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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Un viaje llamado vida - Banana Yoshimoto



Un viaje llamado vida, Banana Yoshimoto, Satori, 2014, 200 págs., 17€.

Ejerce Japón una poderosa fascinación en muchos occidentales. Sus tradiciones milenarias, la educación de su gente, su proteica cultura, su gastronomía y su tecnología cautivan a muchos europeos que idealizan el país y lo toman como un referente ético y estético. Sin embargo, la literatura de esta nación oriental no se encuentra entre las que mayor repercusión posee en España, salvo excepciones como el aclamado Murakami o el premio Nobel Yasunari Kawabata. Por ello, es encomiable la labor de la editorial asturiana Satori, que publica en exclusiva traducciones de libros japoneses, muchos de ellos recientes.
Dentro de su colección Satori Contemporánea, acaba de editarse este peculiar volumen de la exitosa escritora Banana Yoshimoto, publicado en su versión original en 2006. Esta peculiaridad a la que aludimos reside en la dificultad para ubicarlo dentro de un cauce genérico concreto, algo que, seguramente, sólo nos preocupa a los críticos literarios. Un viaje llamado vida se mueve entre el diario, la crónica de viaje y el ensayo (así es como lo define la autora en el epílogo) sin encajar en ninguno de ellos. La obra incluye una serie de reflexiones y anécdotas de Yoshimoto ordenadas temáticamente en tres secciones y escritas como a vuela pluma, con un estilo desenfadado y sin afán de trascendencia.
La primera parte del libro se centra en la temática del viaje, narrando historias o sensaciones que percibe en las visitas a países extranjeros. Varios de estos fragmentos están protagonizados por Italia, país con el que la autora posee una conexión especial y cuya vegetación, gastronomía o estilo de vida destaca frente a la japonesa. Es éste uno de los rasgos más atractivos del libro para el lector español: la visión, desde una perspectiva oriental, de la cultura europea. Lo mismo ocurre con los fragmentos sobre el país de la autora: se nos descubre un Japón alejado del cliché turístico y en el que se echa en falta la sencillez de los barrios de antaño frente a la vorágine actual de la capital tokiota.
Las otras dos secciones ofrecen una panoplia de temas relacionados con la vida de Yoshimoto, de especial interés para los seguidores de la escritora pero que, en algunas ocasiones, no despiertan la atención del lector. Hallamos en estas páginas reflexiones sobre la maternidad, sobre su estrecha relación con sus mascotas, referencias a los restaurantes a los que acude, etc. Posee el libro cierto carácter impresionista, justificado por la autora en el epílogo, que se matiza un tanto al unir textos de similar temática pero que provoca que algunas de las anécdotas contadas estén un tanto descontextualizadas o incluso repetidas. Este es el caso de la historia sobre la camiseta de Benetton que compraron Yoshimoto y una amiga en la India, que aparece contada tanto en la página 50 como en la 86.

En definitiva, Un viaje llamado vida gustará a los aficionados a la cultura japonesa que, además, se sientan atraídos por las reflexiones entre filosóficas y sentimentales de la autora. El libro está lleno de sus pensamientos y sensaciones y a veces no logra evitar cierta cursilería, lo que lastra bastante el conjunto de una obra que ofrece una visión original y desprejuiciada del Japón de comienzos del siglo XXI, pero en la que echamos de menos una mayor elaboración. 

Esta reseña apareció en el periódico El Noroeste

domingo, 2 de noviembre de 2014

Las manos - Miguel Ángel Zapata



Las manos, Miguel Ángel Zapata, Candaya, 2014, 264 págs, 16€.

A pesar de su abrumadora presencia en los medios de comunicación, apenas destacan en nuestra tradición, más allá de los siempre citados relatos de Roberto Fontanarrosa, obras literarias sobre fútbol. Sin embargo, en esta primera novela del granadino Miguel Ángel Zapata, la celebración de la victoria de España en el Mundial de 2010 actúa como la chispa inicial que prende la trama. Fabula Zapata con la posibilidad de que durante la cabalgata de los futbolistas españoles por el centro de Madrid a uno de ellos, el delantero Fernando Torres, se le escapara la copa de campeón del mundo y ésta fuera robada antes siquiera de chocar el suelo. Este inverosímil hurto provocará una historia paralela a la real en la que encontrar el preciado trofeo se convertirá en una obsesión mundial.
Es aquí cuando Las manos se convierte en una suerte de disparatada novela detectivesca, que nos llevará a seguir por todo el mundo tras la ansiada copa a un madrileño, Mario Parreño, que ha sido testigo del robo. El protagonista es una especie freak, amante del jazz y de las conversaciones con su amigo Julio en el prostíbulo de su barrio, que se toma la coincidencia de estar presente en la sustracción del trofeo como un mandato divino para que sea él el encargado de recuperarlo. La creación de este personaje es uno de los mayores aciertos del libro; sus rarezas y el hecho de vivir bastante desconectado de la vida moderna lo convierten en un digno epígono de Ignatius J. Reilly, el estrafalario protagonista de La conjura de los necios.
Tras dar con la pista del robo en los bajos fondos de la capital madrileña, Mario persigue el dorado trofeo por medio mundo, recorriendo ciudades y encadenando afortunados acercamientos con desastrosos errores que lo llevan a perderlo y a encontrarlo varias veces a lo largo del libro. Los métodos de nuestro excéntrico detective se basan en la intuición, el convencimiento de que está destinado a encontrar la copa y en el resultado de los dados que lanza cuando ha de tomar una decisión importante. Ese peculiar procedimiento investigador lo llevan a enfrentarse a situaciones para los que no está preparado pero que solventa con una mezcla de fortuna y fe ciega en sus posibilidades.
Las rarezas del protagonista, motivadas quizás por su personalidad o por el consumo continuo de ansiolíticos, parecen influir también en la narración, que se aleja a menudo de la linealidad y de la lógica. Posee el libro cierto carácter fragmentario, ya que se mezclan conversaciones, trozos de textos de diversa índole (reproducidos con tipografías distintas a la principal) o reflexiones del propio Mario. Todo ello para lograr una perspectiva parcial de la historia narrada, algo que nos lleva a dudar sobre la lógica interna de los razonamientos del protagonista y a que existan algunos vacíos en su disparatado viaje tras la copa.
Tras varios volúmenes de cuento y de microrrelato, Zapata aprueba la reválida de la novela con esta humorística y disparatada historia detectivesca protagonizada por un personaje poliédrico que se convierte en uno de los mayores logros del libro. Frente a la creación del insospechado investigador Mario Parreño, la novela adolece de cierta falta de intensidad en su parte intermedia, algo repetitiva, que sólo se remedia hacia el final.  

(Reseña publicada en El Noroeste)