Los palimpsestos, Aleksandra Lun, Minúscula, 2015, 164
págs., 12€.
Todo aquel que haya
vivido en un país cuya lengua es distinta a la propia conoce esa extraña
sensación que se siente al participar en conversaciones con los nativos.
Incluso si se conoce el idioma foráneo, el extranjero no logra entender toda la
charla y siempre, al menos en sus primeros años, tiene la sensación de que se
le escapa algo. Esta especie de minusvalía comunicativa es superada, en la
mayoría de los casos, sólo con el paso del tiempo. Algunos escritores en esta
situación acaban considerando la lengua aprendida como propia y prefiriéndola a
la materna. Este fenómeno, no tan raro como podríamos pensar, es compartido
tanto por la autora como por el protagonista de Los palimpsestos.
Tal y como se nos informa
en el libro, la polaca Alexsandra Lun ha escrito esta novela en castellano tras
vivir más de una década en España. Además de la larga duración de su
experiencia peninsular, Lun ha contado con sus estudios en Filología y con su
trabajo como traductora para lograr que en su estilo no haya nada que delate su
origen extranjero. Sin embargo, ese extrañamiento que se produce al escribir en un idioma extranjero es el tema
central del libro.
El protagonista de Los palimpsestos es un desequilibrado
escritor polaco que redacta en un psiquiátrico belga su segundo libro, escrito
en lengua antártica y no en la suya propia, para enfado de la doctora que con
su tratamiento trata de alejarlo del transfuguismo lingüístico. En el
manicomio, especializado en pacientes que se niegan a escribir en su lengua
materna, el protagonista coincidirá con un sacerdote polaco y con distintos
escritores que sufren la misma “desviación” que él: Joseph Conrad, Vladimir
Nabokov, Samuel Beckett, etc.
Partiendo de este
disparatado argumento, Lun crea una hilarante sátira sobre el mundo literario y
sus convenciones. Para ironizar sobre
las dificultades que encuentran los autores extranjeros que deciden utilizar en
sus obras la lengua del país que les acoge, sitúa al protagonista en la
ficticia capital de la Antártida, donde, tras publicar su primera novela en la
lengua nativa, será atacado y perseguido por los escritores autóctonos. Acierta
la autora al utilizar este tono burlesco
en su crítica y alejarla así de esa seriedad académica que está también
satirizada en la novela.
El libro tiene un
carácter eminentemente metaliterario desde el propio título, que alude a esos
manuscritos en los que hay huellas de textos anteriores. Además de los
escritores que habitan el manicomio de Lieja, son frecuentes las alusiones a
otros autores, como Hemingway, Javier
Cercas o Enrique Vila-Matas. Con ellos, con sus obras y sus vidas se establece
un diálogo que ahonda en el carácter más lúdico de la Literatura. Este hecho
puede hacer pensar en una obra para iniciados, que funciona a base de chistes
para escritores sobre escritores, pero Lun sabe alejarse de la gracieta inane y
convertir su divertida novela en una sátira que se puede aplicar a otras
profesiones. Además, Los palimpsestos aborda
otros temas, también desde el humor, como la política, con las alusiones a una
Bélgica sin gobierno, o la religión, ejemplificada en el sacerdote polaco.
Estamos ante una obra extremadamente
original, que destila un humor inteligente que logra no caer en la pedantería.
Además, la propia biografía de la autora añade profundidad a sus críticas y a
su defensa de la Literatura como un arte sin fronteras.
Reseña publicada en El Noroeste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario