Crímenes del futuro, Juan Soto Ivars, Candaya, 2018, 320 págs., 18€.
Escribir un libro ambientado en el futuro siempre me ha parecido uno de los ejercicios más difíciles a los que se puede enfrentar un escritor. Si se opta por la ciencia ficción, se suele caer en exageraciones tecnológicas o en otorgar el protagonismo a robots demasiado parecidos a los seres humanos. Si, por el contrario, el autor sigue el camino de la distopía, los hechos posteriores suelen demostrar que casi siempre se queda corto en la descripción de la decadencia moral o en la deriva autoritaria de las sociedades humanas. Soto Ivars ha sido sagaz en esta novela ambientada en una época futura, y ha decidido basarse en lo que sí conoce, el presente y el pasado, para crear esa España de finales del siglo XXI.
Por un lado, la novela contiene numerosas referencias a nuestra actualidad tanto social como política. Europa, territorio que parece haber perdido definitivamente su hegemonía en el contexto mundial, ha abolido las democracias y apostado por un gobierno de tecnócratas, denominado el “Ente”, que sigue las directrices del llamado “capitalismo racional”. Hallamos en este sistema un claro eco tanto del liberalismo actual como del descrédito de nuestra clase política. Además, las calles de Madrid están dedicadas a economistas y políticos de nuestra época, al Presidente Aznar por ejemplo, y tanto Cataluña como el País Vasco han conseguido su tan ansiada independencia.
Por otro lado, Crímenes del futuro se despliega hacia el pasado, ya que la España del porvenir se parece en muchos aspectos a la de la posguerra de los años 40 o 50. Desde la foto elegida para la portada, el de una niña pobre de la Barcelona de hace medio siglo, hasta el lenguaje empleado por algunos de los personajes, pasando por la enorme diferencia entre pobres y ricos, las enfermedades que asolan a gran parte de la población, el hambre, los vagones de tercera que llevan a los campesinos a la capital y la desconfianza con la que se mira en la universidad a los alumnos hijos de obreros, todo nos traslada a la España más oscura del franquismo.
En este futuro tan reconocible, Soto Ivars relata la historia de tres mujeres en tres etapas importantes de la historia futura de España: antes, durante y después de una nueva guerra. En la primera sección, acompañamos a Julia desde un pueblo de la meseta hasta Madrid, adonde llegará a estudiar gracias a una beca que ha conseguido con muchos esfuerzos. En la capital entrará en contacto con la efervescencia de los arrabales en los que se quiere acabar con las injusticias impuestas por el Ente. Tras la guerra, el protagonismo recae en Pálida, una mujer pobre y ciega que pasará de la represión a la ayuda médica del nuevo régimen surgido tras la contienda bélica. La parte central evita narrar la guerra y supone una elipsis, casi se puede hablar de una historia independiente, ya que se centra en la experiencia que viven Margarita, una modelo, y su novio fotógrafo, en una isla desierta mientras España se desangra.
Soto Ivars se consagra con Crímenes del futuro como un novelista de primer orden con una obra que posee un comienzo impactante, una segunda parte excepcional, y una sección final que, aunque de un interés menor que el resto de la obra, logra cerrar brillantemente esta historia sobre un futuro muy reconocible.
Reseña publicada en El Noroeste:
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