martes, 31 de enero de 2023

Un reino oscuro - Alejandro Hermosilla

 



Un reino oscuro, Alejandro Hermosilla, Jekyll & Jill, 2022, 330 págs, 23€.

 

    En una época en la que gran parte de los libros “literarios” (entiéndase este adjetivo no con afán canonizador sino para definir a aquellas obras que no son de “de género”) se ubican en un cronotopo cercano (nuestro país, nuestra época) se agradecen libros como Un reino oscuro. Y es que aunque la novela de Alejandro Hermosilla acepta una lectura actual, como más tarde explicaré, en ella no encontramos referencias a un contexto actual sino que está ubicada en un espacio indefinido de un pasado impreciso. Este es uno de los múltiples elementos que hacen de Un reino oscuro un libro original en la narrativa española actual.

Aunque no encontramos referencias espaciales, ni temporales concretas, ni siquiera en los nombres de los personajes, que son definidos por su oficio, cargo o, como mucho, por una inicial, el lector puede ubicar la trama en algún punto de Europa (quizás central) en un siglo reciente pero no actual (en torno al XVIII o al XIX). La trama principal de la obra, que no sirve más que de marco a lo realmente importante que son las digresiones de los personajes, nos lleva a acompañar al narrador y a su padre, ambos arquitectos, en las cuatro visitas que realizan a clientes durante un fin de semana. Estos cuatro personajes, verdaderos protagonistas del libro, son un pintor paisajista, un pianista, un duque y un escritor y en sus diálogos, monólogos más bien, con el padre y el hijo reside la parte central del libro.

Los clientes que visitan ambos arquitectos coinciden en varios rasgos que los definen como personajes: los cuatros poseen mansiones que necesitan algún tipo de reforma, viven en un espeso bosque a las afueras de la capital del reino y, lo que es más importante, se han autoimpuesto una especie de autoexilio de la corte. Sus palabras son duras diatribas contra todo aquello que los ha llevado allí y que podemos resumir como la decadencia de la sociedad ejemplificada en unos personajes definidos como “los ilustrados”, en la arbitraria política del rey y en la violencia del pueblo, simbolizada por los jardineros (personajes negativos que remiten al anterior libro de Hermosillo El jardinero (2018)).

El narrador cartagenero nos presenta un mundo decadente, brutal y, sobre todo, oscuro. Este término que aparece ya en el título y otros sinónimos (como “negro”) aparecen de manera repetitiva en las descripciones del libro: los bosques son negros, los palacios oscuros, etc. La crítica ante un mundo en sombras se puede leer en clave actual como una sátira contra los poderes de nuestro tiempo. Esta obsesión cromática de los protagonistas se reitera hasta la saciedad en un libro cuyo estilo en ocasiones recuerda al de una letanía, por sus continuos paralelismos.

El libro se completa con unos capítulos que se van intercalando en la historia principal y que nos van contando, entre la ficción y la biografía, capítulos relacionados con la locura o la crueldad de monarcas reales. Este tipo de reyes son presentados como modelos positivos frente a la decadencia de los mandatarios que aparecen en la novela. 

Reseña publicada en El Noroeste. 



domingo, 15 de enero de 2023

La ciudad - Lara Moreno

 

La ciudad, Lara Moreno, Destino, 2022, 320 págs., 18€.

 

         La pandemia global del coronavirus que sufrimos en 2020 provocó algunas situaciones que muchos creíamos que nunca íbamos a vivir. Al temor a caer infectados por una enfermedad de la que se sabía poco se unió el encierro obligatorio para gran parte de la población. Para la mayoría fueron días de angustia y claustrofobia pero también de pausa en el frenético trajín diario. Sin embargo, hay personas para las que aquellos días de marzo del 2020 llegaron en un momento importante de sus vidas, que se detuvieron en el peor instante posible. Esta es la situación con la que termina La ciudad, con sus tres protagonistas abocadas, como todo el país, a encerrarse cuando están viviendo hechos trascendentales. 

         Por supuesto, no contaré en qué punto se encuentran Horía, Damaris y Oliva, los tres personajes principales, al final del libro para evitar al posible lector de la novela aguarle un final que, de todas formas, no es climático, sino que, como ocurrió con el confinamiento, deja en pausa a las tres mujeres. Hasta ese momento las protagonistas han vivido experiencias muy diferentes y apenas se han cruzado, pero sus vidas han coincidido en un lugar, un edificio del madrileño barrio de La Latina, y, sobre todo, en el sufrimiento.

El de Horía, una mujer marroquí, está provocado por la pobreza en la que vive y que la empuja a aceptar una ilusionante oferta para recoger fresas en Huelva con la intención de volver a casa con el dinero suficiente para mantener a su madre anciana y a su hijo adolescente. Moreno pone el foco en una realidad que a pesar de estar tan cercana muchos españoles no conocen o no quieren conocer: la explotación de mano de obra extranjera en los ferales campos españoles. Y es que Horía pronto comprobará que las condiciones de la finca onubense nada tienen que ver con lo prometido. Además, su hijo ha emprendido simultáneamente la ruta hacia España, lo que lleva a la mujer a Madrid en su busca. 

Por su parte, Damaris es la más resiliente de las tres a pesar de su edad, supera la cincuentena, sus problemas de salud y los problemas económicos que arrastra desde su Colombia natal. Quizás este carácter estoico, exagerado como le reprocha su hermana través del teléfono, tiene su origen en haber sobrevivido a un terremoto que acabó con su marido y que si bien le dio la oportunidad de ver crecer a sus hijos la empujó a emigrar a Madrid. Allí sufre algunas de las peores caras de la capital española: el clasismo de sus empleadores, una pareja de clase media alta a quienes Damaris cría sus hijos, y el racismo de los propietarios de los pisos que intenta alquilar sin éxito. 

Oliva es, a priori, la más privilegiada del trío protagonista: vive en el barrio de moda de Madrid, tiene un trabajo que le gusta y se lleva bien con su ex, el padre de su hija Irena. Por ello gran parte de los capítulos dedicados a este personaje tratan de explicar por qué una mujer independiente y moderna como Oliva acaba implicada en una relación tan tóxica como en la que se embarca con el oscuro Max, su impredecible y manipuladora pareja.

Lara Moreno nos ofrece una sólida novela que va creciendo con el paso de unos capítulos en los que, también en el estilo (cada vez con frases más cortas y fragmentos más breves) nos va llevando hacia el pozo de desesperación en el que se convierten las vidas de Horía, Damaris y Oliva.  

Reseña publicada en El Noroeste.