domingo, 20 de noviembre de 2022

La familia - Sara Mesa



La familia, Sara Mesa, Anagrama, 2022, 224 págs., 18€.

Posee la escritora Sara Mesa una especial y rara habilidad para crear historias de una gran profundidad con argumentos (aparentemente) sencillos y hasta anecdóticos. En su anterior novela, la aclamada e incómoda Un amor, ya demostró que se puede construir una trama agobiante y de una enorme tensión con situaciones cotidianas en las que los conflictos estallan por problemas aparentemente menores. En La familia, por la propia temática del libro relacionada con ese peculiar microcosmos al que el título alude, no hay ni siquiera graves conflictos, sino traumas provocados por una familia no tan normal como parece. 
Y es que el libro nos presenta una realidad que todos hemos vivido en nuestro ámbito familiar pero que difícilmente transciende las puertas del hogar. Porque ninguno de los comportamientos de Padre y Madre se pueden tachar de violentos ni su trato con los cuatro niños a su cargo se acercan al maltrato (al menos físico), pero crean una atmósfera opresiva que acaba influyendo, en mayor o en menor grado, en todos sus descendientes. Padre, el único de los personajes al que no se le dedica ningún capítulo, es un recto abogado que impone una férrea aunque no agresiva disciplina sobre los niños, pero también sobre Madre. El hombre, respetado por sus vecinos por su cordialidad, su educación y su labor filantrópica, está obsesionado con la cultura y con las enseñanzas de Gandhi y no solo prohíbe sino que vitupera en los chicos comportamientos tan normales como ver la televisión, salir con sus amigos, tener mascotas o recibir regalos. 
Esta asfixiante educación en la que se sanciona cualquier rasgo de sentimentalismo o individualidad, influye en distinto grado en los cuatro niños. Aquí, el pequeño, se muestra como el más invulnerable y desde su infancia hasta su madurez aparece como un ser pragmático y que sabe aislarse con facilidad. Martina también parece ser capaz de que no le afecte la opresiva crianza, quizás por el hecho de que se incorporó a la familia siendo ya casi una adolescente cuando su progenitora, hermana de Madre, falleció. Más huellas causan las estrictas normas de Padre en el inseguro Damián y en la errática Rosa; ambos tienen que sufrir en su vida adulta consecuencias de la malsana atmósfera de la casa donde se criaron. 
Para la creación de este microcosmos tan particular, aunque, ¿qué familia no lo es?, la autora evita la narración cronológica de los hechos y opta por una serie de capítulos breves que se van centrando en episodios importantes, o anecdóticos pero significativos, de la biografía conjunta de los seis personajes principales. Estos fragmentos abarcan desde la juventud de Madre hasta su muerte y gracias a ellos conocemos a los tres hijos y a la sobrina tanto en la infancia como en su madurez. Los capítulos funcionan casi como relatos independientes que, si bien son como teselas que van creando ese collage gracias al cual va tomando forma la historia de la familia, también podrían ser leídos de manera aislada. Desde esta perspectiva destacan “Uña y carne”, sobre el incómodo reencuentro de Rosa con una amiga de la universidad, y “Buenas personas”, en el que Martina coincide en un aeropuerto con un hombre al que conoció en el hospital cuidando a Madre. Este capítulo y el último, “La rendijita”, arrojan luz sobre el personaje más enigmático y complejo de La familia: Padre. 
Mesa muestra en este libro su habitual maestría en la creación de personajes sórdidos en su absoluta normalidad en una obra que la vuelve a confirmar como una de las narradoras más interesantes de la actualidad.   

Reseña publicada en El Noroeste:



lunes, 7 de noviembre de 2022

Un hijo cualquiera - Eduardo Halfon

 

Un hijo cualquiera, Eduardo Halfon, Libros del Asteroide, 2022, 140 págs., 15€.

 

Desde hace casi dos décadas Eduardo Halfon viene publicando una serie de libros breves con unos rasgos muy homogéneos tanto en la forma (narrador en primera persona que podemos identificar con el autor, ironía) como en la temática (relaciones familiares, judaísmo, el oficio de escritor). Esta manera de narrar episodios que van de lo más dramático (como el paso de sus antepasados por campos de concentración) hasta lo más divertido (especialmente relacionados estos con sus torpes acercamientos al sexo contrario o con equívocos identitarios) lo han situado como uno de los narradores más interesantes de la literatura latinoamericana contemporánea. En este nuevo libro introduce un tema novedoso a su mundo tan particular: la paternidad.

Y es que esta obra está recorrida desde el principio hasta el final por la relación con su hijo, desde el mismo momento de su nacimiento hasta que tiene unos tres años de edad. Un hijo cualquiera se organiza en dieciocho fragmentos de distinta extensión que se pueden leer como capítulos de una misma novela discontinua o como relatos independientes con elementos coincidentes. En varios de estos textos el autor nos va describiendo distintos episodios significativos de la crianza, como son la imitación del niño al padre (en este caso en el gesto de leer un libro), su educación musical o la difícil situación del confinamiento. Acompañamos al narrador en estas escenas íntimas que transcurren en Iowa, París o Berlín, sitios adonde la familia se va mudando, y que no son relatadas con esa mezcla de humor ácido y ternura tan propia del escritor guatemalteco. La temática paternofilial se completa en el libro con episodios en los que el autor era el hijo, ofreciéndonos una perspectiva diferente, con un padre más serio en situaciones más serias como el primer cigarrillo, el exilio familiar (el que realizaron a Estados Unidos huyendo de la violencia de su país natal), el servicio militar o la confesión por parte de su progenitor de que una vez estuvo a punto de morir ahogado. 

Junto a este asunto central en Un hijo cualquiera, Halfon vuelve a otros temas habituales en su obra narrativa, que algunos críticos han definido como una única novela escrita en episodios y a lo largo del tiempo, como son las relaciones con las mujeres, la vocación literaria o el judaísmo. El primero aparece con fragmentos de la adolescencia en los que se narran episodios iniciáticos como el primer beso. El judaísmo, fundamental en la obra de este escritor, posee aquí un peso menor que en obras anteriores, pero aparece inevitablemente cuando el hijo es circuncidado o cuando se mudan a Berlín, ciudad de terrible carga simbólica para cualquier judío. Más relevante es el tema de la literatura, en la que destaca el relato sobre cómo decidió abandonar su carrera de ingeniero, impuesta por su padre, y dedicarse en cuerpo y alma a la literatura, a la que llega de manera casual.

Además de en el tratamiento de estos temas, Halfon muestra una gran maestría en el manejo de una prosa en la que son frecuentes las paradojas con las que intrigar al lector. Por ejemplo, hablando del abuelo materno de su hijo se nos dice que “antes de ser padre él ya había sido padre” (97); o, para hablar de una obra literaria que “uno de los mejores libros que he leído es también uno de los peros” (121). 

Reseña publicada en El Noroeste: