Modelos animales, Aixa de la Cruz, Salto de Página, 2015, 140 págs., 15€.
Comparten la mayoría de los personajes de Aixa de la Cruz la aceptación del dolor o de la violencia que sufren. Ya sea la drogadicción, la bulimia, el miedo o las tendencias homicidas, los protagonistas de los cuentos de Modelos animalesacatan esos instintos que rigen su vida y que se les imponen sin que ellos traten de hacer nada por cambiarlos. Este planteamiento general se vale, además, del uso del narrador en primera persona en seis de los siete cuentos que componen el volumen y que ofrecen una visión parcial y subjetiva de las experiencias terribles que viven los protagonistas de los relatos.
El libro comienza con el texto que le da nombre y que mezcla las extrañas y sádicas relaciones que establece una joven dramaturga española en Canadá con su gato y con la actriz que encabezará el reparto de su obra. Pone en juego Aixa de la Cruz, además de otras implicaciones más personales, la figura del autor como creador de mundos de ficción que acaban desbordándose a la realidad. Otro personaje femenino es el protagonista del siguiente relato: “True milk”, en el que una serie de reflexiones de la narradora sobre la maternidad primeriza y la ausencia de instinto deriva en una historia con tintes fantásticos y, de nuevo, truculenta.
No abandona este tono en “Doble”, donde una chica española vuelve a casa para pasar las Navidades con la familia tras haber vivido los últimos meses en Inglaterra huyendo de los problemas que tenía en su ciudad. Lo más destacado de este relato es su estructura: se trata de dos variantes muy similares de la misma historia que aparecen en columnas paralelas. Lo novedoso del formato dificulta un tanto la lectura de un cuento que, además de por ese tour de forcediscursivo, destaca por plantear la dificultad de huir de nuestro pasado.
Una reflexión sobre el pasado también está en la base de “El cielo de Bilbao”, cuento en el que el narrador, por primera vez un hombre, recuerda las bromas pesadas que él y su grupo de amigos gastaban cuando eran adolescentes. La aceptación de la violencia de ETA y la propia pulsión a causar daño a los demás se explican por la necesidad de sentirse aceptado por los demás. Ese mismo sentimiento es el que provoca que el narrador de “Romperse”, otro de los cuentos, acabara siendo bulímico y sufriendo terribles vómitos de sangre que le hacen sentir cercana la muerte y caer al final del relato en un estado de ensoñación.
Los otros dos textos del volumen son bastante diferentes; “Famous blue raincoat” es, además del más breve, el único de todo el libro con un narrador en tercera persona. Destaca por ese escenario que remite irremediablemente a la serie Breaking Bad (una caravana en mitad del desierto de Estados Unidos) y por el final abierto. Por su parte, “Abu Ghraib” se presenta como una carta en la que una presa, con ciertas coincidencias biográficas con la autora, relata a una periodista el crimen que cometió. Retoma Aixa de la Cruz en este último cuento algunos de los temas que aparecen a lo largo del libro, como la adolescencia, la enajenación o el asesinato. Este relato acaba por redondear un volumen cuya lectura se nos hace corta y que destaca por su coherencia interna.
Reseña publicada en El Noroeste.
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