sábado, 31 de octubre de 2015

Navegantes del tiempo - Sjón



Navegantes del tiempo, Sjón, Nórdica, 2014, 142 págs.,  16€.

En un principio podríamos pensar que poco tienen en común las frías tierras de Islandia y la cálida Grecia.  Representan ambas dos extremas de una Europa que se hiela en una punta y que arde en los tórridos veranos de la otra. Tanto geográfica como económicamente, serían dos extremos de la Europa actual. Sin embargo, existe un punto de  unión entre la historia de ambos pueblos: su pasión por el mar. Si los islandeses son descendientes de los aguerridos vikingos que llegaron siglos atrás a la isla, los helenos difundieron su cultura por todo el mediterráneo gracias a su inclinación a hacerse a la mar. Este nexo tan poco  evidente es el que utiliza el escritor islandés Sjón (pseudónimo de Sigurjón Birgir Sigurdsson) para unir ambas culturas en su último libro.
La novela está narrada por un extravagante anciano islandés al que el dueño de una naviera invita a embarcarse en un trayecto de uno de sus barcos.  En ese viaje conocerá a personajes de lo más variado entre los que destacan un mayordomo y su mujer y un navegante llamado Céneo que anima las sobremesas de las cenas de los oficiales y de los invitados del capitán con sus historias. Ahí es donde se produce el primer punto de encuentro entre ambas culturas, la islandesa y la griega, ya que Céneo fue uno de los argonautas que acompañó a Jasón en su búsqueda del vellocino de oro. Noche tras noche, y tras escuchar un trozo de madera proveniente según afirma del Argos, va relatando historias de su viaje, centrándose especialmente en la estancia de los argonautas en la isla de Lemnos, habitada sólo por mujeres.
Con esta mezcla de épocas, la Grecia antigua y la Europa de mitad de siglo XX en la que se ubica la historia marco, Sjón sorprende no sólo al lector, sino también al narrador, que poco a poco irá venciendo sus prejuicios ante ese extraño navegante y sus peculiares historias. Además, el autor opta por mezclar sin complejos elementos pertenecientes a distintas épocas y tradiciones y aunque el relato de Céneo sigue el estilo clásico de las narraciones orales antiguas, en él se introducen personajes de la mitología nórdica. Esta mezcla tan peculiar provoca sorpresa en el lector, pero también lo puede descolocar ante un relato tan peculiar.
Además de lo relatado por Céneo, es bastante interesante el contexto histórico de la historia marco. Estamos en un barco danés que va a recorrer, cargado de pasta de papel, el largo trayecto que separa Noruega de Turquía. En él se mezclan personajes de distintos orígenes aunque marcados por la reciente guerra que ha asolado Europa. El papel en la contienda bélica del narrador, se dice que estuvo en Alemania realizando un programa radiofónico en alemán, no queda claro, aunque sus excéntricas ideas, defiende que el alto consumo de pescado es el responsable de la superioridad de la raza nórdica, pueden hacer pensar en una coincidencia parcial con el ideario nazi. Mucho más traumática fue la experiencia bélica de la voluble esposa del mayordomo del barco, una polaca que acabó en un burdel.
Navegantes del tiempo es, como muchos de sus protagonistas, un libro  peculiar, en el que el objetivo de unir las culturas griegas y nórdicas parece importar más que una trama que no acaba de despertar en el lector el interés deseado. 

Reseña publicada en El Noroeste.




martes, 20 de octubre de 2015

Entre los vivos - Ginés Sánchez



Entre los vivos, Ginés Sánchez, Tusquets, 2015, 282 págs., 18€.
 Entre la narrativa española reciente que se ha ocupado de la crisis económica hay autores que prefieren ofrecer una visión más general del asunto, casi cartográfica, como  Nere Basabe en El límite inferior, y otros que se centran en cómo afecta esta situación a personajes concretos. Este sería el caso de Entre los vivos, la última y excelente novela del escritor murciano Ginés Sánchez.
La obra nos cuenta cronológicamente un par de años en la vida de un joven afectado, como tantos otros, por la crisis económica: César “Gusanito” Gálvez. Comienza el protagonista intentando conseguir un trato justo con el empresario que lo acaba de despedir y que, a través de su asesor, hará todo lo posible para no pagarle el paro que le corresponde. Durante el resto de la novela, César sobrevivirá en la precariedad gracias a los ingresos que irá consiguiendo a través de la prestación por desempleo, de trabajos esporádicos y mal pagados, de diversos trapicheos e incluso de regalos de origen incierto. Como vemos, el protagonista de Entre los muertos sufre los distintos avatares que han aquejado a toda una generación en nuestro país en los últimos años. Pero César no es una víctima inocente, ya que no duda en responder a las injusticias con la violencia o planeando una venganza contra uno de esos empresarios que han provechado la coyuntura para hacerse más rico.
No sólo esta perspectiva económica es importante en la configuración de este personaje, las relaciones personales también son centrales en la novela. César es una persona solitaria y taciturna, alejada de la alegría y que disfruta con la soledad o dando largos paseos por una ciudad devastada por el calor o la suciedad.  Ese carácter huraño hace que le provoquen cierta empatía los mendigos, a cuya observación se dedica con la dedicación de un entomólogo en las largas horas que le deja libre el paro y la ausencia de motivaciones.
El dolor es otro leitmotiv central en la novela.  Se trata de un dolor que afecta a César tanto en lo físico, provocado principalmente por el episodio violento  que acaece justo a la mitad de la obra, como en lo mental, acercándose peligrosamente a la depresión en más de una ocasión. La respuesta de César a este dolor que lo abruma es variada: la huida, el disfraz, el aislamiento o las drogas son empleados en numerosas ocasiones como analgésicos.

