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sábado, 7 de julio de 2018

Mandíbula - Mónica Ojeda


Mandíbula, Mónica Ojeda, Candaya, 2018, 288 págs., 17€.

Narrar la adolescencia siempre me ha parecido uno de los objetivos más ambiciosos a los que se puede enfrentarse un escritor. El proceloso mundo interior de un joven que vive un proceso de cambio tan brutal como al que nos enfrentamos a esa edad suele ser difícil de reproducir en un relato. Sin embargo, la ecuatoriana, afincada en España, Mónica Ojeda logra ese objetivo en esta estupenda novela que es Mandíbula. Lo consigue quizás gracias a su juventud, acaba de cumplir treinta años, que la acerca generacionalmente a las adolescentes a las que retrata, pero, sobre todo, por una solvencia como narradora que ya anunció en su anterior novela, Nefando, y que confirma en esta.
La primera herramienta que utiliza para este adentramiento en el mundo adolescente es el lenguaje; especialmente logrados son los párrafos en los que escuchamos la voz de Fernanda, una de las chicas protagonistas, en sus conversaciones con su psicólogo. Ojeda reproduce con frescura y sin caer en la parodia, el lenguaje propio de una quinceañera ecuatoriana de clase alta que mezcla las palabras propias del dialecto de la zona con numerosas expresiones en inglés.
Además de mediante el lenguaje, el retrato del grupo de jóvenes protagonistas se completa con la descripción de su vida diaria, de sus aficiones y de sus clases. Asistimos con ellas a una exclusiva fiesta en la que Fernanda y Annelise, las dos cabecillas, logran impresionar a los universitarios que las han invitado creyéndolas inocentes púberes. Ellas dos también serán las que ideen las peligrosas pruebas de valentía a las que someten al resto de sus amigas en el edificio abandonado en el que pasan las tardes. Allí, e inspiradas en los relatos de terror que leen en Internet, las creepypastas, las chicas realizan una serie de ceremonias de inspiración satánica dedicadas a un dios blanco cuya teogonía Annelise va inventado sobre la marcha.
Como es lógico por la juventud de las protagonistas, el colegio forma una parte sustancial de sus vidas. Las seis asisten a un centro elitista del Opus Dei donde juegan, a veces de manera un tanto sádica, a rebasar los límites que sus profesores les imponen. Allí será donde Fernanda y Annelise se encuentren con Clara, una profesora de Literatura que acaba de llegar al colegio tras una traumática experiencia en su anterior centro de trabajo. Su vulnerabilidad y su carácter nervioso provocarán que las chicas centren en ella sus dotes de manipulación y la lleven a situaciones límites.
Este último personaje protagonista, Clara, es otro de los hallazgos de Mandíbula. Se trata de una mujer atenazada por el miedo, que disfruta corrigiendo con minuciosidad las redacciones de sus alumnas, pero que se paraliza cuando alguna de ellas la toca. Además, está marcada por la extraña relación que mantuvo con su madre, que se adentró en terrenos incestuosos, y que han marcado su forma de relacionarse con los demás e incluso su manera de vestirse. A lo largo del libro iremos conociendo las motivaciones que llevaron a la atormentada Clara a la situación que se expone en el capítulo inicial y que nos muestra a su alumna Fernanda secuestrada por ella en una remota cabaña.
Con estos mimbres, Mónica Ojeda crea una novela polifónica, de ritmo vigoroso y ambiente opresivo que la confirma como una de las narradoras latinoamericanas del momento.

Reseña publicada en El Noroeste:


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