Búnker, Toteking, Blackie Books, 2020, 232 págs., 20€.
Que un escritor debutante cuente con el apadrinamiento de Enrique Vila-Matas, seguramente el autor español que más ha influido a los narradores de las últimas décadas, llama la atención. Si a este marchamo, ratificado con un elogioso prólogo, se le suma que la ópera prima es publicada por una editorial tan respetada como Blackie Books, las expectativas ante el volumen se acrecientan. Sin embargo, ninguno de estos dos hechos llamará más la atención al lector que se acerque a Búnker que la profesión de su autor: rapero. Existen numerosos prejuicios, al menos en España, con respecto a este género musical, especialmente en los ambientes más rancios, que lo consideran como una manifestación cultural inferior, incluso con respecto a otros tipos de música.
Toteking, alias del sevillano Manuel González Rodríguez, es uno de los raperos de mayor éxito y prestigio en nuestro país. Pertenece a la generación que protagonizó el despegue del hip hop español a finales de los noventa y los primeros años del siglo XXI. Sus primeros discos, junto con los de la Mala Rodríguez, El Chojin, Violadores del Verso, Nach o sus paisanos de SFDK, supusieron un salto cualitativo y lo convirtieron en un icono del rap patrio, puesto que aún hoy mantiene. Dentro de este mundo, Toteking siempre fue visto en parte como un rara avis por unos intereses culturales, estudió Filología Inglesa, que pueden llegar a ser sospechosos en una género donde la autenticidad se mide por las experiencias callejeras que acumules. Es curioso que veinte años después de su debut discográfico, Toteking vuelva a situarse como un outsider, en esta ocasión dentro de la literatura.
El autor de Búnker es consciente de su excentricidad dentro del rap y de sus rarezas, algunas de ellas relacionadas con el Trastorno Obsesivo Compulsivo que sufre, y en el libro se detallan algunas de estas obsesiones. Tote se presenta al principio como un misántropo, el título de la introducción (“Odio”) es bastante definitorio, pero tras el profundo repaso a su vida que es el libro, acaba convenciéndose de que lo único que odia son algunos convencionalismos de la sociedad que le ha tocado vivir. Estamos pues ante un libro que se puede definir como de “autoconocimiento”, pero que evita lanzar un mensaje moral ni aleccionador y en el que la conclusión es sólo una consecuencia de ese repaso vital que el autor realiza.
En Búnker encontramos algunos de los temas que ya han aparecido en sus canciones: la literatura, de la que se define como “yonqui”, la música, mucho más allá del hip hop, el cine, posee una colección inabarcable de películas, o el baloncesto. En casi todas estas aficiones se siente la huella del padre recientemente fallecido y al que se le dedica uno de los capítulos más emotivos.
El libro gustará especialmente a los aficionados a la música de Toteking; descubrimos sus orígenes en el rap, las anécdotas de las que surgieron algunas de sus canciones más conocidas y también las miserias de la fama y de la vida del artista. Sin embargo, y más allá del interés por conocer mejor a una de las estrellas del rap del país, Búnker puede agradar a un lector ajeno a este tipo de música gracias especialmente a capítulos de aliento más literario como “Salto”, en el que la estructura discursiva imita las asociaciones de ideas que se producen en la mente del autor, o “Gansbaai Hooligan”, donde la influencia de Vila-Matas es patente.
Reseña publicada en El Noroeste:
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