Dadas
las circunstancias, Paco Inclán, Jekyll & Jill, 2020, 160 págs.,
18€.
Aunque partiendo del
paraguas genérico de la literatura de viajes, Dadas las circunstancias,
el nuevo libro del artista y escritor Paco Inclán, se aleja de las convenciones
de este tipo de obras y nos ofrece un recorrido donde lo temático es tanto o
más importante que lo geográfico. Y es que aunque estos ocho relatos están
ubicados en lugares variados de Europa y América, lo verdaderamente importante,
salvo en algunos casos como el cubano, no es el espacio donde acontece el hecho
relatado, sino lo que allí ocurre. Inclán no suele detenerse en las
descripciones de monumentos, edificios, calles o plazas ni en el retrato de la
gente, ya que muchas de estas historias podían haber sucedido en otro sitio sin
que el fondo de la cuestión cambiara demasiado.
Como hemos advertido
antes, quizás el único ejemplo de lo contrario sería el episodio desarrollado
en La Habana; la idiosincrasia de este país comunista y tropical impregna el
texto en el que acompañamos la investigación del narrador sobre el chiste que
provocó la muerte del poeta decimonónico Julián del Casal, debido al ataque que
sufrió mientras se reía. Lo extravagante del tema sobre el que versa la
indagación del autor, a mitad de camino entre el morbo y el humor negro,
impregna la estancia en Cuba del autor, que vive situaciones tanto o más
surrealistas como su investigación al encontrarse con un doble del Che Guevara
o al conocer la historia de un militar al que le negaron que estuviera vivo
porque alguien con su mismo nombre había fallecido. La breve relación con una
chica de su misma tierra, Valencia, marca el contrapunto personal a esta
estancia cubana en la que el autor es mero y asombrado espectador.
Uno de los temas que
recorre Dadas las circunstancias es el de los idiomas. Inclán parece
sentir interés por las lenguas extrañas o en peligro de extinción. Entre las
primeras destaca el esperanto, cuya historia se nos detalla a la par que el
autor relata una visita a un encuentro de esperantistas en un pueblo del sur de
Francia. Allí descubre cómo el sueño de crear una lengua universal ha fracasado
y su número de hablantes está menguando. Algo que también ha sucedido hasta
casi su total desaparición con el erromintxela, mezcla entre calé y euskera. El
autor emprende una búsqueda del esquivo último hablante de esta lengua. El
lenguaje también tiene mucha importancia en la última escena de “Plutón,
planeta enano”, donde el narrador se siente excluido de la conversación que
comparte en Praga con un escritor enano y una traductora tanto por desconocer
el idioma que comparten, el checo, como por el flirteo entre ambos.
La paradoja sería el tema
que, desde mi punto de vista, comparten los últimos dos relatos de Dadas las
circunstancias; en “Exaltación de las ausencias” Inclán asiste en la ciudad
mexicana de Veracruz a un documental sobre la relación de Pancho Villa con la
localidad y que aporta la conclusión de que nunca estuvo allí. En el último,
“El hombre del tiempo”, se nos relata las dificultades y contradicciones que
implica el banco del tiempo que se lleva a cabo en un pueblo gallego.
Este interesante aunque algo irregular volumen
se completa con “Escatología en la obra de Arnau de Vilanova”, la historia
menos inspirada desde mi punto de vista, y con la breve y brutal “El postre
sirio”, en el que a un grupo de periodistas se les indigesta la comida a la que
unos refugiados de Siria en Berlín les invitan por las imágenes sobre la guerra
en el país que visionan simultáneamente.
Reseña publicada en El Noroeste:
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