Open (memorias), Andre Agassi, Duomo, 2014, 475 págs. 19€.
Tienen las
autobiografías una tendencia hacia lo falaz. La mentira suele ser común cuando
alguien recuerda en un libro su vida. En algunos casos se trata de episodios
inventados que jamás ocurrieron; en otras ocasiones son meros olvidos que, con
el paso de los años, el autor se ve obligado a cambiar por la siempre efectiva
ficción. Este carácter mentiroso implícito en el género se acentúa en el caso
de los personajes famosos que deciden contar su vida en las páginas del libro.
Por todo ello accedí a Open, las
memorias de Andre Agassi que acaban de publicarse en España, con bastantes
recelos y con cierta curiosidad. Este último sentimiento no estaba provocado
tanto por mi interés por las intimidades del tenista estadounidense sino por el
hecho de que escritores como Alessandro Baricco o Jesús Carrasco aseguraran que
Open era un buen libro.
Tras leerlo puedo
afirmar que estoy de acuerdo con estas opiniones, mediatizadas seguramente por
intereses editoriales, y que se trata de una obra que se lee con interés y, en
algunos momentos, con voracidad. Agassi repasa su vida desde su infancia hasta
su retirada del mundo del tenis sin ahorrarse momentos íntimos y dolorosos.
Como en toda buena autobiografía que se precie, en Open hay páginas confesionales; el deportista reconoce que consumió
drogas y que mintió a las autoridades tenísticas para evitar una condena por
dopaje. También se empeña en asegurar que siempre ha odiado el tenis. Este
sentimiento se convierte en un mantra que repite durante todo el libro y que se
explica por la dureza de sus entrenamientos infantiles. Los capítulos sobre sus
primeros años son, como casi siempre en este tipo de libros, los más jugosos;
su padre es descrito como un personaje agresivo y obsesionado en convertir a su
hijo pequeño en un campeón. Esta meta le
llevará a entrenarlo hasta la extenuación, a escatimarle cualquier muestra de
cariño que pudiera ablandarlo e incluso a apostar (viven en Las Vegas) una gran
cantidad de dinero en partidos en el que un Andre aún en categoría alevín se
enfrenta a adultos.
Aprovecha Agassi el
formato del libro para ajustar cuentas con la prensa, con las marcas
publicitarias, que hicieron de él un icono mediático de los noventa, e incluso
con su primera esposa, la actriz Brooke Shields, a la que se retrata como una
frívola más preocupada por alternar con
actores famosos que en escuchar las cuitas de su atribulado marido. Éste se
presenta a sí mismo como una persona introspectiva, agobiada por su odio al
tenis y por su imagen de rebelde, que se apoya en sus colaboradores
(entrenador, preparador físico, agente) para superar las distintas crisis que
vive durante su carrera. Finalmente encontrará un apoyo definitivo en la
alemana Steffi Graf, madre de sus hijos y antagonista de Shields. Aunque no es
un libro sólo sobre tenis, los aficionados encontrarán numerosas referencias a
partidos, entrenamientos y opiniones sobre rivales, especialmente sobre Pete
Sampras, del que se muestra siempre distante por lo radicalmente diferente de
sus personalidades.
Sólo al final del
libro, en los agradecimientos, reconoce
Agassi lo que sospechamos desde el principio: que en la confección de Open ha sido ayudado por un escritor
profesional, el premio Pulitzer J. R. Moehringer. Esta confesión no nos sorprende
porque la mentira es un pecado venial cuando se trata de escribir tus memorias.
Reseña publicada en El Noroeste.
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