Un
paseo por la desgracia ajena, Javier Moreno, Salto de Página, 2017,
170 págs., 16€.
Una pareja en
traje de baño aparece haciéndose un selfie en la ilustración de portada de Un paseo por la desgracia ajena de
Javier Moreno. La parte superior de esta imagen nos muestra una situación
divertida y desenfadada que es habitual en nuestras playas verano tras verano:
gente disfrutando de su periodo de vacaciones y haciéndose fotos para compartir
el momento posteriormente con sus amigos. Sin embargo, en la sección inferior
la escena adquiere un carácter alarmante al mostrarnos a la barca en la que
está la pareja hundiéndose y, sobre todo, la amenazante silueta de un tiburón
que se dirige hacia ellos.
Esta portada
funciona como una perfecta metáfora de los relatos que componen este nuevo
libro de este autor murciano afincado en Madrid. Moreno nos muestra la
podredumbre que se esconde tras la fachada lustrosa de las casas de la
burguesía. A lo largo de las páginas del libro vamos conociendo, como voyeurs
que observan sin ser vistos las intimidades de las familias de su vecindario,
comportamientos que se alejan de la imagen idealizada que queremos dar en las
fotos que subimos a las redes sociales. Los diecisiete relatos de este soberbio
libro acaban configurando ese paseo por la desgracia de esos otros, que son tan
parecidos a nosotros mismos aunque nos resistamos a aceptarlo, que el título
anuncia.
El volumen
comienza con cuatro relatos que no dan respiro al lector y que anticipan el
altísimo nivel que vamos encontrar a lo largo de todo el libro. En ellos
aparecen familias que muestran una imagen externa ideal pero que esconden
secretos, resquemores y traumas difíciles de superar. En este primer grupo de
relatos destaca “La criada”, una brutal sátira que pone a la burguesía frente
al espejo de sus propias contradicciones. El tono se hace mucho más liviano en
las dos siguientes narraciones: “El coche fúnebre”, texto en el que la presión
que puede llegar a ejercer un padre sobre un hijo se mezcla con el humor negro,
y “El sueño más dulce”, donde el protagonista sufre un irónico castigo por su
gula.
Las novedosas
dinámicas que establecen en las relaciones sociales las nuevas tecnologías
están en la base de tres de los relatos del conjunto. En “Phoenix” una web
permite recibir mensajes póstumos de los muertos; en “ELLO” todas las
decisiones están mediatizadas por esta aplicación; mientras que en
“Selfie-vamps” se lleva al extremo la moda de la autofoto. Uno de los
personajes de este cuento reaparece en “D.J”, relato que desarrolla un tema,
los límites de la publicidad moderna, que ya aparecía en la última novela de
Javier Moreno.
La aburrida vida
de los matrimonios burgueses protagoniza “Reyes magos”, que confronta las
atildadas conversaciones entre un grupo de padres con la brutalidad de las
relaciones de sus hijos, y “Dos parejas”, sobre las consecuencias de un
intercambio sexual entre dos matrimonios amigos. “En busca del fuego” y “El
discurso del método” comparten escenario, el centro de Madrid, y protagonistas
que desentonan con el entorno, un finlandés puesto de setas y un hombre que
actúa como estatua humana respectivamente.
Con estos cuentos Moreno se aleja de esa narrativa un tanto críptica que
encontrábamos en sus novelas Alma
(2011) y 2020 (2013) y apuesta por la sátira social que ya hallábamos en Acontecimiento (2015) en un libro que lo
confirma como uno de los mejores escritores de su generación.
Reseña publicada en El Noroeste.
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