domingo, 31 de julio de 2016

Diarios (1999-2003) - Iñaki Uriarte


Diarios (1999-2003), Iñaki Uriarte, Pepitas de Calabaza, 2010, 184 págs., 15€.

Salvo excepciones destacadas como la de Andrés Trapiello, la escritura diarística española no ha alcanzado el desarrollo del que goza en otras literatura europeas. Ni el éxito de otros géneros del yo (la autobiografía o la autoficción) ni el desarrollo de una herramienta tan cercana como el blog han supuesto un aumento del número y de la calidad de los diarios publicados en nuestro país. Por ello produce cierta sorpresa el pequeño éxito de crítica y de público (selecto, eso sí) que han cosechado los tres volúmenes de diarios de Iñaki Uriarte. Tras la lectura del primero de ellos podemos confirmar que lo que anunciaban los elogios de voces tan respetadas como las de Enrique Vila-Matas, Jordi Gracia o Manuel Jabois se cumple con creces.
En un género en el que el material narrativo proviene de la experiencia propia, el lector siente curiosidad por la biografía del autor; la que proporciona la solapa de este primer volumen es tan sucinta que más que situar, descoloca. Tan sólo se cita la fecha de nacimiento de Uriarte (1946) y los nombres de las ciudades en las que nació (Nueva York), creció (San Sebastián) y vive (Bilbao), y, sin embargo, pocas biografías son tan precisas como ésta. Urrutia, conocido en los círculos literarios vascos por su labor como crítico en un periódico, se jacta en el libro de no haber tenido jamás que realizar un trabajo serio. Su pertenencia a una familia con cierto poder económico y su propia actitud vital, entre el dandismo y la independencia, le han convertido en una especie de Bartleby que responde “preferiría no hacerlo” ante cualquier oferta de laboral.
Esta particular forma de afrontar la vida que posee Urrutia no implica que su existencia haya sido aburrida; en uno de los fragmentos recuerda que estuvo en la cárcel y que negoció con drogas, aunque con ironía señala que la mayor parte del tiempo vivido ha sido tranquilo. El pasado es uno de los temas recurrentes en este diario: la infancia perdida, los años universitarios y las vicisitudes de sus padres (españoles en Nueva York que se establecieron en San Sebastián al poco de nacer el autor) se cuentan con un tono más entrañable que el resto.
Mucho más mordaz se muestra cuando relata su vida pública el Bilbao de principios de siglo; en estos fragmentos suele satirizar, sin caer en el ataque cruel, a escritores y políticos con los que alterna y de los que cuenta anécdotas a veces hirientes, pero salvaguardando en estos casos su anonimato. El tono vuelve a ser relajado cuando narra episodios de su vida íntima junto a su mujer o a su gato y los viajes que emprende a Italia o a Benidorm. Urrutia huye de la petulancia del intelectual que despreciaría sus rascacielos y sus playas abarrotadas y describe la ciudad costera como su verdadero refugio.
La ausencia de obligaciones laborales, salvo los textos para el periódico, permiten al autor dedicarse con fruición a los libros. Se muestra como un lector voraz y desordenado que trufa sus textos de numerosas citas de sus autores predilectos: Montaigne, Borges, Machado, Proust, etc. El respeto a estos maestros parece que impele a Urrutia a escribir una serie de anotaciones con un estilo sobrio y (aparentemente) sin pretensiones, que con el tiempo se han convertido en este magnífico libro.
Reseña publicada en El Noroeste:



martes, 19 de julio de 2016

Homoconejo - Alfonso García-Villalba


Homoconejo, Alfonso García-Villalba, e.d.a., 2016, 166 págs., 14€.

