Literatura, Daniel Remón, Seix Barral, 2021, 222 págs., 18€.
Durante el confinamiento,
tras los primeros días de shock, fueron varias las voces que alertaron, entre
jocosas e irónicas, que seguramente se estarían escribiendo las primeras
novelas sobre el coronavirus. Se trata de un impulso normal en un arte que
tiende a reflejar, en su vertiente más realista, los vaivenes de la sociedad en
la que se inscribe. Pues bien, menos de un año después del primer estado de
alarma por el virus en España llegó a las librerías esta novela del guionista
Daniel Remón en el ese confinamiento está muy presente.
En defensa del autor
hemos de aclarar que la inclusión de la pandemia posee un carácter lógico y no
se erige como el tema central de los varios de los que se ocupa el libro. El
confinamiento que comenzó en marzo de 2020 aparece en el marco de la novela, en
el nivel extradiegético según la terminología específica de la narratología,
que cuenta el contexto de creación de Literatura. Y es que el componente
metaliterario posee una gran importancia en esta primera novela de Remón: el
libro nos cuenta cómo el autor le promete a su sobrino Teo que le escribirá un
cuento con los ingredientes que el niño ha elegido (un pirata, una bruja buena
y otra mala, una pistola, un hombre de hojalata, etc.).
Este doble componente metaliterario
y autobiográfico de la historia marco es, en mi opinión, el principal acierto
del autor, que sabe construir con precisión y soltura una estructura que en
otras manos hubiera podido convertirse en aburrida o poco creíble. La
naturaleza de esta parte del libro le vale para tratar temas como las
relaciones familiares, son frecuentes las referencias a anécdotas que Teo, por
su edad, no conoce, o el poder evocador y también curativo, la promesa al
sobrino surge durante una enfermedad del niño, que posee la literatura. Incluso
la presencia de una situación tan reciente y traumática para todos como fue el
confinamiento posee, como hemos dicho, una lógica interna inapelable y ayuda a
entender mejor ese proceso de escritura que está en la base del marco del
relato.
Sin embargo, es precisamente en la historia central del libro donde la novela flaquea. El relato se presenta como un cuento infantil que el tío escritor crea para el sobrino lector, y narratario o receptor directo de la historia, con la condición que incluya esos elementos que Teo eligió. Esta parte del libro cuenta el destino de una maleta repleta de dinero procedente de la corrupción de un político que acaba de ingresar en prisión y que pasará de mano en mano. Así, seguimos el devenir de este preciado objeto de deseo por Madrid, un pequeño pueblo aragonés y Londres. Se trata de un relato que pronto abandona ese tono infantil y que se dispersa en una sátira contra la corruptelas de la política y la defensa de valores alejados de la riqueza con una sucesión de personajes que no acaban de quedar bien definidos.
A pesar de ello, y sobre todo gracias a esa sección del libro de carácter metaliterario y autobiográfico, Daniel Remón debuta en la novela con una historia interesante sobre el poder de la narración y los vínculos que esta ayuda a establecer entre las distintas generaciones de una misma familia.
Reseña publicada en El Noroeste: