lunes, 31 de julio de 2017

Arden las redes - Juan Soto Ivars




Arden las redes, Juan Soto Ivars, Debate, 2017, 286 págs., 18€.

El ensayo es un género difícil de escribir, ya que se debe mover entre la la seriedad en el acercamiento al tema tratado y la amenidad de su lectura. Me estoy refiriendo a esos ensayos de carácter divulgativo que no van dirigidos a un público especializado y minoritario, sino a un grupo mucho más amplio de lectores pero también menos proclives a aguantar un exceso de morosidad y teorización. Soto Ivars, acostumbrado a atraer la atención de los lectores con sus punzantes e irónicos artículos en El Confidencial, es muy consciente de ello y logra con Arden las redes ese difícil equilibrio entre la seriedad y la amenidad. Y es que son igual de frecuentes las referencias teóricas sobre el tema tratado y la explicación de casos concretos, las secciones más jugosas del libro.
El segundo y principal acierto del autor es la elección del tema sobre el que versa este ensayo. Tras el breve y llamativo título, el libro viene acompañado por un paratexto mucho más explicativo: “La poscensura y el  nuevo mundo virtual”. Soto Ivars ha sabido percibir la oportunidad de un ensayo sobre una situación tan novedosa como es la censura a través de las redes sociales y los linchamientos realizados por parte de ciudadanos anónimos ante situaciones que consideran intolerables. Lo reciente del fenómeno, que se ha desarrollado en el último lustro, es, simultáneamente, el punto flaco y el fuerte del libro. Estamos ante un libro con reflexiones carentes de la perspectiva que ofrece el tiempo, escritas de una manera casi inmediata, los últimos casos analizados datan de seis meses antes de la publicación del libro, y que tratan de ahondar en una situación muy reciente y que aún no ha terminado de mostrar todas sus vertientes.
Soto Ivars parece ser consciente de esa cercanía con el fenómeno analizado y completa su visión personal con una abundante bibliografía teórica, más de lo habitual en un ensayo divulgativo como este. Además, completa su análisis de esta poscensura que campa a sus anchas en las redes sociales con varios capítulos dedicados a repasar la censura tradicional, centrándose especialmente en España. Si bien esta sección del libro es tan sólo un amplio preámbulo a su parte central y más interesante, nos sirve para conocer algunas explicaciones de los linchamientos cibernéticos que se han producido en los últimos años. Entre ellos podemos destacar el miedo de las grandes empresas a la opinión desfavorable del público, la merma en la credibilidad del periodismo, la crisis de la figura del intelectual como generador de opinión y las dificultades para distinguir ficción de realidad de gran parte de la sociedad.
En la segunda sección del libro, Juan Soto Ivars analiza en profundidad la poscensura centrándose en varios de los casos más llamativos y significativos de linchamiento mediático que se han producido en España. Acierta aquí en elegir casos promovidos tanto desde la izquierda (a Nacho Vigalondo) como desde la derecha (a la revista Mongolia o a Guillermo Zapata); desde el feminismo más radical (a Jorge Cremades) o desde ámbitos taurinos y también antitaurinos. Todos estos grupos se mueven como un perfecto ejército de opinión en las escaramuzas de lo que el autor llama “guerra cultural”.
Soto Ivars pone  a la sociedad española ante ese espejo deformado que exagera sus defectos que son las redes sociales. 

Reseña publicada en El Noroeste:


lunes, 17 de julio de 2017

La acústica de los iglús - Almudena Sánchez



La acústica de los iglús, Almudena Sánchez, Caballo de Troya, 2016, 155 págs., 14€.

Algunos lectores y críticos suelen mirar con cierto recelo los relatos escritos con una prosa poética. Estos puristas de los géneros creen que una narración debe ser seca y con los adjetivos imprescindibles y critican con saña cualquier intento del narrador de introducir elementos como símiles o metáforas. Personalmente creo que si algo ha demostrado el paso del tiempo es que la flexibilidad de los límites genéricos es cada día mayor. Por eso pienso que cuando leemos libros de relatos como este La acústica de los iglús, ópera prima de la mallorquina Almudena Sánchez, en el que en ocasiones la trama de las narraciones queda soterrada bajo un estilo de gran riqueza, debemos desprendernos de los prejuicios y disfrutar con un tipo de narración diferente a la más canónica.
Y es que, como acabo de adelantar, relatos como “Introducción al relámpago” son más una sucesión de imágenes y una configuración de la protagonista a través de sensaciones que una historia. Es cierto que se nos habla de la extraña relación de la narradora con un fotógrafo obsesionado con sus lágrimas, pero este cuento se estructura a base de esos flash que recuerdan la labor del cámara. Algo similar ocurre con “Compostura: la línea imaginaria”, donde el concierto al que asiste la protagonista se diluye entre el sueño y la realidad, o “El nadador del Hotel Minerva”, que tiene como fondo el divorcio de los padres de la narradora y como punto de fuga a un enigmático ciego que recorre la piscina del hotel.
También es cierto que el resto de relatos del conjunto poseen, aún manteniendo ese lirismo y esa querencia por las metáforas imaginativas, tramas más sólidas que cuentan historias donde abundan las adolescentes soñadoras. En “La señora Smaig”, encontramos al prototipo de protagonista de este tipo de narraciones: una chica que visita el zoo para olvidar el hospital donde está confinada por una larga enfermedad. Allí conoce a una extraña mujer extranjera con la que forman una peculiar pareja. “El frío a través de los engranajes” nos muestra una familia, que la sociedad biempensante definiría como “disfuncional”, formada por una madre, sus dos hijos y una desvencijada furgoneta en la que parecen huir de no se sabe qué.
Un tono bastante diferente al habitual, ya que se mueve entre lo satírico y lo hilarante, posee “Apuntes desde la bóveda celeste”, relato protagonizado por una brillante y joven filósofa que encuentra un trabajo como astronauta. También en el cielo, aunque en un espacio más cercano, se desarrolla “Eclipse”, que cuenta el viaje que por fin se han decidido a realizar una pareja de ancianos en un contexto futurista e insólito. El relato titulado “El arte incrustado” es quizás el más destacado del conjunto; se narra la extraña relación entre dos jóvenes pianistas separadas por esos años en el que el deseo sexual aflora. Se trata de un relato crudo, sórdido en ocasiones, pero narrado con la inocencia de la protagonista. Similar punto de partida, por tratar las relaciones entre dos mujeres, tiene “El triunfo humano”, aunque se desarrolla en un ámbito, entre adultas y en un crucero, muy distinto.
El otro de los cuentos del conjunto, “Cualquier cosa viva”, ya aparecía en la antología Bajo treinta, donde se pudo vislumbrar lo que este libro confirma: que Almudena Sánchez es una narradora con una voz propia e imaginativa. 

Reseña publicada en El Noroeste: