Casa de nadie, Laureano Debat, Candaya, 2022, 292 págs., 18€.
El argentino Laureano Debat se trasladó en 2010 a Barcelona gracias a una
beca para estudiar un máster literario. Poco imaginaba que la historia que todo
autor busca la iba a encontrar en el piso compartido en el que comenzó a vivir.
Y qué historia.
Porque esta Casa de nadie con la
que debuta en la novela Debat narra los diez meses en los que convivió en un
piso del Ensanche barcelonés con una madre y una hija que ejercían la
prostitución. Este mínimo esquema argumental ya demuestra las posibilidades
narrativas de una historia que el narrador argentino sabe aprovechar creando
una obra muy interesante y bien construida en la que evita el morbo sin dejar
de indagar en todas los pliegues que una actividad tan peculiar como la
prostitución posee. Debat opta por una estructura cercana al diario en el que
en pequeños fragmentos va rememorando los diez meses que pasó en el piso y en
los que se percibe un alto porcentaje de realidad; la nota inicial, que indica
que los hechos son reales y que solo se han cambiado los nombres, parece
confirmar que lo que leemos es (casi todo) lo que pasó. Los diez capítulos
principales siguen un orden cronológico y se completan con otros fragmentos
sobre el pasado de las protagonistas y sobre la vuelta, un tiempo después de
acabar la convivencia, de Laureano al piso en lo que significó su despedida de
Sonia.
Por supuesto, el gran hallazgo de Casa
de nadie son las dos compañeras de piso del narrador: las chilenas Jimena y
Sonia; en pocas ocasiones un escritor tiene acceso al día a día, a la intimidad
de dos prostitutas. Resultan muy interesantes los entresijos de un trabajo tan
peculiar y difícil como poco conocido por la sociedad, más allá de sus aspectos
más sórdidos y de los tópicos asociados a él. Debat va conociendo cómo las dos
mujeres consiguen a sus clientes, cómo gestionan sus visitas al piso donde
viven y ejercen la prostitución, la manera mediante la cual gestionan los
problemas que surgen durante el servicio (suciedad, peticiones extrañas) y las
dificultades cuando la clientela escasea. Los hombres que acuden adquieren
también un papel importante en la novela, configurándose como personajes
secundarios que ofrecen un muestrario amplio del tipo de clientes que acuden a
este tipo de pisos.
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