Todo en
orden, Luis Sánchez Martín, Chamán, 2022, 15€, 194 págs.
Noto ciertas reticencias
en algunos autores a la hora de escribir sobre un tema tan importante en la
vida de la mayoría de nosotros como es el laboral. A menudo, y salvo
excepciones notables, las obras narrativas desarrollan temáticas más
sentimentales o familiares olvidando o pasando de puntillas por las
consecuencias que el trabajo del protagonista tienen en su devenir. Por eso es
de agradecer la propuesta de Luis Sánchez Martín, que en varios de los once
cuentos de Todo en orden afronta sin cortapisas esta temática,
centrándose, especialmente, en las consecuencias de la precariedad en la salud
mental, en las relaciones y, en definitiva, en la vida de los personajes.
Son varios los relatos en
los que los protagonistas viven atrapados en un trabajo que odian, que no les
deja tiempo para tener aficiones y que, sin embargo, tampoco les ayuda a escapar
de una existencia miserable rayana en la pobreza. La que es una de las lacras
de nuestra sociedad, atenaza a estos personajes que ofrecen varias respuestas a
sus problemas laborales. En “Todo en orden”, el más extenso y crudo del
conjunto, el antiguo jefe de Gregorio es una de las cuatro personas, junto a su
ex novia, su hermano y un abusón del colegio, que sufren su venganza tras
haberlo vejado durante años cuando él descubre que tiene una enfermedad
incurable. Similar argumento, aunque centrado sólo en lo laboral desarrolla “De
nueve a dos (y de cuatro a siete y media)”, cuyo título ya adelanta esa condena
que es para el protagonista ir a trabajar. En “El graznido”, el mejor del libro
en mi opinión, esa “trampa” metafórica que es el empleo de muchos de los
personajes se convierte en algo literal cuando el protagonista se queda
encerrado en la nave donde trabaja.
Este relato posee un
componente fantástico que comparte con otros dos de los cuentos, dentro de un
conjunto de un gran realismo (a veces “sucio”), como son “Doscientas cincuenta
pesetas”, donde un joven iracundo recibirá una lección de quien menos se lo
espera, y “El del gato”, sobre una divertida reencarnación. Las relaciones
tóxicas, presentes también en el ya citado “Todo en orden”, serían el tema
central de cuentos como “Distrito federal”, sobre la violencia que sufre como
una lacra toda una familia, y “Siempre a tu lado”, sobre un marido controlador
y machista. Ambos son relatos, como muchos de los del conjunto, con un tono
desesperanzado y sombrío que muestran la crudeza que pueden tener las
relaciones humanas. Esta violencia que aparece en varios de los cuentos llega a
su paroxismo, además de en el último relato, en “Nada en el buzón”, sobre la
doble vida de un hombre aparentemente apacible.
Dentro de este contexto tan pesimista, solo unos pocos temas parecen mostrar la esperanza a los personajes; uno de ellos sería la lectura. La que era prácticamente la única motivación del resentido protagonista de “Todo en orden”, se convierte en una obsesión para el de “Páginas en blanco”; la biblioteca aparece como una isla de paz en medio de un océano de violencia y apatía. La amistad sería otro de esos islotes, como muestra el narrador de “En doble fila”, que mantiene la fidelidad hacia el conflictivo Marcos a pesar del largo historial de problemas que este arrastra.
Reseña publicada en El Noroeste:
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