domingo, 13 de noviembre de 2016

Las transiciones - Vicente Valero


Las transiciones, Vicente Valero, Periférica, 2016, 116 págs., 15€.

Dueño de una sólida trayectoria poética, el escritor ibicenco Vicente Valero debutó hace un par de años en la narrativa con un libro más que interesante: Los extraños (2014). Tras la buena acogida que tuvo aquella novela, Valero publicó hace unos meses la que podemos considerar en muchos aspectos su continuación: Las transiciones. En ambas, la ficción se mezcla con los recuerdos, propios o ajenos, hasta convertir el relato en un híbrido donde es difícil saber qué hay de real y qué de inventado. Si en su primera novela, Valero narraba las vidas de varios familiares lejanos, esos “extraños” a los que el título hace referencia, en esta nueva obra es su grupo de amigos el núcleo que protagoniza la novela.
Y digo “su” porque tanto las fechas como el espacio, la isla de Ibiza, provocan que el lector identifique con facilidad al narrador con el autor. A pesar de ello, y como es habitual en este género tan propio de nuestra época como es la autoficción, debemos olvidar durante la lectura las coincidencias con la biografía del autor y disfrutar un breve pero intenso relato sobre dos transiciones que se superponen.
La primera de ellas es la política, la Transición entre el Franquismo y la monarquía parlamentaria, que se dio en España durante los años 70 y que llegó a la pequeña Ibiza de aquella época de manera un tanto amortiguada. Son años en los que la burguesía de la ciudad, a la que pertenecen los jóvenes protagonistas de la novela, vira sin complejos y en apenas unos años del respeto hacia el dictador al entusiasmo por la democracia. Estos personajes se reúnen en el casino primero para asistir endomingados a la retransmisión televisiva de los funerales del dictador y después para preparar las elecciones. Entre ellos destaca don Alfonso, el abuelo de uno de los protagonistas, que tiene a lo largo de su vida una curiosa relación con la figura de Franco.
Si esta Transición se sitúa como telón de fondo de la novela, la que de verdad protagoniza el relato es la que sufren, durante esos mismos años, el narrador y sus amigos Julio, Antonio e Ignacio. Se narran en el libro las últimas travesuras infantiles y los primeros ritos de iniciación a la juventud, en una adolescencia que acabará separándolos y marcando su futuro. Asistimos a los primeros enamoramientos, destaca el del narrador con Amelia, al descubrimiento de la pornografía y a las reprimendas de los estrictos profesores del colegio religioso al que asisten. El paso de los años irán mellando la unidad del grupo y haciendo que elijan caminos distintos.  
Los recuerdos desordenados de los acontecimientos más importantes de esta época se van insertando en la historia marco: la del entierro de Ignacio, fallecido a los treinta y tres años tras una sobredosis. En este luctuoso día, el narrador se encontrará con Antonio y Julio, junto a los que irá reconstruyendo los hechos más significativos de su adolescencia y homenajeando así a Ignacio.
Siguiendo la estela de Los extraños, Vicente Valero emplea la memoria de tiempos pasados como motor narrativo de una historia de nostalgia serena que muestra los efectos del paso del tiempo en esas amistades que parecen eternas durante la infancia. 

Reseña publicada en El Noroeste. 



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