Basilisco, Jon Bilbao, Impedimenta, 2020, 290 págs., 18€.
En España tienen una fama
terrible, al menos entre la crítica, las novelas del oeste; creadas al calor del
éxito del cine de vaqueros dentro de la llamada literatura popular o de kiosco,
se trata de un subgénero que pronto devino en un mero entretenimiento de
evasión que disponía de unos pocos tópicos y de unos personajes estereotipados
en tramas repetitivas y efectistas. Sin embargo, el territorio del oeste
americano ha demostrado en el cine sus múltiples posibilidades narrativas al enfrentar
a sus protagonistas a situaciones extremas en territorios despiadados.
En España, quizás por esa
consideración negativa que tienen las novelas populares del oeste, los
narradores actuales apenas han visitado el subgénero, salvo con contadas y curiosas
excepciones como Duelo en Marilyn City (2003), donde Eduardo Mendicutti
hacía una revisión del western desde una perspectiva LGTBI. Por ello, puede
sorprender que un narrador de la trayectoria de Jon Bilbao, con libros que tan
buena acogida han tenido entre la crítica como Estrómboli (2017) o El
silencio y los crujidos (2018), opte en Basilisco por la tan
denostada y apolillada novela del oeste.
Esta aparente paradoja se
rechaza rápidamente tras la lectura del libro, con la que descubrimos que, en
primer lugar, Bilbao evita los tópicos del género y el efectismo de sus giros
más tradicionales, y que, en realidad, la historia de vaqueros de Basilisco
sólo ocupa una parte de la novela. En esta sección el narrador asturiano ubica
la historia en territorios como Nevada, Utah o Idaho en la segunda mitad del
siglo XIX y se vale de algunos de los estereotipos del género: el pistolero
solitario y atormentado, John Dunbar, el joven intelectual que deja la ciudad
para vivir la experiencia del Oeste, Patrick Clement, o la prostituta que busca
protección, Úrsula. De manera intermitente, en los distintos capítulos de esta
parte del libro vamos recorriendo la vida del magnético y poliédrico Dunbar,
desde su aparición en la vida de su hermano pequeño años después de abandonar
la casa familiar, a su trabajo como guía en una expedición científica, hasta su
retiro en la montaña.
A pesar de que esta
novela del oeste ocupa un lugar importante en el libro, se trata de una
historia del nivel hipodiegético, es decir, que depende de otra trama
principal. En esta tenemos a un escritor contemporáneo a quien, en una visita a
un rancho de Nevada, le cuentan la historia de Dunbar, lejano antepasado de la
anfitriona. A partir de ahí, Basilisco va alternando la narración de la
historia del enigmático vaquero con la de la vida del escritor. Con el paso de
las páginas vamos descubriendo coincidencias entre Dunbar y el narrador: la
difícil relación con la familia, la insatisfacción vital, la necesidad de
aceptar trabajos alimenticios, etc. El juego de espejos va más allá con la
presencia de aspectos de la vida del autor que se asignan al narrador: su
formación como ingeniero, la publicación de relatos o su infancia en Ribadesella.
Creo que esta “matrioshka” de personalidades es bastante evidente, por lo que considero
innecesario ese episodio, entre lo fantástico y lo onírico, en el que Dunbar
aparece dentro de un cuerpo que a su vez está dentro de otro.
La estructura del libro suma a la complejidad ya reseñada un relato inserto, “La playa del naufragio”, escrito en tercera persona y adjudicado posteriormente al narrador. Se trata de un cuento excelente en el que Jon Bilbao confronta al protagonista con un dilema difícil de resolver y que termina de configurar a Basilisco como una obra notable.
Reseña publicada en El Noroeste:
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