martes, 28 de marzo de 2017

Annobón - Luis Leante



Annobón, Luis Leante, Harper Collins, 2017, 301 págs, 18€.

En los veinte años que transcurrieron entre 1920 y 1940, los españoles vivieron dos dictaduras, una República, el ocaso de un reinado y una Guerra Civil. Fueron, como vemos, dos de las décadas más convulsas de la Historia de España y, como tales, han protagonizado numerosos ensayos sobre las razones que provocaron aquellos cambios en el país. Sin embargo, los libros de los historiadores no prestan atención a las pequeñas historias cotidianas de los ciudadanos de a pie que vivieron estos turbulentos años. Es ahí donde entran novelistas como Luis Leante, que con Annobón nos narra dos de estas historias individuales que fueron teselas del gran mosaico que supusieron estas dos décadas en la Historia de España.
El libro se centra en la investigación de un periodista, primero, y de un novelista amigo suyo, después, que, tras una serie de coincidencias, conocen la historia de dos hombres cuyas vidas se cruzaron en varias ocasiones: Alfonso Pedraza y Restituto Castilla. Pedraza se nos describe como un abogado leonés al que la Guerra Civil impide alcanzar el sueño que había rozado con la punta de los dedos: convertirse en juez. Por su parte, Castilla es un Guardia Civil  que se convierte en delegado del gobierno en la pequeña isla guineana de Annobón y que asesina al Gobernador de la colonia. Justo después de la Guerra Civil, la vida de ambos, que ya había corrido paralela, converge definitivamente cuando Castilla es uno de los condenados a muerte que el abogado Pedraza tiene que defender. Las coincidencias en su carácter, ambos se consideran hombres de honor, les unirán; pero circunstancias ajenas, como el propio juicio o la injerencia de la hermosa esposa de Castilla y del autoritario suegro de Pedraza, enturbiarán su relación.
Estos dos caracteres, los de los dos protagonistas, se encuentran entre lo más destacado del libro. Restituto Castilla es un personaje histórico interesantísimo y Leante ha sido sagaz a la hora de rescatarlo del olvido y convertirlo en el eje de su libro. Se trata de un hombre obsesionado por la igualdad y por la honradez que no siempre es bien entendido por sus conciudadanos, que le achacan su excesivo idealismo. Castilla encuentra en la remota isla de Annobón, adonde lo destinan en lo que parece un destierro, el lugar ideal para plasmar sus ideas utópicas. Se convierte allí en una especie de déspota ilustrado, intentando mejorar las condiciones de vida de los indígenas, que no terminan de entender a este idealista venido de tan lejos. Además, choca con los poderes fácticos del minúsculo lugar: los misioneros que lo enemistan con el gobernador al que Castilla asesinará.
El otro protagonista, Alfonso Pedraza, es también un idealista, aunque más intelectual y menos excéntrico que Castilla, que se topará con la infamia que rige los juicios a los vencidos en la Guerra Civil y en los que él ejerce de abogado defensor. Se sentirá atraído por los sólidos ideales de Restituto Castilla que acabarán arrastrándole, junto a su difícil situación familiar, a la derrota total.
Las peripecias de ambos hombres en una época marcada por los turbulentos cambios políticos, serán narrados desde el punto de vista de sus respectivas hijas, lo que confiere al relato una polifonía que nos muestra que la Historia no tiene nunca un único relato. 

Reseña publicada en El Noroeste.



lunes, 13 de marzo de 2017

La uruguaya - Pedro Mairal



La uruguaya, Pedro Mairal, Libros del Asteroide, 2017, 140 págs., 15€.

Creo que valoramos poco el hecho de que el español sea un idioma global hablado por varios cientos de millones de personas en Europa y en América. Que un lector de España pueda disfrutar con una novela como La uruguaya y conocer, a través de ella, las peculiaridades lingüísticas que su idioma adquiere a miles de kilómetros de donde nació es un tesoro. Porque la lectura de esta novela de Pedro Mairal nos trasporta al Río de la Plata, a la manera de vivir que tienen sus gentes, a través de un lenguaje fresco y de una viveza no siempre bien reflejada en la Literatura.
Porque uno de los valores de La uruguaya es la eficacia con la que Mairal refleja el español de Buenos Aires y Montevideo. Este recurso se convierte en estructural en un libro que describe dos urbes separadas por  sólo unos kilómetros de agua, pero que acrisolan la esencia de cada uno de los países de los que son capitales. Además, el escritor argentino otorga a los diálogos de sus personajes una gran autenticidad mediante el uso de un registro coloquial muy bien empleado. El narrador, protagonista a su vez de la novela, también tiene una manera muy particular de relatar lo que le ocurre, donde es habitual el uso de las enumeraciones y del humor hasta para las situaciones más serias.
Esta brillantez en el empleo del castellano porteño y montevideano, apenas discernibles por el oído español poco habituado, tiene una relación directa con la trama del libro. En La uruguaya, un escritor argentino, Pereyra, cuenta un día de septiembre que dinamitó su vida tal y como la conocía hasta ese momento. Con frecuentes flashbacks y saltos hacia el futuro, narra la historia unos meses después de lo sucedido, vamos conociendo un viaje relámpago a Montevideo que tiene una doble finalidad: encontrarse con Guerra, su amante uruguaya, y cobrar en dólares el jugoso adelanto por dos libros que aún ha de escribir y que le ayudará a mejorar su precaria economía. En Buenos Aires deja a su mujer y a su hijo y se embarca en lo que acaba siendo una pequeña aventura en la capital uruguaya.
El triángulo compuesto por su esposa, de la que sospecha una infidelidad, Guerra, una veinteañera a la que apenas ha visto un par de veces y con quien tiene una relación más virtual que real, y por Pereyra, aquejado de la crisis de los cuarenta, forma el corazón de la novela. Al igual que el dinero que espera cobrar en un banco de Montevideo, su amante uruguaya simboliza una forma de escapar de la madurez y de un matrimonio desgastado por el paso de los años. Sin embargo, Pereyra se irá dando cuenta de que realmente conoce poco a Guerra e incluso a su mujer, que también acabará sorprendiéndole.
Con estos mimbres, crea Mairal una novela ágil, divertida y que se lee con rapidez y gusto. Describe con ironía y acierto las miserias del mundillo literario que obliga a escritores como el protagonista a hacer equilibrios para poder llegar a fin de mes. Además, el libro se convierte en la cartografía personal de dos ciudades, Buenos Aires y Montevideo, que representan las dos caras de la vida de Pereyra. 

Reseña publicada en El Noroeste: