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domingo, 14 de diciembre de 2014

Intento de escapada - Miguel Ángel Hernández



Intento de escapada, Miguel Ángel Hernández Navarro, Anagrama, 2013, 248 págs., 16€.

Introducir en una novela numerosas reflexiones teóricas sobre cualquier campo suele ser peligroso. Es cierto que una de las características del discurso postmoderno es su tendencia a la mezcla de materiales de distinta índole, y que una parte importante de la narrativa actual se siente cómoda mezclando el relato con el ensayo. Sin embargo, esa tendencia a lo reflexivo ha de ser equilibrada y no dejar nunca en un segundo plano a la trama.

Esto es lo que ocurre en Intento de escapada, la primera novela del escritor murciano Miguel Ángel Hernández. En sus páginas son habituales las meditaciones del narrador, que es el protagonista,  sobre el arte contemporáneo, pero están siempre justificadas porque este tema es central en la trama y sus límites son los que pone en juego el autor en la historia protagonizada por Marcos y el transgresor artista Jacobo Montes.

Intento de escapada tiene mucho del género tradicional conocido como Bildungsroman o novela de aprendizaje, en la que acompañábamos a un joven durante los años en los que se forma y descubre la vida. El ejemplo paradigmático de este tipo de obra sería el Lazarillo de Tormes, con la que podríamos encontrar algunos paralelismos en el caso de la novela de Hernández que nos ocupa. Marcos, al igual que Lázaro, va a narrar desde la distancia y la madurez una serie de hechos que lo marcaron en su juventud. Si el protagonista de la novela anónima aprende a base de golpes a valerse por sí mismo y a espabilarse, el joven estudiante de Bellas artes que protagoniza Intento de escapada se enfrenta, en los meses que dura la historia, a una serie de pruebas que lo harán madurar de golpe y aprender aquello que no está en los libros. También vive su primera experiencia amorosa con Helena, una profesora a la que idolatra y que le mostrará con el paso de las páginas su verdadera cara. La brutal didáctica del ciego del Lazarillo estará encarnada aquí por Jacobo Montes, el magnético y cínico artista al que Marcos ayudará a realizar una instalación sobre la inmigración.

Con forme la preparación de ésta va avanzando y va adquiriendo peligrosidad y un cariz cada vez más inmoral, Marcos, un teórico al que nunca le ha interesado ser artista, se irá interrogando sobre los límites del arte y su implicación en la instalación mediante esas reflexiones teóricas a las que hacíamos referencia antes. El extraño triángulo que forman los protagonistas aparece acompañado por otros personajes como Navarro, un disoluto profesor que odia a Helena y a Montes, o Sonia, la única amiga del solitario Marcos. Estos secundarios aparecen más desdibujados que el trío principal y algunas de las tramas que protagonizan, la muerte del padre de Sonia, son quizás lo más prescindible del libro.

De todas formas, el conjunto configura una obra solvente y muy sólida para tratarse de un debut en la narrativa extensa. Intento de escapada es una novela sobre las contradicciones del mundo del arte contemporáneo, que esgrime a veces una justificación ética para llevar al límite al espectador y sacar un rédito económico mayor. Pero, sobre todo, la novela es un relato sobre un chico inseguro que se da de bruces con una realidad que sus libros no han sido capaces de contarle. 


Reseña publicada en El Noroeste



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