Sus relaciones con las mujeres también se encuentran entre esas pesadas cargas, junto a las económicas y las físicas, que César tiene que acarrear. Por un lado está la fría relación con la madre, hecha de silencios y reproches solapados, y con la hermana, con la que los violentos enfrentamientos verbales sí son frecuentes. Por otro, los sucesivos fracasos con las tres mujeres de las que se enamora: Janislyn, Nadiezna y  Raquel. Con la primera comienza una profunda amistad a través del chat que acabará de la forma más inesperada cuando finalmente se conocen personalmente. El fracaso con Nadiezna, una joven mendiga, sumirá a César, a “Gusanito”, en las simas más profundas de la tristeza. Con Raquel, finalmente, parece encontrar a alguien que lo comprende, pero la relación parece que nunca va a pasar de la amistad.  Todo ello para terminar de configurar ese intrincado e interesante puzle que es el protagonista de Entre los vivos.

Reseña publicada en El Noroeste:

martes, 6 de octubre de 2015

Los afectos - Rodrigo Hasbún


Los afectos, Rodrigo Hasbún, Random House, 2015, 140 págs., 15€.

Algunas historias reales poseen todos los elementos que asociamos a las buenas ficciones. Personajes interesantes, giros inesperados, relaciones difíciles… Existe una larga tradición de escritores que han aprovechado biografías singulares para, con mínimos cambios, crear una novela en torno a ellas. En estos casos no nos encontramos ante biografías, sino ante obras literarias que tienen como base la realidad en un alto porcentaje pero que introducen  elementos que no hallábamos en la vida real. Un ejemplo actual de este tipo de novelas es Los afectos del boliviano Rodrigro Hasbún.
Parte este joven narrador sudamericano de la historia de la familia Ertl. Desconozco si existen obras previas que hayan ficcionalizado este estupendo material narrativo que son las andanzas de estos cinco alemanes que emigraron  a Bolivia a mediados del siglo XX, pero no me resultaría extraño por tratarse de una historia muy peculiar. Tras la Segunda Guerra Mundial, el patriarca de los Ertl, eminente fotógrafo y aventurero, se estableció en La Paz junto a su mujer y sus tres hijas. Tras varias exploraciones arqueológicas por la selva, en las que lo acompañaron sus dos hijas mayores, se retiró a una finca del Este del país. La mayor de sus hijas, Monika, tuvo, en las décadas de los sesenta y de los setenta, un papel fundamental en la Historia de Bolivia.
Esta insólita historia, un importante fotógrafo de la Alemania nazi que acaba con su familia en Bolivia, es el material con el que Rodrigo Hasbún teje una trama en cuyo centro se encuentran las relaciones familiares de los Ertl. Es cierto que las exploraciones o la militancia política también adquieren en fases distintas de la obra un gran peso, pero, al final, Los afectos, nos presenta un retrato de los claroscuros de una familia. Tanto los padres como las tres hijas se nos presentan como personajes aislados, cuya relación con sus familiares fluctúa entre el compañerismo y el desapego, entre el cariño y el olvido.
Para mostrarnos estos afectos y desafectos que, a lo largo de varias décadas, se suceden entre los Ertl, opta Hasbún por una narración fragmentada que no sigue siempre el orden cronológico y que cuenta con varios narradores. Así, prácticamente cada capítulo nos muestra los hechos y, sobre todo, los sentimientos que afloran entre los miembros de la familia y algunas personas cercanas a ella desde la perspectiva de uno de ellos. Mientras que los padres aparecen retratados siempre con cierta distancia, las hijas son las que adquieren el mayor protagonismo de la novela. La mayor, Monika, es la que posee una biografía más atractiva, por lo que Hasbún opta por concederle un mayor peso en la obra; Heidi, la segunda de ellas, comienza mostrando su difícil relación con Monika y cierto complejo de Electra, pero acaba exiliándose de Bolivia y de la propia familia; Trixi, la menor, aparece primero como el apoyo de su madre, el personaje más triste de la novela, y, finalmente, como una especie de notario que describe la vida de sus hermanas mientras lleva un vida anodina.

Aunque al final echemos de menos un mayor desarrollo de algunos temas, el libro es muy breve, se trata de una interesante novela que nos muestra una familia singular, pero con los mismos problemas que afectan a todas las demás.

Reseña publicada en El Noroeste: