienen las novelas populares del oeste, los narradores actuales apenas han visitado el subgénero, salvo con contadas y curiosas excepciones como Duelo en Marilyn City (2003), donde Eduardo Mendicutti hacía una revisión del western desde una perspectiva LGTBI. Por ello, puede sorprender que un narrador de la trayectoria de Jon Bilbao, con libros que tan buena acogida han tenido entre la crítica como Estrómboli (2017) o El silencio y los crujidos (2018), opte en Basilisco por la tan denostada y apolillada novela del oeste.

Esta aparente paradoja se rechaza rápidamente tras la lectura del libro, con la que descubrimos que, en primer lugar, Bilbao evita los tópicos del género y el efectismo de sus giros más tradicionales, y que, en realidad, la historia de vaqueros de Basilisco sólo ocupa una parte de la novela. En esta sección el narrador asturiano ubica la historia en territorios como Nevada, Utah o Idaho en la segunda mitad del siglo XIX y se vale de algunos de los estereotipos del género: el pistolero solitario y atormentado, John Dunbar, el joven intelectual que deja la ciudad para vivir la experiencia del Oeste, Patrick Clement, o la prostituta que busca protección, Úrsula. De manera intermitente, en los distintos capítulos de esta parte del libro vamos recorriendo la vida del magnético y poliédrico Dunbar, desde su aparición en la vida de su hermano pequeño años después de abandonar la casa familiar, a su trabajo como guía en una expedición científica, hasta su retiro en la montaña.

A pesar de que esta novela del oeste ocupa un lugar importante en el libro, se trata de una historia del nivel hipodiegético, es decir, que depende de otra trama principal. En esta tenemos a un escritor contemporáneo a quien, en una visita a un rancho de Nevada, le cuentan la historia de Dunbar, lejano antepasado de la anfitriona. A partir de ahí, Basilisco va alternando la narración de la historia del enigmático vaquero con la de la vida del escritor. Con el paso de las páginas vamos descubriendo coincidencias entre Dunbar y el narrador: la difícil relación con la familia, la insatisfacción vital, la necesidad de aceptar trabajos alimenticios, etc. El juego de espejos va más allá con la presencia de aspectos de la vida del autor que se asignan al narrador: su formación como ingeniero, la publicación de relatos o su infancia en Ribadesella. Creo que esta “matrioshka” de personalidades es bastante evidente, por lo que considero innecesario ese episodio, entre lo fantástico y lo onírico, en el que Dunbar aparece dentro de un cuerpo que a su vez está dentro de otro.

La estructura del libro suma a la complejidad ya reseñada un relato inserto, “La playa del naufragio”, escrito en tercera persona y adjudicado posteriormente al narrador. Se trata de un cuento excelente en el que Jon Bilbao confronta al protagonista con un dilema difícil de resolver y que termina de configurar a Basilisco como una obra notable.

Reseña publicada en El Noroeste: