viernes, 29 de enero de 2021

Ronda de solos - José Luis Carrasco



 Ronda de solos, José Luis Carrasco, Boria, 2020, 112 págs., 14€.

La mayoría de las novelas hacen un uso abundante del resumen o de la elipsis para intentar abarcar en sus tramas el mayor tiempo posible. Parece que la trascendencia de un relato solo se puede lograr si relata una historia que se desarrolla en un lapso temporal amplio. Por ello, se agradecen textos como este Ronda de solos que, por usar una terminología musical que emparenta con su argumento, emplea un tempo muy lento para contar apenas dos días en la historia de su protagonista. Estamos, pues, ante una novela corta que avanza como un adagio, a un ritmo lento y en el que el narrador abunda en las pausas narrativas.

El texto comienza con una situación conflictiva que se relata en el primer capítulo, titulado significativamente “Exposición del tema”. Un músico de jazz que acaba de aterrizar en Asturias para dar un concierto al día siguiente, pierde (o más bien, sufre un robo) su saxofón mientras recoge el resto de su equipaje. Lo que en manos de otro escritor desembocaría en una trama trepidante en la que se sucederían las peripecias del saxofonista para encontrar su instrumento u otro que lo sustituya, es convertido por José Luis Carrasco en una historia de aceptación y de autoconocimiento. Y es que el narrador opta rápidamente por una actitud estoica ante el hurto y decide dejar pasar el tiempo y dedicarse a escribir sus pensamientos y reflexiones mientras llega la hora de reunirse con el resto de su banda.

Durante el siguiente día y medio, el protagonista recorre una y otra vez la ciudad en la que se aloja y donde tendrá lugar el concierto, Avilés, realizando una especie de cartografía (los nombres de las calles por las que pasa se van consignando en el libro) con un doble objetivo: conocer mejor la localidad y, sobre todo, dejar de pensar en su pérdida. El músico de jazz, ejecutor por naturaleza e improvisador por vocación, se convierte así en todo lo contrario: un flanneur sereno que acepta su destino y que elude tomar ninguna decisión para intentar cambiarlo.

Se suceden en las páginas de Ronda de solos las reflexiones del narrador, destiladas en ocasiones en frases sentenciosas cercanas al aforismo (“La música es la disciplina de los que se comunican en silencio”). José Luis Carrasco nos ofrece en estas páginas una prosa cargada de lirismo y de apuntes casi filosóficos en los que la trama ocupa un lugar secundario, salvo por los encuentros con Maruxa, la extravagante dueña de la fonda en la que se aloja, y con Deva, una camarera con la que intercambia canciones. Entre esos pensamientos del protagonista que son tan frecuentes en el libro destacan los relacionados con la música y, en concreto, con el jazz. Como profesional de este género, el narrador va desgranando referencias a músicos estadounidenses como Miles Davis, Sonny Rollins, Chet Baker o John Coltrane; mención aparte merece el homenaje que realiza al recientemente fallecido Pedro Iturralde, seguramente el saxofonista más importante de la historia del jazz en España. 

El ritmo de la narración se vuelve a acelerar en el último capítulo del libro, que funciona como contrapunto del inicial como anuncia su título: “Reexposición del tema”. En él, el narrador se reencuentra en el local donde deben dar el concierto con sus compañeros de banda y solucionan de una manera imaginativa y festiva la ausencia de saxofón. 


Reseña publicada en El Noroeste:



lunes, 18 de enero de 2021

Las voladoras - Mónica Ojeda

 


Las voladoras, Mónica Ojeda, Páginas de Espuma, 2020, 125 págs., 15€.

 

Con sus dos últimas novelas publicadas en España, Nefando (2016) y Mandíbula (2018), la ecuatoriana Mónica Ojeda se presentó como una de las autoras latinoamericanas más interesantes de la actualidad. Con esta colección de cuentos titulada Las voladoras (2020), Ojeda nos vuelve a presentar un libro repleto de historias inquietantes pertenecientes, en su mayoría, al género fantástico y la confirman como una narradora de primer nivel. Si bien el libro no alcanza las cotas literarias de sus novelas, especialmente de la sobresaliente Mandíbula, los lectores encontrarán un puñado de relatos de gran interés y con esos ambientes entre lo sórdido y lo abyecto que tan bien retrata la narradora ecuatoriana.

El volumen se inicia con un breve texto titulado como el libro y escrito en una primera persona con ecos de oralidad. Se trata de una especie de confesión de una chica o una niña que habla de unos personajes sobrenaturales llamados “las voladoras”.  Ya aparecen aquí dos de los elementos que estructurarán el volumen: el lenguaje poético (el cuento nos deja frases que más parecen versos, como “Dios es tan peligroso y profundo como un bosque” o “el misterio es un rezo que se impone”) y el aire a leyenda andina. Estos rasgos vuelven a aparecer en el segundo cuento, “Sangre coagulada”, donde, de nuevo, una niña cuenta cómo se va a vivir con su abuela, una especie de curandera que es considerada una bruja por sus vecinos. Ojeda aborda aquí desde la perspectiva de la niña, como hizo en Nefando, el doloroso tema del abuso a menores.

El componente fantástico se impone definitivamente en “Cabeza voladora”, que parte de un suceso macabro: una profesora universitaria ve como la cabeza de su joven vecina cae en su jardín desde la casa en la que vivía con su padre. Este hecho será el comienzo de una serie de acontecimientos sobrenaturales de los que la protagonista no podrá escapar. El tema de las relaciones perturbadoras dentro de la familia que era el punto de partida de “Cabeza voladora” protagoniza los dos siguientes cuentos. En “Canino” una joven debe cuidar de su padre, enfermo y dependiente, y manejar su extraña tendencia a comportarse como un perro. Por su parte, “Slasher” nos relata la obsesión de una chica por amputar la lengua de su hermana sordomuda e integrar la acción en la performance que ambas ejecutan sobre un escenario. Esta extraña relación fraternal se transforma en “Terremoto” en incestuosa, en un relato que de nuevo hace uso de la primera persona para crear un texto muy poético y onírico.

El volumen se cierra con otro acercamiento a las relaciones paterno-filiales más extrañas en “El mundo de arriba y el de abajo”. El relato nos presenta a un padre que transporta el cadáver de su hija hasta lo alto de un volcán en una peregrinación enloquecida en la que busca devolverla a la vida. De nuevo encontramos un lenguaje de gran lirismo y con abundantes términos relacionadas con lo telúrico.

Bastante diferente al resto del volumen es el cuento titulado “Soroche”, el más realista del conjunto y también uno de los más interesantes. Relata de manera polifónica un incidente que viven cuatro amigas de clase alta que realizan una excursión para animar a una de ellas, cuyo marido ha difundido un vídeo sexual en el que ella participa. A pesar de que propone temas más cotidianos como la venganza, la hipocresía social y los cánones estéticos que se les imponen a las mujeres, vuelve a tener un final con elementos sobrenaturales.

Reseña publicada en El Noroeste: