martes, 28 de diciembre de 2021

Los nombres impares - Álex Chico



 Los nombres impares, Álex Chico, Candaya, 2021, 18€, 252 págs.

 

Pocos autores contemporáneos se han convertido en tan poco tiempo en verdaderos mitos como Roberto Bolaño. En su biografía hay, además, una etapa que adquirió gracias a Los detectives salvajes un aura cuasi mitológica: su juventud como poeta airado en el México de los años 70. El grupo de poetas iconoclastas, juerguistas y vanguardistas al que perteneció, los infrarrealistas, se convierten en protagonistas de la novela bajo el nombre de los real visceralistas. Álex Chico parte de la siguiente premisa en Los nombres impares: ¿es posible que un anciano que vive solo en la Barcelona contemporánea sea Darío Galicia, uno de los infrarrealistas desaparecido desde hace décadas?

El libro se nos presenta, en su primera parte, como la investigación que lleva a cabo el narrador para desentrañar el misterio que le ha presentado Ida, la chica que cuida del anciano: ¿fue este misterioso y esquivo personaje un importante escritor en el pasado? A través de los recuerdos que el hombre guarda en cajas en su casa, y a las que accede de manera furtiva con la complicidad de Ida, el narrador llega a la conclusión de que se trata de Darío Galicia. A la presencia en las cajas de fotografías del México de los setenta se le añade el nuevo nombre que ha adoptado el hombre: Damián Gallego, demasiado parecido al del poeta infrarrealista como para ser una coincidencia.

Tras el emocionante hallazgo, cree haber encontrado al escritor que Bolaño rebautizó en Los detectives salvajes como Ernesto San Epifanio, el narrador se enfrenta al dilema de cómo contar la historia. Por un lado decide realizar lo que en un momento dado define como “novela de ensayo ficción”, por ser el género que mejor se adapta a lo que desea narrar. Por otro, comienza a planear un documental con Tomás, el cineasta amigo suyo con el que ha descubierto la existencia de Damián y que lo ha acompañado en las incursiones en la casa de este. El libro plantea, además, la pregunta de quién tiene el derecho a narrar una vida. Los tres protagonistas (Ida, Tomás y el narrador) han comenzado el proyecto de rescatar del olvido a un poeta sin tener en cuenta al propia Damián. En la segunda parte del libro el anciano es por fin partícipe del documental y escuchamos su voz mientras Tomás y el narrador lo graban en su casa.

Además de estos temas relacionados con cómo contar una vida y la legitimidad para hacerlo, Los nombres impares propone otros dos asuntos que considero de gran interés. El primero sería el límite del compromiso del artista con su obra: a través de los manuscritos de Damián que el narrador consulta en las cajas de su armario y, después, de sus propias palabras, conocemos una biografía en la que la experiencia literaria fue vivida hasta sus últimas consecuencias y estas implicaron la enfermedad mental, la cárcel y la indigencia.

El otro tema está relacionado con esa mitificación de Bolaño y de los infrarrealistas que citábamos al principio. Damián le quita algo de prestigio a la figura del escritor chileno y a su grupo, que define como “ni detectives ni salvajes”. Además, el narrador se tiene que enfrentar, y esa será la clave del final de la novela, a la pregunta de si Damián Gallego es en realidad Darío Galicia o su obsesión por hallar a un autor maldito le ha llevado a fabular una historia por la necesidad de contarla. 


Reseña publicada en El Noroeste:



lunes, 13 de diciembre de 2021

Los extraños - Jon Bilbao

 


Los extraños, Jon Bilbao, Impedimenta, 2021, 133 págs., 15€.

 

Que al comienzo de una novela los protagonistas sean testigos de la aparición de varios ovnis en el cielo, parece determinar bastante el horizonte de expectativas del lector. Todos pensaremos que estamos ante una obra de marcado carácter fantástico que versará sobre este fenómeno paranormal, sus explicaciones y su posible repetición. Sin embargo, Jon Bilbao emplea este suceso como lo que en el cine se llama “macgufin”, es decir, un hecho que sirve para que la trama avance pero que no tiene una importancia decisiva. De hecho, los ovnis sólo poseerán una relevancia secundaria en una historia mucho más realista de lo que en un principio podría parecer.

Y es que “los extraños” a los que el título hace referencia no son tanto los supuestos extraterrestres de las naves lumínicas que han surcado el cielo, sino Markel y Virginia, dos invitados inesperados que llegan a la casa familiar de Jon. Este es un escritor que sobrevive redactando textos técnicos y que ha ocupado la vivienda de sus padres aprovechando que ellos pasan los inviernos en Canarias. Le acompaña su pareja, Katharina, una alemana que trabaja como traductora mientras encuentra empleo en una productora audiovisual. Como vemos, las referencias a la biografía del autor (un escritor, nacido en Ribadesella, con formación como ingeniero) son bastantes claras y se configuran ya en una marca de su narrativa. De hecho, la casa donde se desarrolla la acción y que está situada en la localidad natal de Jon Bilbao ya aparecía en su anterior novela: Basilisco (2020).

La pareja vive una relación donde la tensión provocada por varios factores como la inapetencia sexual, el deseo de él de escribir ficción o de ella de volver a Alemania, amenazan con derivar en una crisis. En ese momento aparecen dos extraños que resultan ser Markel, un primo segundo afincado en Chile y del que apenas tiene recuerdos, y Virginia, una enigmática y fría mujer cuya relación con Markel bascula entre lo personal (como pareja) y lo profesional (su asistente). El hombre les cuenta a Katharina y Jon que están recorriendo Europa y que quería visitar la casa que su abuelo, hermano del de Jon, construyó en Ribadesella.

Los recién llegados se instalan en la casa, que queda repartida gracias a su peculiar estructura, con varias alturas y entradas para adaptarse a la ladera donde se encuentra, entre ambas parejas. Se establece entonces entre ellos una relación ambigua que va desde la complicidad de algunas cenas, la atracción sexual, los recelos y las discusiones. Es en este singular rompecabezas entre los problemas de Jon y Katharina, la peculiar relación de Virginia y Markel, el intento por parte del escritor de recordar el verano compartido con su primo y los verdaderos motivos de los visitantes para instalarse allí, que los dueños de la casa irán descubriendo poco a poco, configuran desde mi perspectiva lo mejor del libro.

En el otro lado de la balanza, en una novela interesante en su conjunto, está la falta de desarrollo de algunos temas o la precipitación del final, determinados por la brevedad de una novela a la que le hubieran venido bien algunas páginas más. Sin embargo, Bilbao opta por una narración más bien elusiva en el que algunas respuestas quedan en el aire.


Reseña publicada en El Noroeste: