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viernes, 31 de julio de 2020

Cuadernos de tierra - Manuel Moyano





Cuadernos de tierra, Manuel Moyano, Menoscuarto, 2020, 165 págs., 17€.

En 1845, el escritor Henry David Thoreau se retiró a vivir a una cabaña que había construido en la orilla del pequeño lago Walden, a las afueras del pueblo de Concord (Massachusetts). Años después publicó Walden, la vida en los bosques, un ensayo en el que cuenta los meses que pasó en aquel apartado lugar y en el que defendía que el ser humano podía sobrevivir sin muchas de las “comodidades” que acumulamos en nuestros hogares. Aunque no cita a Thoreau, sí a su mentor Emerson, Manuel Moyano sigue en cierta medida en este Cuadernos de tierra la filosofía de Thoreau ya que relata varias excursiones que realizó para alejarse por unos días de su tranquila vida, construyendo así lo que podríamos definir como un Walden en movimiento.
Cumplidos los cuarenta y cuatro años, el narrador nacido en Córdoba y afincado en Molina de Segura, se vio impelido a echarse al camino por razones que ni él mismo se llega a explicar. Quizás sea por esa crisis de los cuarenta que sufren muchos hombres cuando el vigor de la juventud parece abandonarles, o para autoconvencerse de que no son esos burgueses que parecen por su vida familiar y su trabajo estable. En cualquier caso, y como le sucedía a Ned Merrill, el nadador de Cheever, una mañana de verano emprende una aventura cuyo objetivo real es ponerse a sí mismo a prueba.
Moyano decide remontar el río Segura hasta su nacimiento en una caminata que le enfrentará con sus propios límites y que, finalmente, no podrá culminar debido a un inoportuno esguince. Sin embargo, en las jornadas en las que, siguiendo el curso del río, lo llevan a travesar las ardientes tierras murcianas y albaceteñas, en las que debe refrescarse en acequias y pozas, dormir al raso y pedir agua a desconocidos para saciar la terrible sed que el sol agosteño le provoca, el caminante logra su objetivo más profundo. Si bien no alcanza la meta geográfica, el narrador consigue olvidar las preocupaciones cotidianas para adquirir una especie de estado de trance que sólo se consigue cuando se camina varias jornadas seguidas.
Son muchas las anécdotas de este y de los otros cuatro viajes a pie que le siguen (todos por las tierras del Sureste peninsular) y que muestran que el acto de vagabundear sin un fin concreto es visto por la mayor parte de la sociedad como algo raro cuando no sospechoso. Moyano deleita al lector con minuciosas descripciones de la flora y la fauna de los parajes que recorre y, lo que es más interesante, con las personas con las que se cruza. Estas últimas y las conversaciones que el autor mantiene con ellas serán las fuentes de la otra sección de este Cuadernos de tierra que comparte el protagonismo del libro con la narración de las caminatas: el relato de varios sucesos acaecidos en los pueblos que recorre.
Nuestro autor, que gracias a su experiencia como literato sabe detectar dónde hay una historia que merece ser contada, vuelve a los pueblos para recabar más información y se entrevista con testigos y expertos. Son historias como el cruel ajusticiamiento de tres hombres durante la Guerra Civil, el asesinato de un agricultor a manos de un vagabundo alemán y las vivencias de un nazi croata durante los años cincuenta, sesenta y setenta en un minúsculo pueblo alicantino.

Reseña publicada en El Noroeste:


lunes, 20 de julio de 2020

Las alegres, Ginés Sánchez


Las alegres, Ginés Sánchez, Tusquets, 2020, 310 págs., 18€.


            Ya en su última novela, Mujeres en la oscuridad (2018), otorgaba Ginés Sánchez el protagonismo absoluto a los personajes femeninos. Eran aquellas mujeres, Tiff, Miranda y Julia, tres desconocidas que por diversos motivos acababan emprendiendo una huida juntas y conformando un grupo, una especie de sororidad, para vengarse de una serie de hombres poderosos que deseaban recuperar el misteriosos paquete que ellas custodiaban. Aunque tiene un planteamiento y un tono muy diferentes, Las alegres mantiene el leit motiv de la sororidad como respuesta a la violencia que los hombres ejercen hacia las mujeres. Sin embargo, los casos particulares de las protagonistas de Mujeres en la oscuridad, también los hay en este libro, se trasladan en Las alegres al ámbito público, provocando que la venganza se convierta, finalmente, en una cuestión de estado.

               Sánchez crea con habilidad una ciudad ficticia, Cheetah, que aglutina rasgos de varios territorios de América Latina pero que no podemos ubicar en unas coordenadas concretas. Imagina así una megalópolis que sufre una oleada de asesinatos machistas que provoca que una parte de la población, mayoritariamente femenina, se comience a organizar para hacerle frente. El Movimiento Artemisia Gentileschi  convoca manifestaciones y caceroladas como repudia al feminicidio; dentro de él se organiza el Comité Stella Valenzuela, nombre de una de las víctimas, amparado por un sacerdote y comandado por Sofía Navarro y Fernanda Salazar, que ofrecen apoyo a las mujeres maltratadas y patrullan las calles para evitar más ataques. Entre Sofía y Fernanda se produce un enfrentamiento sobre la conveniencia de utilizar la violencia como respuesta, posición que defiende Sofía y que acaba desembocando en la creación de Las Alegres, un comando terrorista que comienza a asesinar a hombres en Cheetah.

            Como vemos, la estructura en forma de muñeca rusa de las organizaciones feministas muestra las distintas formas de implicación en la lucha contra la violencia machista: la protesta, la colaboración y la venganza. La elección de esta última por parte de Las Alegres acaba provocando la que considero que es la escena central de la historia: el maltratador Ezequiel Silva sufre un ataque de pánico al dirigirse a su coche en un oscuro aparcamiento porque cree que puede ser la siguiente víctima del comando. Esta situación nos lanza una triste pregunta: ¿acaso sólo conociendo en carne propia el mismo miedo que muchas mujeres sufren en espacios públicos solitarios acabarán los maltratadores empatizando con sus víctimas? Se nos muestra así la deshumanización que estas sufren por parte de sus verdugos y que creo que es el mensaje principal de una novela que en ningún caso, tal y como deja claro el autor en la advertencia final, justifica la violencia.

            Otro de los aciertos del libro es su carácter polifónico y su protagonismo coral. El primero muestra diversas variantes de acercamiento al tema y es creado por el autor gracias a la mezcla de capítulos de narración más tradicional, con un narrador omnisciente en tercera persona, con otros, especialmente en la sección titulada “Las alegres”, que reproducen conversaciones, entrevistas, informes o pies de foto. En cuanto al protagonismo colectivo, nos ofrece diversas perspectivas de la historia, ya que acompañamos en varios capítulos a víctimas, maltratadores o a sus hijos. A pesar de esta variedad, Sánchez parece otorgar mayor peso a varios  preadolescentes, que en una edad tan problemática ejercen la violencia contra la mujer (Luiz y Benjamín), la sufren (Cynthia) o son testigos de ella (Hugo y Alessandro).

Reseña publicada en El Noroeste:


domingo, 5 de julio de 2020

La invención de la realidad - Pedro Pujante



La invención de la realidad, Pedro Pujante, Murcia Libro, 2020, 172 págs., 12€.

Si uno es un lector atento y tiene ciertos conocimientos de literatura, es capaz de intuir sin dificultades las influencias que han recibido la mayoría de los autores que lee. Salvo un puñado de escritores radicalmente originales o que se muestran refractarios a mostrar sus filias, la gran parte de los que escribimos transitamos sendas abiertas previamente por aquellos literatos que más nos han marcado. Es el caso, sin duda, del autor murciano Pedro Pujante, autor de una sólida trayectoria dentro de la literatura fantástica y de la ciencia ficción en cuyos libros se perciben las huellas de sus lecturas, especialmente, de Enrique Vila-Matas o de Franz Kafka. De hecho, Las suplantaciones (2019), su última novela, es una reformulación de La metamorfosis y en Las regiones inferiores de la muerte (2018) aparece Vila-Matas como personaje.
Debido a este profundo conocimiento de sus referentes que se observa en sus novelas y cuentos, no es extraño que Pujante, que también es crítico e investigador, haya publicado este ensayo titulado La invención de la realidad, que recoge treinta y ocho artículos de tema literario. Colaborador habitual de varios medios de comunicación, el autor murciano maneja un estilo divulgativo, en el que mezcla con soltura la erudición y la amenidad. Además, la breve extensión de la mayoría de los artículos y la ausencia de algunas convenciones que lastran la fluidez de la recepción del ensayo académico (notas a pie de páginas, referencias bibliográficas) convierten este libro en una obra de gran interés para cualquier aficionado a la literatura, sea cual sea su nivel de conocimiento sobre ella. Pujante, además, tiene la capacidad de trazar genealogías entre obras que aparentemente están alejadas en el tiempo, en el espacio o incluso en el género (son muchas las películas que en el volumen se citan) para crear constelaciones culturales en torno a un tema determinado.
La invención de la realidad se divide en cuatro partes, de las cuales la primera es la más extensa y heterogénea. Tomando como formato la reflexión sobre un asunto relacionado con la literatura sustentada en diversos ejemplos de obras relacionadas con el tema elegido, en esta sección, homónima al libro, repasa varias de las grandes cuestiones que han obsesionado a los especialistas a lo largo de los siglos. Así, hay artículos dedicados al tema de la ficción, los inicios, los mitos, el colonialismo, los espacios de creación de los escritores, la “muerte” de la novela o los finales. También se visitan temas más extraños como la literatura creada desde la cárcel, la publicada post mortem, los farsantes o los personajes abúlicos. No faltan textos que se detienen en un autor concreto, Shakespeare, en una obra, Rayuela, o en un personaje, Hamlet.
Las otras tres secciones del libro están dedicadas a tres de las obsesiones del Pedro Pujante autor, por lo que se deduce de sus novelas y relatos, y, por lo que se ve aquí, también de su perfil como crítico. En los cinco artículos de la segunda parte disecciona algunos aspectos de la obra de Enrique Vila-Matas, demostrando una vez más un gran conocimiento de este narrador. En “Más allá de lo fantástico”, dedicada a este género, destaca el artículo sobre el rumano Mircea Cărtărescu, autor al que Pujante le dedicó recientemente un libro teórico. Esta interesante y amena colección de breves ensayos que es La invención de la realidad finaliza con otros seis textos, agrupados bajo el título de “En un futuro imaginario”, dedicados a géneros como la distopía o la ciencia ficción. 

Reseña publicada en El Noroeste: