Amores malsanos, Teresa Vicente, La Fea Burguesía, 2017, 138 págs., 10€.
Siempre me han causado respeto los autores que teniendo una dilatada trayectoria en un género literario publican un libro perteneciente a otro. En el mundo de la literatura es muy difícil abrirse hueco y que lectores, críticos, editores y libreros conozcan un nombre y lo asocien a una manera de escribir. Por eso aquellos escritores que han recorrido ese a menudo tortuoso camino en un género determinado y que, una vez asentados en él, deciden debutar en otro distinto me parecen unos verdaderos valientes. Esto es lo que ocurre, en cierta medida, con Amores malsanos, el primer libro de cuentos de la murciana Teresa Vicente.
Si bien Vicente no es una autora de primer nivel nacional, sí que había ido haciéndose hueco durante los últimos años en el panorama poético de la Región de Murcia. Tras tres poemarios y una plaquette en los últimos seis años, una obra lírica, por lo tanto, ya enjundiosa, esta escritora ha decidido aventurarse a lanzar al mercado su ópera prima narrativa. Amores malsanos es una colección de doce cuentos que, en su mayoría, tienen como nexo la pasión amorosa desde un punto de vista alejado de los “cánones” más tradicionales. Lo que gran parte de la sociedad vería como “desviaciones”, los protagonistas de estos relatos lo viven entre el placer y los remordimientos.
Así, encontramos personajes como el bello protagonista de “El carnicero”, que entiende la prostitución como una manera de devolver a sus semejantes esa belleza que, por razones que acaba confesando, lo martiriza. El incesto sería el tabú que anida en la familia de “Biblis y Cauno”, una historia con ecos mitológicos que narra la pasión imposible entre dos hermanos. En “El colombófilo” encontramos a un marido tan profundamente enamorado de su mujer que acepta su infidelidad con tal de seguir junto a ella; este amor sin medida también va a determinar el final del hombre. La pasión alcanza su mayor grado de perversión en “Actos de amor”, relato en el que un sueño descubre a Javier el tipo de relación sexual que más lo excita.
Encontramos también relatos mucho más entrañables, como el que narra la tierna pasión entre dos jóvenes estudiantes universitarios cuya amistad va poco a poco convirtiéndose en amor. En “Tía Úrsula”, el más breve del conjunto, el tema que se desarrolla es la imposibilidad de un matrimonio de tener hijos. Entro los más desenfadados y divertidos podemos citar “El secreto”, en el que un ciego coquetea con dos chicas a cuenta de su imposibilidad de imaginarlas físicamente. Por su parte, “El segundo alimento del cuerpo” tiene un tono casi detectivesco, ya que acompañamos la investigación del protagonista hasta dar con el desconocido autor de un famoso libro erótico.
El resto de cuentos del conjunto se alejan de esta temática amorosa y pasional y se acercan a la leyenda, ya que introducen elementos maravillosos. Es el caso de “Eliodora, Dora”, ubicada en Caravaca de la Cruz, o de “Crónica de los siete durmientes de Éfeso”, que nos lleva a tierras del Mediterráneo Oriental. También introduce lo imposible, pero en un contexto más cercano a lo fantástico, el relato más extenso y, creemos, más conseguido del conjunto: “Alas prestadas”. Se trata de un cuento que aúna la ciencia ficción y una reflexión sobre la paternidad y las posibilidades que ofrece la ciencia a la evolución humana.
Reseña publicada en El Noroeste:
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