sábado, 21 de septiembre de 2024

Libro de los días de Stanislaus Joyce - Diego Garrido


 
El homenaje ideal: sobre ‘Libro de los días de Stanislaus Joyce’ de Diego Garrido


Cuando uno lee a un autor tan especial como James Joyce no suelen caber términos medios: o se convierte en fanático para siempre o siente un rechazo visceral. Entiendo perfectamente a aquellos lectores que no han conseguido entrar en el ‘Ulises’, por su dificultad y extensión, o que no han quedado deslumbrados por el ‘Retrato del artista adolescente’ o los cuentos de ‘Dublineses’. Pero confieso que me encuentro entre los del otro grupo, aquellos que reconocemos al irlandés como un referente en la literatura contemporánea y las tres obras citadas, aún no me he “atrevido” con ‘Finnegans Wake’, como hitos de la misma. Los joyceanos más convencidos solemos hacer proselitismo de nuestro autor mediante artículos en periódicos, enfervorecidas recomendaciones a amigos o, incluso, acudiendo cada 16 de junio a esa fiesta dedicada en exclusiva al narrador dublinés que es el Bloomsday. Sin embargo, Diego Garrido ha ido un paso más allá y ha construido lo que considero como el homenaje ideal: ha escrito un libro, un buen libro además, sobre James Joyce. 

El origen de este ‘Libro de los días de Stanislaus Joyce’ es tanto o más original que la propia obra en sí. Diego Garrido era, hace unos años, un joven estudiante de cine que se obsesionó con la obra de James Joyce y que, no contento con solo leerla, comenzó a traducirla durante la pandemia. Pero en un momento dado, y tras conocer los diarios de Stanislaus, el hermano menor del genio dublinés, comenzó a crear una novela sobre la familia Joyce. Es esta una forma original y atrevida de compartir la pulsión joyceana con otros lectores ya que Garrido no se ha conformado con la traducción de los textos originales (entre los que se encuentran relatos pero también cartas) sino que ha decidido crear una obra nueva de su propia cosecha que bebe del mundo del autor del ‘Ulises’ pero que se erige como una creación nueva y propia de este narrador madrileño. 

Estamos, por lo tanto, ante un libro poliédrico desde su misma concepción y cuya naturaleza ficcional puede ser un tanto confusa. Si bien el propio Garrido ha definido el ‘Libro de los días de Stanislaus Joyce’ como una “novela de ficción de principio a fin”, es innegable que en él confluyen diversos materiales tanto biográficos como literarios de distinto origen. Por supuesto, tanto el texto como la propia idea deben atribuirse por completo a Diego Garrido, pero es innegable la influencia que tienen los textos joyceanos en su obra, que no se puede entender sin esa sombra constante del narrador irlandés. Además, el hecho de que la novela esté escrita como un supuesto diario elaborado por Stanislaus Joyce entre enero y mayo de 1904 hace que la biografía real de la familia del narrador se convierta en el subtexto principal de la trama. Por lo tanto, en la obra se acrisolan las vidas y experiencias de los Joyce y las del propio Garrido, responsable último del libro y del homenaje al narrador irlandés que es esta novela. 

Por todo ello en el libro se van mezclando esas tres dimensiones (la vida real de los Joyce, los textos de James y la creación de Garrido) para crear una obra novedosa pero que, a su vez, está repleta de referencias que captarán los joyceanos más fervorosos. Así, por ejemplo, encontramos en la vida que Jim (así llama el narrador a su hermano mayor) lleva durante estos meses algunos de los rasgos habituales que se le asocian, especialmente esa difícil mezcla entre genio artístico, aversión al trabajo (más allá del de la creación o el de ciertos negocios fáciles y lucrativos) y una tendencia a la vida disoluta que lo llevará, como hará en gran parte de su existencia adulta, a frecuentar prostíbulos y tabernas. Stanislaus, que reconoce la genialidad de su hermano, asiste apesadumbrado a esta turbulenta juventud (recordemos que durante este 1904 James Joyce cumplió 22 años) que no le impide crear los primeros bocetos de lo que muchos años después será el ‘Ulises’.  Aunque el libro es aún una ilusión en el horizonte, Jim tardará 18 años en verlo publicado, encontramos en este diario ficcional de Stanislaus muchos elementos que recuerdan la obra magna de su hermano. Garrido refleja en el libro el Dublín que en las páginas del clásico joyceano recorrerán el joven Stephen Dedalus y el maduro Leopold Bloom, sus mismos bares, calles, burdeles y playas y una fauna similar. Entre los personajes citados destaca el ínclito Oliver St. John Gogarty, amigo de Jim y pésima influencia para él según Stanislaus, quien en el ‘Ulises’ se convertirá en Buck Mulligan. 

Si bien los fragmentos que retratan al joven Jim son los más atrayentes para el lector joyceano, es Stanislaus el verdadero protagonista del libro al ser el autor del diario. Se trata de un veinteañero que se siente más filósofo que poeta, que admira a su hermano Jim, aunque también detesta su comportamiento irresponsable, y que se presenta como un estoico. Stanislaus sobrevive en una casa de locos, marcada por la falta de medios, regida por un padre alcohólico y brutal, y en que habitan unos hermanos igual de bebedores y egoístas y unas hermanas que intentan escapar de su destino de acabar siendo o monjas o madres abnegadas como lo fue la suya hasta su muerte. En sus escritos, el hermano menor del escritor se presenta como una persona cabal y mesurada, que trata de evitar la decadencia moral de sus familiares masculinos y de media Irlanda y que apenas bebe y que sosiega sus pulsiones sexuales. Garrido otorga gran importancia a las reflexiones de Stanislaus, algunas de las cuales se extienden demasiado desde mi punto de vista, para configurar a un personaje complejo, atenazado por su falta de decisión y por la sombra de su hermano mayor. Así, somos testigos de su filosofía vital, de su frustración en su trabajo como boticario, de su enamoramiento casi platónico y de sus gustos literarios (entre los que destacan autores como Coleridge o Leopardi).


Reseña publicada en La Verdad: