domingo, 2 de noviembre de 2014

Las manos - Miguel Ángel Zapata



Las manos, Miguel Ángel Zapata, Candaya, 2014, 264 págs, 16€.

A pesar de su abrumadora presencia en los medios de comunicación, apenas destacan en nuestra tradición, más allá de los siempre citados relatos de Roberto Fontanarrosa, obras literarias sobre fútbol. Sin embargo, en esta primera novela del granadino Miguel Ángel Zapata, la celebración de la victoria de España en el Mundial de 2010 actúa como la chispa inicial que prende la trama. Fabula Zapata con la posibilidad de que durante la cabalgata de los futbolistas españoles por el centro de Madrid a uno de ellos, el delantero Fernando Torres, se le escapara la copa de campeón del mundo y ésta fuera robada antes siquiera de chocar el suelo. Este inverosímil hurto provocará una historia paralela a la real en la que encontrar el preciado trofeo se convertirá en una obsesión mundial.
Es aquí cuando Las manos se convierte en una suerte de disparatada novela detectivesca, que nos llevará a seguir por todo el mundo tras la ansiada copa a un madrileño, Mario Parreño, que ha sido testigo del robo. El protagonista es una especie freak, amante del jazz y de las conversaciones con su amigo Julio en el prostíbulo de su barrio, que se toma la coincidencia de estar presente en la sustracción del trofeo como un mandato divino para que sea él el encargado de recuperarlo. La creación de este personaje es uno de los mayores aciertos del libro; sus rarezas y el hecho de vivir bastante desconectado de la vida moderna lo convierten en un digno epígono de Ignatius J. Reilly, el estrafalario protagonista de La conjura de los necios.
Tras dar con la pista del robo en los bajos fondos de la capital madrileña, Mario persigue el dorado trofeo por medio mundo, recorriendo ciudades y encadenando afortunados acercamientos con desastrosos errores que lo llevan a perderlo y a encontrarlo varias veces a lo largo del libro. Los métodos de nuestro excéntrico detective se basan en la intuición, el convencimiento de que está destinado a encontrar la copa y en el resultado de los dados que lanza cuando ha de tomar una decisión importante. Ese peculiar procedimiento investigador lo llevan a enfrentarse a situaciones para los que no está preparado pero que solventa con una mezcla de fortuna y fe ciega en sus posibilidades.
Las rarezas del protagonista, motivadas quizás por su personalidad o por el consumo continuo de ansiolíticos, parecen influir también en la narración, que se aleja a menudo de la linealidad y de la lógica. Posee el libro cierto carácter fragmentario, ya que se mezclan conversaciones, trozos de textos de diversa índole (reproducidos con tipografías distintas a la principal) o reflexiones del propio Mario. Todo ello para lograr una perspectiva parcial de la historia narrada, algo que nos lleva a dudar sobre la lógica interna de los razonamientos del protagonista y a que existan algunos vacíos en su disparatado viaje tras la copa.
Tras varios volúmenes de cuento y de microrrelato, Zapata aprueba la reválida de la novela con esta humorística y disparatada historia detectivesca protagonizada por un personaje poliédrico que se convierte en uno de los mayores logros del libro. Frente a la creación del insospechado investigador Mario Parreño, la novela adolece de cierta falta de intensidad en su parte intermedia, algo repetitiva, que sólo se remedia hacia el final.  

(Reseña publicada en El Noroeste)


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