miércoles, 25 de junio de 2014

Viaje con Clara por Alemania - Fernando Aramburu



Viaje con Clara por Alemania, Fernando Aramburu, Tusquets, 2010, 463 págs., 10€.

La exposición pública que en la actualidad sufren la mayoría de los escritores provoca que conozcamos mucho más de su vida cotidiana que hace años. Por ello, los lectores más curiosos solemos establecer relaciones entre la vida de los autores y sus novelas. En el caso de esta novela de Fernando Aramburu, esta relación entre su biografía y la obra de ficción que escribió hace unos años, la "autoficción" la llaman los teóricos, parecía estar clara. 

Y es que Viaje con Clara por Alemania relata la experiencia de un español que lleva muchos años viviendo en el país teutón  que emprende un viaje con su mujer. La biografía de Aramburu, afincado en Alemania desde hace casi tres décadas, nos puede llevar a pensar que la novela relata experiencias personales, pero poco a poco nos vamos dando cuenta de que autor y narrador no son la misma persona. 

El narrador de la novela no es un escritor profesional y escribe los recuerdos del viaje para, en principio, su lectura privada. Es éste uno de los mejores puntos del libro, ya que nos ofrece una perspectiva muy íntima de las vivencias de la pareja, sin evitar las peleas . Además, se da la circunstancia de que Clara sí es escritora y se ha comprometido a escribir un libro sobre el viaje, lo que contrasta con la absoluta libertad y ausencia de presión que recae sobre el narrador. 

La novela cuenta, como el título indica, el viaje que realizan durante varios meses el narrador y Clara por varias ciudades y pueblos de Alemania. Sin embargo y, aunque están muy presentes, las referencias a los monumentos y museos del país germánico no interesan tanto al narrador en sus memorias como la gastronomía, el descanso y las relaciones personales. Estas son, finalmente, las protagonistas del libro, que dedica numerosas páginas a describir las frecuentes discusiones con su esposa. El carácter alemán y la inseguridad de ella contrasta con la causticidad y el espíritu burlón de él. 

En definitiva, una novela que más que como un retrato de la sociedad alemana funciona como una fiel e íntima descripción de la vida en pareja descrita siempre desde la ironía. 

lunes, 16 de junio de 2014

"Donde dejé mi alma" - Jérôme Ferrari



Donde dejé mi alma, Jérôme Ferrari, Demipage, 2010, 160 págs. 18€.


Escribir una novela sobre los sentimientos más profundos del ser humano es una tarea ardua y que, a menudo, acaba en el fracaso. O bien el resultado termina estando muy alejado del propósito inicial o bien se provoca el aburrimiento del lector ante la inacción de unos personajes “demasiado” profundos. Jérôme Ferrari ha sido capaz en Donde dejé mi alma de evitar ambos problemas y nos ofrece una historia sobre lo insondable del ser humano sin caer en la excesiva perífrasis. 

La historia que esta novela narra es la de dos perspectivas opuestas sobre la lealtad y la justicia. Por un lado estamos ante el idealista y altivo capitán Degorce, un militar francés que, tras pasar por dos campos de concentración en Alemania y Vietnam, dirige los interrogatorios a los rebeldes en la Argelia de los años cincuenta. Su antagonista es el teniente Andreani, que se siente traicionado por Degorce, al que idealizó, por el desprecio que siente hacia su odio hacia el enemigo. Este enemigo está representado por Tahar, un comandante (para Degorce) o un terrorista (para Andreani) del Ejército de Liberación Nacional argelino. Cuando Tahar es apresado, Degorce muestra simpatía por el terrorista ya que, al igual que él cuando entró en la Resistencia francesa contra los nazis, lucha por sus ideales. El capitán Degorce, sin embargo, no puede escapar a su deber y acaba entregando a Tahar a los hombres del frío Andreani, en cuyas mazmorras morirá.

El personaje de Tahar, que tiene una presencia secundaria en el libro, provoca que tanto Degorce como Andreani se cuestionen sus ideas y su pasado en el ejército. El capitán, alejado de su familia y harto de una lucha en la que no cree, sueña con la futura reconciliación con Tahar; cuando se da cuenta de que esto es imposible, se convierte en el más brutal de los interrogadores. Adreani, por su parte, reconoce su cariño hacia la figura altiva de su capitán, y que, gracias a la lealtad, mantiene pese al desprecio de Degorce. 

Estos sentimientos de los dos protagonistas, contrarios aparentemente pero cercanos en su espíritu, se nos presentan directamente mediante sus voces. Además del narrador omnisciente, Andreani y Degorce son los dos relatores de la novela y nos presentan las dos perspectivas distintas tanto en el tono como en la forma. Mientras que la lealtad marca los largos fragmentos en los que Andreani narra los hechos, tanto los ocurridos en Vietnam y en Argelia como los posteriores en Francia, la culpa es el leit motiv de las palabras de Degource, cuyas breves frases se intercalan en el relato del narrador omnisciente. 

Ambos militares protagonizan esta estupenda novela en la que no hay buenos y sí un único malo: el ser humano y sus estúpidas guerras.