La agenda negra, Manuel Moyano, Pez de Plata, 2016, 154 págs., 16€.
Manuel Moyano es uno de los autores españoles actuales con una producción literaria más proteica. Siempre dentro de la prosa, este escritor nacido en Córdoba pero afincado desde hace veinticinco años en la Región de Murcia ha publicado libros pertenecientes a diversos géneros. Desde el microrrelato, con Teatro de ceniza (2011), a la novela de corte distópico, El imperio de Yegorov (2014), pasando por los relatos,El experimento Wolberg (2008), o el diario de viaje, Travesía americana (2013), Moyano es uno de nuestros autores más heterogéneos y prolíficos. Ahora se adentra en la novela policiaca con la entretenida La agenda negra.
El libro relata el violento encuentro del narrador y protagonista, Ulises Roma, con una extraña sociedad secreta encargada de matar a aquellos asesinos que no han sido castigados por la justicia. En el momento en el que, al encontrar de manera fortuita la agenda de uno de sus miembros, Roma conoce a este grupo de vengadores, él es un ser antisocial y alcohólico desde la muerte de su esposa en un accidente provocado por un conductor que se despistó al volante. Su misantropía y el hecho de que el responsable del fallecimiento de su mujer no pisara la cárcel lo convierten en un candidato ideal para unirse al grupo que dirige el sádico doctor Gilabert. Durante gran parte del libro iremos conociendo más sobre esta particular asociación, sobre sus ideales y sobre las acciones con los que intentarán convencer a Roma para ser el nuevo miembro.
Moyano, como hábil narrador que es, maneja con soltura los códigos habituales de la novela negra. La historia parte del misterio sobre los objetivos concretos que tiene el grupo que dirige Gilabert y que poco a poco van aclarándose. También encontramos al habitual protagonista que tiene problemas personales, en la relación con sus hijos y con la bebida, pero cuyos actos se mueven, a pesar de su aparente desencanto, por sólidos principios morales. Además, aparecen arquetipos frecuentes en el género como el del matón, Mature, el cerebro sin escrúpulos, Gilabert, o el policía perspicaz y que se mantiene al margen de la corrupción que afecta a otros compañeros, la agente joven. La historia, además, discurre de manera ágil y atractiva para el lector, al que no se le da tregua en una novela llena de acción y con continuos giros en la trama que la hacen original dentro de los cánones del género.
Pero esta es algo más que una novela negra, porque Moyano nos ofrece una pregunta de una profundidad moral no tan habitual en este tipo de obras: ¿hasta qué punto se hace justicia con los asesinos en nuestra sociedad? El grupo organizado en torno al mesiánico doctor Gilabert defiende la antigua Ley del Talión, la del diente por diente. Él y sus esbirros han sufrido casos similares a los de Roma, lo que les ha llevado a no cuestionar la coherencia de ajusticiar a aquellos con quienes los tribunales fueron benévolos, independientemente de las circunstancias que rodearon sus actos delictivos. Sin embargo, la teoría de Gilabert y su propia sociedad, se vendrá abajo cuando su particular manera de entender la justicia afecte a uno de sus miembros.
En definitiva, una obra interesante, menor en comparación con El imperio de Yegorov, la anterior novela de Moyano, pero que gustará a los lectores habituales del género negro.
Reseña publicada en El Noroeste.
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