Patria, Fernando Aramburu, Tusquets, 2016, 646 págs., 22€.
¿Qué convierte a un libro en un best seller? Si alguien tuviera esa respuesta daría con la gallina de los huevos de oro de la Literatura, pero, afortunadamente, no existen fórmulas mágicas para que el boca a boca lleve a una obra literaria a aparecer en las listas de libros más vendidos durante meses. Fernando Aramburu, sospecho que sin proponérselo, ha dado con esa esquiva receta con Patria, su última novela.
Con esta obra se han repetido las pautas de otros best sellers: unas ventas normales al principio, un paulatino incremento en las mismas y, finalmente, el éxito total. Lo que diferencia el caso de Patria de otros es que su autor es un reconocido escritor, respetado por la crítica y con una sólida trayectoria previa. Aramburu se encontraba en el lugar adecuado para escribir este libro sobre el conflicto que vivió el País Vasco durante décadas por el terrorismo etarra. Se trata de un escritor experimentado, de origen vasco, aunque afincado desde hace años en Alemania, lo que le permite tener esa doble perspectiva interna y externa tan útil para tratar un tema tan polémico y doloroso como es el terrorismo de ETA y la respuesta, no siempre dentro del marco de la legalidad, del Estado.
Aramburu, conocedor de lo delicado de su proyecto, no otorga el protagonismo del libro a una única persona, sino a dos familias compuestas en total por siete miembros que se van repartiendo a lo largo de la novela el punto de vista de la narración. Aunque en estas familias encontramos la figura del terrorista, el vehemente Joxe Mari que entra en ETA siendo muy joven y luego pasará una larga temporada en la cárcel, y la víctima, el Txato, un empresario euskaldún asesinado por no pagar el impuesto revolucionario, no serán ellos los únicos focos de atención de la historia.
Aramburu nos muestra las distintas caras del conflicto, concienciado en retratar diferentes realidades de la sociedad vasca. Así, Joxian, padre de Joxe Mari, tiene que alejarse del Txato, su mejor amigo, porque ha sido señalado como traidor a la causa vasca; Gorka decide defender a su pueblo no con las armas de su hermano, que detesta, sino mediante el euskera; la otra hija, Arantxa, sufre el desprecio de parte de la familia por casarse con un chico de familia castellana. En el otro lado, el de las víctimas, la amenaza primero y el asesinato después del padre influyen decisivamente en las vidas erráticas de Nerea y Xabier, los dos hijos del finado. Las madres, amigas íntimas antes de la separación de las dos familias, representan mejor que nadie, incluso que la víctima y el terrorista, los dos extremos de la sociedad. La muerte del Txato sume a Miren en una amargura que sólo al final de su vida podrá superar; mientras, Bittori, convertida en una radical de la causa en un giro un tanto brusco, es el apoyo más firme de Joxe Mari cuando este es encarcelado.
Aramburu logra retratar estupendamente a estos personajes, usando con frecuencia un monólogo interior en el que se cuelan incluso las incorrecciones gramaticales propias de la zona. El continuo cambio de focalización entre los siete protagonistas, los saltos temporales y cierta tendencia a la repetición que se podría haber evitado acortando la extensión del libro no lastran una obra oportuna y de lectura absorbente.