lunes, 19 de septiembre de 2022

Zihuatanejo - José Bocanegra



 Zihuatanejo. Una novelita tropical, José Bocanegra, La Marca Negra, 2022, 200 págs., 20€.

 

Existen algunos países que copan las noticias de los noticiarios españoles tan solo cuando hay alguna tragedia. Es el caso de México, territorio que asociamos con la violencia del narcotráfico desde hace años. Y si bien es verdad que este problema es acuciante y que la población mexicana sufre el azote de este problema, un país tan grande y variado posee también caras mucho más amables. Este ha sido uno de los objetivos de José Bocanegra al escribir este Zihuatanejo, una lectura que nos lleva fantasear con viajar a la costa del Pacífico mexicano y a disfrutar como lo hace en la novela Vincent, el protagonista.

La obra acompaña a este personaje durante toda su estancia en el país azteca desde su llegada a Zihuatanejo hasta su vuelta. Tras unos pequeños problemas de salud al comienzo de su estadía, “la venganza de Moctezuma”, los días pasan tranquilos y en el apacible verano de la costa mexicana y Vincent se puede dedicar a sus dos objetivos principales: escribir y hacer surf. En relación a la primera labor, el protagonista busca transmitir de manera directa sus experiencias en tierras americanas tal y como William S. Burroughs señala en la cita de El almuerzo desnudo que encabeza el libro: “Solo hay una cosa de la que puede escribir un escritor: lo que está ante sus sentidos en el momento de escribir. Soy un aparato para grabar”.

Bocanegra sigue también el consejo del escritor norteamericano y nos ofrece una narración de una claridad compositiva muy llamativa, en la que los pequeños acontecimientos de las vacaciones de Vincent se van sucediendo y en la que apenas encontramos digresiones. Al igual que ocurría en su anterior novela, Vacas (2020), el narrador murciano opta por el uso de frases cortas y por la escasez de adjetivos, siguiendo la senda de la narrativa beat. El único cambio relevante en cuanto al estilo en toda la novela es el uso de una segunda persona con la que el narrador se dirige a un narratario que resulta ser una chica que pasa parte de la estancia en la playa mexicana con el protagonista.

El segundo objetivo del viaje, surfear, ocupa la mayor parte del tiempo que Vincent pasa en México. Tras visitar varias localidades, el escritor acaba estableciéndose en La Saladita, una idílica población playera en la que vive una bien avenida comunidad de surfista. Esa despreocupación propia de los practicantes de esta actividad, cuyo único dolor de cabeza parece ser encontrar la próxima ola, crea un ambiente relajado y permite a Vincent introducirse en un grupo caracterizado por su tendencia a compartir, ya sea una tabla, un coche para llegar al pueblo más cercano o una buena cena regada con tequila y cervezas. Este microcosmos que se crea en La Saladita recuerda también el ambiente de Vacas (ubicada en el Cantábrico) y de otras novelas centradas en el ambiente surfero, como por ejemplo Vicio propio (2009) de Thomas Pynchon, cuyo argumento se desarrolla en las playas de Los Ángeles.

Zihuatanejo es, además de una “novelita tropical” como anuncia el subtítulo, una oda a la fraternidad de la comunidad de surfistas y una reivindicación del México más amable.    


Reseña publicada en ElNoroeste:



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