domingo, 22 de mayo de 2016

Rayos - Miqui Otero



Rayos, Miqui Otero, Blackie Books, 2016, 320 págs., 21€
 El humor en la Literatura está infravolarado. En ocasiones parece como si todo libro tuviera que ser un destilado de las tristezas, deseos y pensamientos más profundos del autor, ofrecidos con un acompañamiento de lenguaje pomposo y erudito. La seriedad, que tan bien le viene a algunos autores, resulta una rémora en otras historias que ganarían con el desenfado y la hilaridad. Este camino transita Miqui Otero en su última novela: Rayos.
El autor ofrece, tras un envoltorio humorístico, un punzante retrato generacional y una vindicación de la amistad como pilar fundamental en la juventud. Rayos es una novela de la primera nostalgia, esa que se siente al entrar en la treintena y comenzar a tener distancia de épocas de nuestra vida adulta. El paso de los años contribuye a que se ponderen en su justa medida las relaciones y las experiencias que vivimos años atrás.
Rayos comienza con la accidentada emancipación del protagonista, Fidel Centella, un veinteañero que abandona la casa de sus padres (de manera literal, porque se deja las llaves dentro) para establecerse en un piso del barcelonés barrio del Raval junto a sus tres amigos de toda la vida. Con ellos forma un grupo de lo más estrafalario y divertido que ha compartido todos los ritos de iniciación desde el colegio y que afrontan juntos el último: la independencia. En su desvencijado piso, los rayos, nombre que recibe la pandilla por las luces de Montjuic, compartirán alegrías, tristezas, ligues, precariedad y una serie de bromas privadas con las que Otero refleja perfectamente la camaradería que comparten los jóvenes.
La novela destaca también por la creación de unos personajes exagerados, cercanos a veces a la caricatura, en los que suelen aflorar comportamientos hilarantes. Cada uno de los cuatro rayos poseen caracteres muy definidos y contrapuestos: Fidel es el despistado, Brais, el lúbrico, Iu, el ambicioso y Justo, el taciturno. Además de con sus amigos, el protagonista se va relacionando con otros personajes secundarios entre los que destacan Tinet, un afilador que le enseña a Fidel la jerga de la profesión; Bárbara, la excesiva amiga y compañera de trabajo con la que tiene una relación ambivalente; o Diana, una vecina perteneciente a una familia de la burguesía catalana.
Aunque la amistad entre Fidel y sus amigos es el eje del libro, la novela va más allá de ser un retrato de los rayos e introduce temas de gran calado. Por un lado encontramos una sátira contra la especulación urbanística en una época, 2007, en la que el centro de Barcelona comenzaba su proceso de gentrificación. Gracias a su puesto de becario en un periódico, a su amistad con Tinet y a su relación con Diana, Fidel intenta denunciar la trama urbanística que quiere echar al viejo afilador de su piso para enriquecerse con la finca en la que vive.  Las dificultades del protagonista para acompañar a su padre al hospital donde se trata de una enfermedad y los recuerdos de su infancia en el colegio y en la aldea gallega de sus abuelos también se encuentran entre lo más destacado del libro.
Todos estos personajes, temas e historias son tratados por Miqui Otero con un desenfado que no está reñido con la enorme sagacidad que muestra al abordar temas como la amistad, la incomunicación o el amor.
Reseña publicada en El Noroeste