lunes, 30 de marzo de 2015

Piezas secretas contra el mundo - Carlos Labbé



Piezas secretas contra el mundo, Carlos Labbé, Periférica, 2014, 221 págs., 17€.

En ocasiones se agradece encontrar textos que te exijan como lector. Obras en las que el acto de recepción no se reduzca al mero hecho de pasar páginas y en las que sea necesario aportar nuestra pericia y ejercer esa figura de “coautor” que muchos teóricos actuales de la Literatura han definido. Existen muchos grados en el nivel de implicación que el receptor ha de tener en un libro “exigente” desde el punto de vista de la lectura. Un ejemplo ya clásico, se acaban de cumplir cincuenta años de su publicación, es Rayuela de Julio Cortázar, novela en la que el receptor puede elegir el orden de lectura de los capítulos. Precisamente la obra capital del narrador argentino es uno de los referentes más claros de este Piezas secretas contra el mundo del chileno Carlos Labbé.
Al final de cada capítulo, el narrador ofrece varias opciones al lector para continuar leyendo, aunque, en mi caso y supongo que en el de la mayoría, se suele optar por seguir el orden establecido por el libro. Es esta reticencia del receptor a romper la linealidad del volumen uno de los problemas que encuentro en esta novela de Labbé; el autor invita al lector a deambular a su gusto por las páginas del libro, a saltar a delante o atrás, e, incluso, a decidir los propios derroteros que seguirá la trama, tal y como ocurre en varios de los capítulos centrales. Este tipo de lectura hipertextual, propuesta ya por libros como el citado Rayuela o la colección juvenil Elige tu propia aventura, es habitual en la lectura en internet, pero aún nos cuesta aplicarla a libros impresos.
Si original y exigente es la estructura del libro y su lectura, no lo es menos reconocer el propio argumento de la novela. Labbé ofrece varias historias relacionadas entre sí pero que se alejan de la claridad en su exposición y en las que existen diferentes tipos de discurso. Por un lado tenemos la relación de una estudiante con su pareja, que discurre entre Noruega, Santiago y el pueblo chileno de Aysén. Relacionado con ambos aparece un videojuego, titulado Albur,  que discurre en un espacio similar a las instalaciones de una industria salmonera de Aysén. También leemos el diario de una adolescente, llamada Alma, que se ve envuelta en una serie de sórdidos encuentros sexuales con hombres mayores. Por último, se narran varias muertes violentas de jóvenes del mismo pueblo del sur de Chile.

Con estos mimbres teje Labbé una historia densa y exigente para el lector en el que son muy importantes los espacios, que se van repitiendo y adquieren mucho protagonismo, y los distintos tipos de discurso que posee la novela. Es de agradecer que un autor joven como éste, aún no ha cumplido los cuarenta años, apueste por una narrativa innovadora y que incluya ese tipo de recepción hipertextual y que dialogue con un fenómeno cultural de gran importancia en nuestra época como son los videojuegos, obviados por la mayoría de autores contemporáneos. Sin embargo, el carácter críptico de muchas de las páginas de Piezas secretas contra el mundo alejará a gran parte de los lectores de una novela nada complaciente.

Reseña publicada en El Noroeste:


viernes, 20 de marzo de 2015

Vida de provincias - María Yuste




Vida de provincias, María Yuste, Honolulu Books, 2014, 83 págs., 8€. 

La nostalgia es un sentimiento que se va incrementando, por motivos lógicos, con los años. En la vejez se echa de menos y se idealiza la niñez o la juventud que, con el transcurrir de las décadas, se llegan incluso a mitificar. Pero, ¿cuándo comenzamos a sentir nostalgia o a tener la suficiente perspectiva para pensar en nuestro pasado como algo ajeno, en cierta manera, a lo que somos en el presente? Este libro de María Yuste vendría a responder a esta pregunta, ya que fue publicado cuando la autora tenía unos veintiséis años. 

Yuste retrata, en la primera parte de Vida de provincias, episodios de su infancia, pero lo hace desde el desencanto y, a menudo, la amargura. No hay en su prosa rastro de nostalgia hacia momentos que van desde lo traumático, la muerte de un familiar o el acoso por parte de una compañera de colegio, a lo divertido, la amiga perteneciente a una familia ultracatólica o los primeros novios. 

La autora retrata con frescura, acidez e ironía la dura adolescencia (¿acaso alguna no lo es?) que vivió en un barrio de Murcia en la primera década del siglo XXI. Lo hace incluyendo una serie de referencias a la cultura popular de aquella época (la revista Superpop, las teleseries americanas de los noventa, la música de Camela o Backstreet Boys) que en poco tiempo volverá a ponerse de moda. En la segunda parte del libro se mantiene el tono, pero se narran episodios más actuales; entre los que encontramos la correspondencia con un amigo canadiense, el retrato de personajes del barrio o las dificultades de las relaciones familiares. 

Tanto el estilo como el tipo de texto, que la propia autora ha definido como "autoficción" en una entrevista, están estrechamente relacionados con el blog. Se trata de una herramienta habitual en los escritores de la generación de Yuste y que, de manera natural, influye en su manera de entender la Literatura. Vida de provincias es un ejemplo perfecto del discurso propio de los autores más jóvenes y nos presenta a una escritora con un gran potencial y que nos deja con ganas de más, lo cual siempre es una buena señal. 

domingo, 15 de marzo de 2015

Andrea Jeftanovic - No aceptes caramelos de extraños





 No aceptes caramelos de extraños, Andrea Jeftanovic, Comba, 2015, 171 págs., 16€.

Los peores y más truculentos casos de violencia suelen suceder en la propia familia. El maltrato, el abuso sexual a un hijo o el parricidio son crímenes horrendos que transgreden las normas morales más básicas y que despojan al niño de la seguridad que debe tener en su hogar. En este sórdido territorio de relaciones familiares malsanas, no siempre llegando al extremo de la violencia, se mueven varios de los relatos de No aceptes caramelos de extraños, libro compuesto por once piezas narrativas de la chilena Andrea Jeftanovic.
En sus páginas encontramos historias desasosegantes como la relación incestuosa entre una chica adolescente y su padre del cuento “Árbol genealógico”; este tema deriva en el abuso sexual que aparece apuntado, nunca confirmado, en “Miopía”, protagonizado también por un hombre y su hija. La misma violencia solapada está presente en “Primogénito”, pero, en este caso, brota de un niño al que la llegada de un hermano pequeño a casa supone una agresión intolerable que rompe la armonía familiar previa.
En otras ocasiones la problemática en la relación padre/hijo no surge del interior de la familia, sino por un hecho, de nuevo violento, externo. En “Marejadas”, el terrible accidente de un chico provoca que su madre busque en su exmarido al sustituto del vástago que está perdiendo en la mesa de operaciones. El relato que da título al volumen, “No aceptes caramelos de extraños”, recoge un mantra habitual de los progenitores hacia sus hijos que no impide que una niña sea secuestrada, para desesperación de su madre. Un argumento similar, aunque ubicado junto al mar, encontramos en el cuento “En la playa, los niños…”, el texto con un tono más costumbrista de todo el volumen. Por contra, la Historia reciente de Chile es la culpable de que el protagonista de “La necesidad de ser hijo” tenga una relación difícil con sus progenitores; estos, apenas unos adolescentes cuando él nace, se consagran a la militancia comunista y olvidan sus obligaciones paternales.
Las parejas también protagonizan dos de los relatos de No aceptes caramelos de extraños. Pero el acercamiento de Jeftanovic a este tipo de relaciones dista mucho de ser condescendiente, algo acorde con el tono de todo el volumen. Así, los protagonistas de “La desazón de ser anónimos” y de “Medio cuerpo afuera navegando por las ventanas” son incapaces de llevar sus relaciones sexuales con normalidad y se valen de la distancia, de balcón a balcón en el primer caso y a través de la pantalla del ordenador en el segundo, para eliminar ese miedo al encuentro físico.
A pesar de estar protagonizado por un anciano aquejado de múltiples enfermedades, el último cuento, “Hasta que se apaguen las estrellas”, es seguramente el más optimista de todo el conjunto. La peculiar relación que establece con su hija, con la que comparte el consumo de marihuana cada vez que ella va a visitarlo a su residencia, está llena de ternura.
Además de por esta unidad temática, los relatos de No aceptes cuentos extraños comparten un estilo similar. La mayoría de los textos están narrados en primera persona por el protagonista y emplean una prosa cargada de metáforas y símiles que, en algunos casos, cuentan la historia de manera tangencial, dificultando su comprensión.

Todo ello para ofrecernos una voz, la de Jeftanovic, personal y un libro muy evocador. 

Reseña publicada en El Noroeste:

lunes, 2 de marzo de 2015

El imperio de Yegorov - Manuel Moyano



El imperio de Yegorov, Manuel Moyano, Anagrama, 2014, 187 págs., 15€.

La novela española de las últimas décadas se caracteriza, de manera mayoritaria, por una acusada tendencia al realismo. Ya sea a través de subgéneros como la novela histórica o la policiaca; de temáticas relacionadas con la Guerra Civil o la Transición; o con tendencias autoficcionales, la mayoría de ellas se desarrollan en espacios reales y en tiempos cercanos o pasados. Por eso, lo primero que llama la atención de este libro, finalista del último Premio Herralde, es que se trate de una distopía en la que la acción se alarga hasta el año 2042.
Pero El imperio de Yegorov es mucho más que eso; en primer lugar, es una novela policiaca en la que a lo largo de muchas páginas seguimos a detectives y policías de distinto origen y condición que se ocupan de desapariciones relacionadas con el hilo argumental. Éste narra el descubrimiento y posterior comercialización de un producto, originario de los bosques tropicales de Papúa, que permite evitar el envejecimiento. Sin embargo, los pacientes que no consumen esa sustancia, la elatrina, tras haber iniciado el tratamiento, mueren a los pocos días. Esto le da un gran poder al científico japonés que realiza el descubrimiento, lo que provocará una lucha encarnizada por los beneficios económicos y políticos de la elatrina que atraerá al millonario ruso Yegorov, que no dudará en usar todos los medios a su alcance para hacerse con la producción exclusiva del medicamento.
Este planteamiento, un producto que provoca la juventud eterna, adentra al libro en el terreno de la ciencia ficción, aunque también pone en juego unas preguntas de carácter ético. ¿Estaríamos dispuestos a tomar una sustancia que nos impide envejecer aún sabiendo que jamás podríamos prescindir de ella? La respuesta de muchos de los personajes del libro, artistas y políticos en su mayoría, es sí, lo que no es sino un reflejo de la obsesión por la belleza y la juventud que asola nuestra sociedad. El libro también se puede entender como una reflexión sobre el enorme poder que poseen las empresas farmacéuticas, que deciden sobre la vida y la muerte de millones de personas guiándose principalmente por motivos económicos.
La obra posee una complejidad formal que hace que su lectura, si bien vibrante y atractiva, no sea siempre sencilla. Moyano prescinde de la figura del narrador y construye la historia a través de una serie de documentos de diversa índole (informes, entrevistas, diarios, correos electrónicos, noticias, transcripciones de conversaciones) que unos supuestos editores han recopilado. Además, son muy numerosos los personajes que aparecen en una novela que no llega a las doscientas páginas y que se caracteriza por su polifonía y por su protagonismo coral. Esta abundancia provoca que al final del volumen se incluya un índice onomástico que completa de manera más sistemática lo que de forma fragmentaria y parcial vamos conociendo de los personajes a través de los treinta y dos documentos recopilados.  A pesar de esta complejidad estructural, el hecho de que la historia vaya avanzando siempre de manera cronológica y de que cada una de las tres partes del libro se centre en un personaje, hace que la lectura sea un poco más sencilla.
Tras varios interesantes libros de relatos, Moyano construye en El imperio de Yegorov una historia compleja y original que supone un rara avis en la narrativa española actual.

Reseña publicada en El Noroeste