lunes, 23 de marzo de 2020

Dadas las circunstancias - Paco Inclán



Dadas las circunstancias, Paco Inclán, Jekyll & Jill, 2020, 160 págs., 18€.

Aunque partiendo del paraguas genérico de la literatura de viajes, Dadas las circunstancias, el nuevo libro del artista y escritor Paco Inclán, se aleja de las convenciones de este tipo de obras y nos ofrece un recorrido donde lo temático es tanto o más importante que lo geográfico. Y es que aunque estos ocho relatos están ubicados en lugares variados de Europa y América, lo verdaderamente importante, salvo en algunos casos como el cubano, no es el espacio donde acontece el hecho relatado, sino lo que allí ocurre. Inclán no suele detenerse en las descripciones de monumentos, edificios, calles o plazas ni en el retrato de la gente, ya que muchas de estas historias podían haber sucedido en otro sitio sin que el fondo de la cuestión cambiara demasiado.
Como hemos advertido antes, quizás el único ejemplo de lo contrario sería el episodio desarrollado en La Habana; la idiosincrasia de este país comunista y tropical impregna el texto en el que acompañamos la investigación del narrador sobre el chiste que provocó la muerte del poeta decimonónico Julián del Casal, debido al ataque que sufrió mientras se reía. Lo extravagante del tema sobre el que versa la indagación del autor, a mitad de camino entre el morbo y el humor negro, impregna la estancia en Cuba del autor, que vive situaciones tanto o más surrealistas como su investigación al encontrarse con un doble del Che Guevara o al conocer la historia de un militar al que le negaron que estuviera vivo porque alguien con su mismo nombre había fallecido. La breve relación con una chica de su misma tierra, Valencia, marca el contrapunto personal a esta estancia cubana en la que el autor es mero y asombrado espectador.
Uno de los temas que recorre Dadas las circunstancias es el de los idiomas. Inclán parece sentir interés por las lenguas extrañas o en peligro de extinción. Entre las primeras destaca el esperanto, cuya historia se nos detalla a la par que el autor relata una visita a un encuentro de esperantistas en un pueblo del sur de Francia. Allí descubre cómo el sueño de crear una lengua universal ha fracasado y su número de hablantes está menguando. Algo que también ha sucedido hasta casi su total desaparición con el erromintxela, mezcla entre calé y euskera. El autor emprende una búsqueda del esquivo último hablante de esta lengua. El lenguaje también tiene mucha importancia en la última escena de “Plutón, planeta enano”, donde el narrador se siente excluido de la conversación que comparte en Praga con un escritor enano y una traductora tanto por desconocer el idioma que comparten, el checo, como por el flirteo entre ambos.
La paradoja sería el tema que, desde mi punto de vista, comparten los últimos dos relatos de Dadas las circunstancias; en “Exaltación de las ausencias” Inclán asiste en la ciudad mexicana de Veracruz a un documental sobre la relación de Pancho Villa con la localidad y que aporta la conclusión de que nunca estuvo allí. En el último, “El hombre del tiempo”, se nos relata las dificultades y contradicciones que implica el banco del tiempo que se lleva a cabo en un pueblo gallego.
 Este interesante aunque algo irregular volumen se completa con “Escatología en la obra de Arnau de Vilanova”, la historia menos inspirada desde mi punto de vista, y con la breve y brutal “El postre sirio”, en el que a un grupo de periodistas se les indigesta la comida a la que unos refugiados de Siria en Berlín les invitan por las imágenes sobre la guerra en el país que visionan simultáneamente.

Reseña publicada en El Noroeste:


martes, 3 de marzo de 2020

Mañana me largo de aquí - Santini Rose



Mañana me largo de aquí, Santini Rose, La Marca Negra, 2017, 120 págs.,  10€.

Puede cometer algún lector, especialmente aquel con un gusto literario más clásico, a desdeñar este libro por el uso frecuente que hace su autor de un registro coloquial, vulgar en algunos casos. Se equivocará si cree que tras términos como “zurullo”, “gargajo” o “follar” se esconde una obra insustancial, en la que tan sólo se cuentan cuatro anécdotas de jóvenes obsesionados con el sexo, el alcohol y la música. Porque tras ese rostro desenfadado en forma de lenguaje directo y anécdotas divertidas, Mañana me largo de aquí esconde una enorme profundidad existencial que el lector hallará en muy pocos libros y que no es otra cosa que el grito de toda una generación.

Santos Martínez, pseudónimo del periodista murciano Santos Martínez, nos ofrece en estos diez relatos un retrato discontinuo y ficcionalizado de un joven con los mismos problemas y las mismas frustraciones de todos aquellos nacidos con una meta: salirse del rebaño a través de la cultura. Y es que el innonimado protagonista de los cuentos de Mañana me largo de aquí tiene un único agujero por el que sacar la cabeza de esa realidad que lo ahoga: la ficción. Funcionan las canciones de los Housemartins o los libros de Irvine Welsh como salvavidas a los que agarrarse para no hundirse definitivamente en la desesperación. Sus héroes musicales y literarios, aquellos que escucha y lee encerrado en su mugrienta habitación, son los únicos que parecen no fallarle cuando ni el trabajo, ni la familia, ni el amor ni siquiera la amistad están ahí para ayudarle.

Además de tres relatos que se salen de la norma y que están ubicados respectivamente en la infancia, “Es porque no son mis amigos”, la adolescencia, “Es lo de menos”, y la primera juventud, el romántico “¡Oh, Alice!”, los textos nos presentan a su protagonista en esa encrucijada vital que los universitarios encuentran a mitad de la veintena. Con gran formación gracias a una licenciatura en Periodismo y un máster y con una vasta cultura, el protagonista se da de bruces con la precariedad laboral, con la imposibilidad de encontrar una habitación decente, con la incomprensión cuando vuelve al pueblo en Navidad o con que algunos de sus amigos han decidido aburguesarse. Ante tales amargos golpes de realidad, nuestro héroe sólo puede refugiarse en el alcohol, en la ficción o, finalmente, largarse.

A pesar de esta amargura que subyace en la mayoría de relatos del libro, Mañana me largo de aquí es un libro muy divertido en el que pululan personajes caricaturescos y tan estrafalarios como la compañera del taller de escritura con tendencia a la verborrea, el encargado de la FNAC que acaba perdiendo su rectitud o el vecino del pueblo dueño de una forma imposible de bailar. Ellos y muchos otros se mueven en las calles y en los bares del pueblo de origen, Fuente Librilla, la gran ciudad en la que se prueba suerte, Barcelona, o la capital provincial que parece ser el lugar asignado para alguien como el narrador, Murcia.

Toda esta desesperanza, mezclada con mucho humor, escatología, referencias culturales y futbolísticas y un lenguaje entre lo descarnado y lo metafórico (ese compañero que pasó por la juventud “como un turista” o la comparación de la vida del narrador con el devenir de un equipo de la parte baja de la tabla) hacen de Mañana me largo de aquí un gran debut literario.

Reseña publicada en El Noroeste.