martes, 25 de octubre de 2022

Montevideo - Enrique Vila-Matas

 


Montevideo, Enrique Vila-Matas,  Seix Barral, 2022, 300 págs., 18€.


Pocos autores son tan reconocibles en sus características literarias dentro del panorama narrativo español como Enrique Vila-Matas. Poseedor de un estilo muy personal que mezcla el ensayo con la narración más tradicional, la ficción con la tan discutida (y denostada en algunos ámbitos) autoficción y múltiples referencias a sus autores preferidos. Este cóctel que empezó a destilar en libros como Historia abreviada de la literatura portátil (1985), pilló con el paso cambiado a muchos críticos y sorprendió a los lectores, pero con los años, y especialmente gracias a su buena acogida en países como Francia, Vila-Matas se ha convertido en un referente indudable y en un maestro para las nuevas generaciones de escritores. En Montevideo recoge varias de las características que definen su obra, configurando así este libro como un ejemplo ideal de un mundo literario tan particular como el suyo. 

En primer lugar, Vila-Matas vuelve a presentarnos a un protagonista que se parece sospechosamente a él: un escritor barcelonés interesado por el mundo del arte contemporáneo. Sin embargo, se aleja de esta fácil identificación entre autor y personaje introduciendo elementos confusos sobre su vida y su obra; por ejemplo, cambia el título de alguno de sus libros y se muestra cansado de la famosa frase de Bartleby “preferiría no hacerlo” que tanto se asocia a él desde Bartleby y compañía (2000). Esta perspectiva irónica sobre su propia figura coincide con el tono socarrón que impregna gran parte del libro.

Al igual que en gran parte de su obra literaria, en Montevideo encontramos un enorme número de referencias a libros y a otros escritores como Julio Cortázar, Laurence Sterne, Paul Valéry, Antonio Tabucchi o Adolfo Bioy Casares. Además, el hecho de que el narrador sea escritor, aunque se confiese falto de inspiración tras el primer capítulo, nos permite acompañarlo en actos habituales de este oficio como charlas o participaciones en congresos que tendrán mucha importancia en la trama, que si bien existe, no es lo más relevante del libro.  

Y es que aunque la novela posee un marcado carácter ensayístico y son frecuentes las reflexiones sobre el mundo del arte, la ficción, la trascendencia o el oficio de la escritura, el narrador protagoniza dos episodios paralelos que se convierten en el núcleo de la acción. En el primero, aprovecha una invitación a Montevideo para pasar una noche en la habitación de un hotel que inspiró a Cortázar el cuento “La puerta condenada”; tiempo después, acude al parisino Museo Pompidou a una instalación de una artista llamada Madeleine Moore (trasunto de Dominique González Foester) en la que existe una habitación a la que solo él puede entrar. Estas dos escenas son fundamentales en el libro y comparten la presencia de extrañas puertas que contradicen su carácter liminar y parecen no dar a ningún sitio, no poder abrirse o desaparecer. Representan estos espacios el difuso límite entre realidad y ficción, tema central en la novela.

El libro, como hemos podido comprobar, es un repaso por distintos espacios y ciudades que no solo dan título a la novela, sino también a sus distintos capítulos. Destacan entre ellos Cascais, donde participa en un festival de cine, la ciudad Suiza de Saint Gallen, adonde acude invitado a un congreso, Bogotá, que recuerda por una situación traumática que allí vivió, y, especialmente, Montevideo y París. Si la capital uruguaya es nueva en el imaginario vilamatiano y se asocia a Cortázar y al poeta modernista Julio Herrera y Reissig, París no se acaba nunca en la obra del narrador barcelonés. En el final del libro se alude de forma amarga a los terribles atentados de 2015 que marcaron durante años a la ciudad del Sena.


Reseña publicada en El Noroeste.



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