Arriesga el escritor murciano Alfonso García-Villalba en su segunda novela, hace un par de años publicó en la misma editorial Esquizorrealismo (2014), y sale victorioso del envite.  Es de agradecer que autores como éste, que está comenzando a construir su trayectoria literaria, se salgan de los caminos trillados y nos ofrezcan obras tan personales y originales como Homoconejo. Bien es cierto que, al contrario que aquellos que optan por historias más previsibles y sencillas, esta novela no atraerá a un número elevado de lectores, pero, seguramente, se hará con una recepción selecta y que esperará con ansia nuevos libros de este autor.
Porque Homoconejo es una obra compleja e intrincada como un buen laberinto, concepto central en la novela, pero que, como aquel, se presenta atrayente gracias a la solidez de su estructura. Y eso que el comienzo del libro puede hacer pensar en una de esas novelas alucinadas, en las que el lector se pierde ante reflexiones demasiado abstractas que llevan la trama a callejones sin salida, tras los que hay que volver atrás. García-Villalba evita este camino y sustenta el ambiente onírico, a veces surrealista, del libro con una historia atractiva y bien contada.
Los protagonistas principales de Homoconejo son la pareja formada por M., una arquitecta obsesionada con quedarse embarazada, y el narrador, un fotógrafo que la ayuda en sus proyectos laborales. En la vida de ambos irrumpe un extraño y algo siniestro empresario llamado Cumas Baba, que le encarga a M. la construcción de un laberinto en un paraje desolado del campo murciano. Los otros dos personajes importantes en esta trama (o nivel) principal de la novela son V., amigo y consejero del narrador, y Pitia Calipso, la enigmática ayudante de Cumas Baba. M. decide construir un laberinto diferente, subterráneo, en varios planos, con escaleras que los comuniquen, y con una fuente de agua en el centro.
Esta peculiar forma que posee el proyecto que M. presenta al empresario tiene su correlato en la propia estructura de la novela, organizada también en varios planos que se interrelacionan y cuyas fronteras son porosas. Además del plano “real” que acabamos de resumir, el libro otorga mucha importancia a los sueños que tienen los protagonistas. Gracias a una droga conocida como Beta, los personajes son capaces de adquirir cierta consciencia en los sueños, que se acercan y se confunden con la vigilia de manera laberíntica. Entre las injerencias que se producen entre ambos niveles destaca la figura de W., un doble de M. del que el narrador se enamora. En un tercer plano de la historia estarían las referencias a Hombre pasea Conejo, el libro escrito décadas atrás por el padre del narrador y cuyo protagonista, un conejo llamado Sr. Kerényi, se cuela a menudo en sus sueños.
Además de temas como el desdoblamiento de la identidad, la porosidad de la frontera entre vigilia y sueño y el uso de drogas recreativas y sus consecuencias, el libro es también una sátira de los desmanes urbanísticos acaecidos en las últimas décadas en la Región de Murcia. Cumas Baba es una mezcla de empresario de la construcción murciano y supervillano con ínfulas de grandeza que vive entre el ático de una torre de pisos que se quedó a medio construir en el Campo de Cartagena y su mansión en la Isla del Barón del Mar Menor.
Reseña publicada en El Noroeste:

martes, 5 de julio de 2016

Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino - Diego Sánchez Aguilar


Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino, Diego Sánchez Aguilar, Balduque, 2016, 157 págs., 12€.

            Destila ironía desde su título el primer y excelente libro de relatos del cartagenero Diego Sánchez Aguilar. El nombre del volumen, que despista apuntando a un acercamiento científico al goce femenino, ya nos muestra dos de sus rasgos fundamentales: el erotismo y la ya citada ironía. Retrata en sus páginas personajes cercanos, que pululan por una España contemporánea envuelta en la crisis económica, y que podríamos identificar perfectamente con personas reales que todos conocemos. Sánchez Aguilar no se une a esa tradición de literatura erótica de ambientación refinada y exótica, sino que retrata las pulsiones íntimas de personajes carnales y cotidianos.
            Aunque las narraciones están repletas de descripciones de encuentros sexuales y de actos onanistas, el autor las retrata con naturalidad y sin emplear esas metáforas y esa terminología tan desgastada propia de la literatura erótica más casposa. Porque el objetivo último de Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino no es excitar al lector con relatos pornográficos inanes protagonizados por atletas sexuales de apariencia inverosímil, sino ofrecer un catálogo de los comportamientos eróticos de nuestros semejantes.
            Mención aparte merece el feroz análisis de las podredumbres de una clase media española adocenada e incapaz de salirse de los parámetros sociales que aparece de manera sutil a lo largo de todo el libro. En algunas ocasiones emplea el llamativo recurso de la nota al pie de página y un narrador alejado de los personajes para explicar, de manera sarcástica, los comportamientos de los protagonistas de los relatos.
            Si el erotismo y la ironía, que a veces deviene en sarcasmo, otorgan homogeneidad al libro, la variedad la aportan los distintos personajes que convierten el volumen en un verdadero catálogo de la clase media española de entre treinta y cuarenta y tantos años. Cada uno de ellos tiene una manera muy diferente de afrontar el sexo, que va desde la inapetencia a la obsesión, pasando por varias formas de infidelidad. Hombres y mujeres; casados y solteros; exitosos y perdedores; los personajes de Nuevas teorías sobre el orgasmo femenino pugnan por satisfacer sus deseos o por mitigar sus inseguridades.
            El volumen comienza con “Comida de empresa”, una afilada descripción de esas relaciones lúbricas que surgen a menudo entre compañeros de trabajo desinhibidos gracias al alcohol y a un contexto diferente y más festivo que el laboral. Sánchez Aguilar corona con una acertada elipsis un relato en el que un hombre casado flirtea, ante la complicidad de su beodo amigo, con una compañera de trabajo más joven. Otro espacio en el que se permite el desenfreno erótico de nuestra clase media es el resort caribeño. Allí viaja la protagonista de “Cuba”, en el único relato en el que la preocupación es la inapetencia sexual. En “Gemidos”, el protagonista es un solitario y virgen cuarentón obsesionado por la artista que sube a diario vídeos en los que se la oye teniendo un orgasmo. La infidelidad es el eje de “Injusticia” y “Anunciación de María”; en el primero de los casos llevado a cabo con un antiguo novio y en el segundo sospechado en la esposa. En este relato también se pone en juego el voyeurismo, que vuelve a aparecer en “Vecinos”, donde encontramos a una mojigata pareja abrumada por el sonido del goce de la pareja que vive encima, y en “El perfume”, donde un fotógrafo con ínfulas de artista emplea en su trabajo las grabaciones de sus encuentros sexuales.
Reseña publicada en El Noroeste.