lunes, 20 de febrero de 2023

Casa de nadie - Laureano Debat

 Casa de nadie, Laureano Debat, Candaya, 2022, 292 págs., 18€.

 

El argentino Laureano Debat se trasladó en 2010 a Barcelona gracias a una beca para estudiar un máster literario. Poco imaginaba que la historia que todo autor busca la iba a encontrar en el piso compartido en el que comenzó a vivir. Y qué historia.

Porque esta Casa de nadie con la que debuta en la novela Debat narra los diez meses en los que convivió en un piso del Ensanche barcelonés con una madre y una hija que ejercían la prostitución. Este mínimo esquema argumental ya demuestra las posibilidades narrativas de una historia que el narrador argentino sabe aprovechar creando una obra muy interesante y bien construida en la que evita el morbo sin dejar de indagar en todas los pliegues que una actividad tan peculiar como la prostitución posee. Debat opta por una estructura cercana al diario en el que en pequeños fragmentos va rememorando los diez meses que pasó en el piso y en los que se percibe un alto porcentaje de realidad; la nota inicial, que indica que los hechos son reales y que solo se han cambiado los nombres, parece confirmar que lo que leemos es (casi todo) lo que pasó. Los diez capítulos principales siguen un orden cronológico y se completan con otros fragmentos sobre el pasado de las protagonistas y sobre la vuelta, un tiempo después de acabar la convivencia, de Laureano al piso en lo que significó su despedida de Sonia.

Por supuesto, el gran hallazgo de Casa de nadie son las dos compañeras de piso del narrador: las chilenas Jimena y Sonia; en pocas ocasiones un escritor tiene acceso al día a día, a la intimidad de dos prostitutas. Resultan muy interesantes los entresijos de un trabajo tan peculiar y difícil como poco conocido por la sociedad, más allá de sus aspectos más sórdidos y de los tópicos asociados a él. Debat va conociendo cómo las dos mujeres consiguen a sus clientes, cómo gestionan sus visitas al piso donde viven y ejercen la prostitución, la manera mediante la cual gestionan los problemas que surgen durante el servicio (suciedad, peticiones extrañas) y las dificultades cuando la clientela escasea. Los hombres que acuden adquieren también un papel importante en la novela, configurándose como personajes secundarios que ofrecen un muestrario amplio del tipo de clientes que acuden a este tipo de pisos. 

Pero si algo nos muestra Casa de nadie es que más allá de las peculiaridades de un trabajo tan duro y denigrante, Sonia y Jimena son mujeres (relativamente) normales con problemas cotidianos. Ambas consumen numerosas pastillas y guardan una difícil relación con el resto de la familia que quedó en Chile, pero son muy diferentes. Por su lado, Jimena es un personaje complejo; tras una vida de esposa y madre de clase media alta en su país, comenzó una etapa nueva siguiendo los pasos de su hija en Barcelona y deslizándose por una vida peligrosa, consumiendo drogas y participando en orgías. Sonia actúa como una verdadera madre con su progenitora, imponiéndole normas para que no se descarríe; es ordenada y cuida su alimentación y su cuerpo en el gimnasio. Sin embargo, se percibe en ella un continuo desasosiego del que quiere escapar con nuevas parejas o convirtiendo el piso en una agencia matrimonial. Es muy definitorio de su carácter el hecho de que muestre a menudo un deseo por tener amigas que nunca puede llevar a cabo. 

Reseña publicada en El Noroeste.



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