lunes, 28 de marzo de 2016

Los idiotas prefieren la montaña - Aloma Rodríguez




Los idiotas prefieren la montaña, Aloma Rodríguez, Xordica, 2016, 112 págs., 12€.

Sergio Algora fue uno de los letristas más singulares del pop español del cambio de siglo. En los años noventa destacó en la primera explosión del indie por las letras personalísimas, entre el absurdo y la poesía, que creó para El Niño Gusano, el grupo zaragozano del que fue cantante hasta el año 1999. En la nueva década siguió ideando pequeñas joyas pop en el fugaz Muy Poca Gente y en su último proyecto: La Costa Brava. Esta sólida carrera musical quedó truncada por su fallecimiento en 2008, pocos meses antes de cumplir cuarenta años.
La relevancia de la figura de Algora es el principal punto de atracción de este libro en el que la narradora Aloma Rodríguez, íntima amiga del cantante maño, le dedica una especie de elegía. Rodríguez actualiza este género clásico en una obra fragmentaria en la que mezcla anécdotas de Algora, textos del cantante zaragozano y de amigos suyos sobre su figura y reflexiones de tipo personal. Gracias quizás a los años que han pasado o al propio carácter desenfadado del amigo fallecido, la autora es capaz de despojar de tristeza el relato de la muerte, producida por un infarto que le sobrevino mientras dormía, y del funeral de Algora. Esto no impide que la crónica de la amistad compartida ofrezca un retrato algo idealizado del cantante, normal en este tipo de libros, y tiña de nostalgia las noches compartidas en el bar zaragozano del que él era dueño y en el que Rodríguez trabajaba. A este carácter íntimo del libro, pródigo en anécdotas sobre el finado, contribuye el eficaz uso de la segunda persona, mediante la que se convierte al amigo muerto en destinatario de unas meditaciones que nunca escuchará.
Uno de los aciertos del libro consiste en la reivindicación de la faceta literaria de Sergio Algora, mucho menos conocida fuera del ámbito aragonés que sus canciones. No debemos olvidar que Rodríguez es, además de escritora, filóloga y que gracias a su padre, el periodista cultural Antón Castro, ha conocido desde muy joven el ambiente literario de Zaragoza. De hecho, la autora reconoce que pensó en escribir un trabajo de investigación, una tesina, sobre la obra literaria de Algora, y aunque desistió de ello, se percibe cierta cercanía a la crítica en algunos de los fragmentos que componen Los idiotas prefieren la montaña. A lo largo del libro encontramos versos de sus poemas, referencias o fragmentos de sus relatos y entradas de su ya desaparecido blog y, por supuesto, letras de canciones; esto convierte el libro en una especie de antología desordenada y mínima de la producción literaria (incluyendo sus letras) de Sergio Algora. Si bien la autora resalta algunas coincidencias entre textos de distinto origen o pone en contexto otros con episodios de su vida (su enfermedad o sus relaciones amorosas), el objetivo es siempre entender mejor la personalidad del amigo fallecido y encontrar cierto consuelo en su obra artística al vacío dejado tras su muerte.

Los idiotas prefieren la montaña es un libro singular en el panorama literario español por su propia génesis y que consigue, superando algún altibajo debido a ese carácter fragmentario al que aludíamos, el objetivo de reivindicar a ese creador distinto y con una sensibilidad muy personal que fue Sergio Algora.

jueves, 17 de marzo de 2016

La agenda negra - Manuel Moyano



La agenda negra, Manuel Moyano, Pez de Plata, 2016, 154 págs., 16€.
Manuel Moyano es uno de los autores españoles actuales con una producción literaria más proteica. Siempre dentro de la prosa, este escritor nacido en Córdoba pero afincado desde hace veinticinco años en la Región de Murcia ha publicado libros pertenecientes a diversos géneros. Desde el microrrelato, con Teatro de ceniza (2011), a la novela de corte distópico, El imperio de Yegorov (2014), pasando por los relatos,El experimento Wolberg (2008), o el diario de viaje, Travesía americana (2013), Moyano es uno de nuestros autores más heterogéneos y prolíficos.  Ahora se adentra en la novela policiaca con la entretenida La agenda negra.
El libro relata  el violento encuentro del narrador y protagonista, Ulises Roma, con una extraña sociedad secreta encargada de matar a aquellos asesinos que no han sido castigados por la justicia. En el momento en el que, al encontrar de manera fortuita la agenda de uno de sus miembros, Roma conoce a este grupo de vengadores, él es un ser antisocial y alcohólico desde la muerte de su esposa en un accidente provocado por un conductor que se despistó al volante. Su misantropía y el hecho de que el responsable del fallecimiento de su mujer no pisara la cárcel lo convierten en un candidato ideal para unirse al grupo que dirige el sádico doctor Gilabert. Durante gran parte del libro iremos conociendo más sobre esta particular asociación, sobre sus ideales y sobre las acciones con los que intentarán convencer a Roma para ser el nuevo miembro.
Moyano, como hábil narrador que es, maneja con soltura los códigos habituales de la novela negra. La historia parte del misterio sobre los objetivos concretos que tiene el grupo que dirige Gilabert y que poco a poco van aclarándose. También encontramos al habitual protagonista que tiene problemas personales, en la relación con sus hijos y con la bebida, pero cuyos actos se mueven, a pesar de su aparente desencanto, por sólidos principios morales. Además, aparecen arquetipos frecuentes en el género como el del matón, Mature, el cerebro sin escrúpulos, Gilabert, o el policía perspicaz y que se mantiene al margen de la corrupción que afecta a otros compañeros, la agente joven. La historia, además, discurre de manera ágil y atractiva para el lector, al que no se le da tregua en una novela llena de acción y con continuos giros en la trama que la hacen original dentro de los cánones del género.
Pero esta es algo más que una novela negra, porque Moyano nos ofrece una pregunta de una profundidad moral no tan habitual en este tipo de obras: ¿hasta qué punto se hace justicia con los asesinos en nuestra sociedad? El grupo organizado en torno al mesiánico doctor Gilabert defiende la antigua Ley del Talión, la del diente por diente. Él y sus esbirros han sufrido casos similares a los de Roma, lo que les ha llevado a no cuestionar la coherencia de ajusticiar a aquellos con quienes los tribunales fueron benévolos, independientemente de las circunstancias que rodearon sus actos delictivos. Sin embargo, la teoría de Gilabert y su propia sociedad, se vendrá abajo cuando su particular manera de entender la justicia afecte a uno de sus miembros.
En definitiva, una obra interesante, menor en comparación con El imperio de Yegorov, la anterior novela de Moyano, pero que gustará a los lectores habituales del género negro.
Reseña publicada en El Noroeste