miércoles, 15 de mayo de 2019

Incidentes - Ary Malaver



Incidentes, Ary Malaver, Valparaíso, 2019, 102 págs., 15€.


Para muchos teóricos, la minificcion abarca todo texto literario de extrema brevedad. Esta definición incluiría a ensayos mínimos, teatro corto o micropoesía; sin embargo, en la práctica, el término acaba siendo un sinónimo de microrrelato y cuando hablamos de minificción solemos hacerlo de textos narrativos que no llegan a las dos páginas y que suelen  resolverse en unas pocas líneas. Creo que no hace un gran favor al género que los escritores más jóvenes sigan repitiendo un esquema que, si bien ha demostrado su versatilidad, puede acabar cansando al lector. Por eso se agradecen libros como este Incidentes de Ary Malaver en el que, partiendo de la premisa de la brevedad, y por lo tanto ubicándose dentro de la minificción, ofrece diversas variantes.

Y es que, si bien todos los textos de este breve libro se rigen por la concisión, salvo el titulado “puppa, papa” que se alarga hasta las cuatro páginas, apenas encontramos minicuentos en el sentido clásico del término ya que no siguen las pautas de maestros como Luis Mateo Díez o Ana María Shua, autora del prólogo de este Incidentes, por cierto. Malaver, escritor peruano afincado en Estados Unidos, es profesor universitario y especialista en minificción (como otros grandes cultivadores del género como David Lagmanovich o David Roas, por ejemplo) y conoce muy bien sus entresijos. De hecho, la publicación de este libro de ficción coincide con la de su ensayo sobre el microrrelato La brevedad como poética. Malaver parece optar por abrir nuevos caminos en la minificción y ofrecer un conjunto heterogéneo al lector.

Desde el punto de vista genérico, podemos agrupar los textos del libro en varios grupos bastante cohesionados entre sí que, sin embargo, se van mezclando a lo largo de las páginas otorgándole al libro esa variedad a la que antes aludíamos. En primer lugar encontramos una serie de textos que se acercan más al tipo canónico de microrrelato que todos conocemos, tienen personajes y una mínima trama, pero evitan ofrecer estructuras cerradas optando más por lo filosófico, como si de fábulas modernas se tratara. A esta sección pertenecerían, por ejemplo, “hallar, soltar” (todos los títulos están en minúscula), sobre las relaciones de pareja de una mujer, o “sueños de una camarera”, que recuerda al mundo onírico de Borges.

Otro grupo, más cohesionado que el anterior, propone la existencia de un supuesto cuaderno boliviano que el autor encontró en un autobús de este país. A lo largo de Incidentes se reproducen varios fragmentos de este manuscrito en un curioso juego metatextual. Pero como señalábamos antes, el volumen estira los límites de la minificción e incluye textos líricos, que destacan por su extrema brevedad. Esta sección poética del libro está compuesta casi íntegramente por haikus, ese tipo de poema de origen japonés que se centra en un detalle y que ocupa tres líneas. Destacan varias haikus dedicados a Ana, una monja androide. Incidentes se completa con poemas que juegan con la disposición gráfica en la página (caligramas), un relato donde lo importante es la fonética (“elevan helio segundo lores”) y fragmentos en inglés.

Como el laberinto circular que ilustra de portada parece sugerir, este libro busca sorprender al lector en cada nueva página, ofreciendo un volumen que en su eclecticismo tiene su principal virtud.


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