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lunes, 8 de junio de 2015

El camino de Ida - Ricardo Piglia



El camino de Ida, Ricardo Piglia, Debolsillo, 2013, 238 págs., 10€.
            Existe en la literatura norteamericana una tradición de libros ambientados en la universidad. En nuestra lengua son muchas menos las obras que integran este subgénero de novelas de campus, aunque existen algunos ejemplos recientes como Un momento de descanso (2011) de Antonio Orejudo o la obra que nos ocupa hoy: El camino de Ida del argentino Ricardo Piglia. Ambos autores poseen experiencia como docentes universitarios, precisamente en Estados Unidos, y han sabido seguir la estela de narradores norteamericanos como Philip Roth, cuya novela La mancha humana (2000) posee algunas semejanzas, más en el ambiente que en la trama, con la de Piglia.
Este contexto universitario es el escenario de la primera parte de la novela, que cuenta la llegada de Emilio Renzi, un escritor argentino sumido en una crisis existencial, a la selecta universidad estadounidense donde impartirá un curso de literatura. Allí, inicia una relación amorosa con Ida Brown, seductora y brillante profesora, que deberán mantener en secreto ante el resto de compañeros y alumnos. Esta primera sección del libro se cierra con un incidente en el que se ve implicada Ida y que se presenta envuelto en el misterio.
A partir de ese momento, la novela vira y dejando atrás las referencias literarias y universitarias, se va acercando a la novela policiaca para seguir la pista de un solitario e intelectual terrorista cuya relación con Ida tratará de descubrir Renzi. De nuevo se sitúa Piglia en esta parte del libro en unas coordenadas que nos pueden recordar a otros autores norteamericanos contemporáneos. En primer lugar, la importancia del ecologismo en una sociedad tan industrializada como la yanqui ya aparecía en la última novela de Jonathan Franzen, Libertad (2010). Por otro lado, ese terrorista salido de la universidad y que en solitario y con una sólida base ideológica pone en jaque a la sociedad, posee semejanzas con el protagonista de Leviatán (1992), de Paul Auster.
Además de estos referentes norteamericanos, Piglia también pone en juego otros recursos que lo acercan a algunos de sus coetáneos hispanos, como el uso de la meta y la autoficción. Renzi escribe en primera persona no sólo sus indagaciones sobre Munk, el terrorista, y sobre Ida, que lo llevan a hacerse pasar por un detective, sino que son también frecuentes las referencias a cómo fue redactando el libro. En cuanto a la autoficción, esa técnica mediante la cual se filtra parte la vida real del autor en la historia que él mismo inventa, la observamos en el ya citado ambiente universitario de parte del libro y que remite a la experiencia de Piglia como profesor en Princeton.
Además de por estas razones de índole más teórica, el libro es atractivo al lector por el tono ágil de su narración y por la estupenda construcción de los personajes. Además de los tres principales, Renzi, Ida y Munk, destacan algunos de los secundarios que poseen un peso menor en la trama pero a los que Piglia convierte en caracteres muy interesantes. Entre ellos estarían la profesora rusa vecina de Renzi, confidente y apoyo esencial para el narrador, el peculiar detective privado y el jefe del departamento, un antiguo soldado obsesionado con la obra de Melville.

            El camino de Ida demuestra la madurez de Piglia como narrador y justifican la importante presencia de sus obras en el canon actual de escritores en español. 
Reseña publicada en El Noroeste. 

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