lunes, 4 de febrero de 2019

El calendario de Dios - Rubén Castillo


El calendario de Dios, Rubén Castillo, Boria, 2018, 330 pags., 16€.

Muchos se han interrogado sobre las razones que llevan a alguien a escribir; contar una historia o una experiencia personal, expresar unos sentimientos o criticar algún comportamiento humano se encuentran entre las respuestas más habituales. Sin embargo, no es tan frecuente inquirir por las razones que llevan a un escritor, aún en plenas condiciones físicas y mentales, a anunciar que no volverá a entregar una nueva obra a la imprenta. Este es el caso de Rubén Castillo, escritor murciano de larga trayectoria en la narrativa y con una incursión en la poesía, que ha anunciado que El calendario de Dios será su último libro.
Castillo demuestra con el que es su canto de cisne literario que mantiene el nivel que ya demostró en libros precedentes, como en el notable volumen de relatos Muro de las lamentaciones (2017), y nos ofrece un relato de ritmo ágil que consigue mantener el interés del lector a lo largo de sus más de trescientas páginas. El narrador, además, no se limita a contar la historia, sino que intercala frecuentes reflexiones tras las que intuimos la voz del escritor murciano y su forma de entender las contradicciones de nuestra sociedad.
El calendario de Dios está protagonizado por Horacio, un hombre de unos cuarenta años que tiene el don de adivinar el futuro. Desde que descubrió esta cualidad en su adolescencia, gracias a la orientación de Leo, un amigo de su padre que se convirtió  en su mentor, ha sido cuidadoso y a pesar de que se dedica profesionalmente a leer las cartas del tarot, ha tratado de no llamar mucho la atención dosificando la información que les daba a sus clientes. Sin embargo, la visita de Matías, un anciano enfermo y solo al que decide alegrar sus últimos meses anunciándole el número ganador de la lotería, le hace romper sus propias normas. Como en los cuentos populares, la transgresión de una prohibición conlleva un castigo para el protagonista, que tendrá que sufrir, tras la confesión de Matías de que gracias a Horacio es millonario, el interés ajeno por sus poderes.
Con estos mimbres, una persona con un poder sobrenatural, otros narradores hubieran optado por el relato fantástico, pero Rubén Castillo elige el thriller para su novela, haciendo vivir a Horacio en una continua huida para salvaguardar su integridad ante aquellos que lo ven como un instrumento para lograr sus objetivos. A pesar de este planteamiento inicial, El calendario de Dios no se convierte en un remedo de película de acción hollywoodiense ya que el protagonista se mueve por escenarios tan castizos como barberías, pensiones y cafeterías de los barrios más populares de Madrid, además de Santa Pola y Cuenca.
La narración de la trepidante huida de Horacio, desencadenada por la indiscreción de Matías, se mezcla con el recuerdo de episodios de la vida del adivino que marcaron su devenir. Así, vamos conociendo a sus padres, a su primera novia, con quien comprobó por primera vez la peligrosidad de su don, a su vecino o a sus suegros. Especial importancia en la trama, tanto en su pasado como en la manera en la que Horacio afronta su escapada, tendrán Rebeca, su ex mujer, y Leo. Ambos serán piezas básicas en el sorprendente tramo final de El calendario de Dios.

Reseña publicada en El Noroeste. 


2 comentarios:

  1. Muchas gracias, Basilio. Qué palabras más generosas dedicas a mi libro. Un abrazo y toda mi gratitud.

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